Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
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«Al público joven se le debe transmitir sensaciones»

«Al público joven se le debe transmitir sensaciones»

A falta de un año para poder decir que el Alfarero de Plata tiene las mismas vidas que un gato, es conveniente hacer ver que, a pesar de ello, no será así, puesto que gozando de tan afable salud de afición, el idilio de Villaseca de la Sagra con sus certámenes taurinos parece ser inmortal. Ejemplo incontestable frente al efímero valor que se le da al escalafón inferior en la mayoría de las ferias de nuestra geografía, refrendado año tras año con categoría y quehaceres de grandes aficionados a base de compromiso y suma generosidad con aquellos que buscan que se les conozca para abrirse un camino en la profesión. Dos son los tentaderos que hasta ahora se han consumado en estos últimos sábados, de los cinco que hay programados y que llevan consigo un billete derecho a la final del 29 de junio. Un año más, el alcalde de la localidad, Jesús Hijosa, ha tenido la amabilidad de acercarse a las líneas de porelpitonderecho.com para darnos a conocer los cónclaves de esta nueva edición.
Darío Juárez//Foto:Encastillalamancha.es

- VI Alfarero de Plata, XX Alfarero de Oro y consolidación de dos certámenes ya contrastados para el aficionado y de gran valor en la promoción de novilleros. ¿Se puede pedir algo más?

- Yo pediría que cunda el ejemplo porque la base de la tauromaquia pasa por un momento difícil y es importante que haya más gente que se vaya sumando a este carro. Últimamente, parece que en el mundo de la política la tauromaquia ha cogido altos vuelos. Y, a ver si es posible que con el viento a favor, muchos ayuntamientos apuesten por la gestión directa en la medida de lo posible, porque las novilladas es de donde sale el futuro de nuestra Fiesta.

- Dos tentaderos hasta ahora con varios detalles a tener en cuenta, pero con la suerte de varas como protagonista una vez más...

- Sí. Yo creo que cuando hay diversidad de encastes lo que se intenta es potenciar y lucir al toro bravo, porque da emotividad a los chavales cuando ven que salen vacas bravas que se emplean en el caballo. También es muy importante para los ganaderos y complicado a la vez, puesto que es un tentadero a puerta abierta y no es lo mismo que el silencio que se respira en una plaza de tientas de una ganadería. Pero es muy importante para nosotros que se pueda exhibir el tercio de varas.

-  En el mes de febrero, Alberto García, responsable de Tauroemoción y miembro de la junta directiva de ANOET, comentaba que propuso un nuevo sistema para la reducción de costes en novilladas picadas y que después os lo haría saber a los municipios con ferias contrastadas. ¿Ha sido así?

- Sí, a mí me llamó por teléfono y me lo comentó. La idea es darle publicidad, además de la celebración de una rueda de prensa y una presentación con el Foro de Promoción, Defensa y Debate de las Novilladas, porque es de suma importancia apostar por un sistema que elimine gastos y las haga viables. Estamos hablando de aprendices del toreo que no se les conoce ni llevan gente a la plaza, y por eso se promociona la variedad de encastes por el hecho de que no deje de haber un atractivo que atraiga al aficionado. Si eres capaz, en una novillada de pueblo, de meter 2.000 personas en una plaza, ahí hay algo que no funciona. Porque es imposible. Hay que sentarnos y encontrar la mejor manera de arreglarlo para que esto tenga continuidad. Es decir, viabilidad a un proyecto que ahora mismo no la tiene.

- Pese a esa falta de novilladas, ¿por qué cree que salen tan pocos toreros?

- Yo creo que por dos razones: Primero, si no toreas, evidentemente la gente no te ve. Y, segundo, si no tienes oficio no puedes optar a los grandes certámenes donde se echa el novillo serio o no puedes ir a Madrid. Estamos viendo que están yendo chavales, con cuatro o cinco tentaderos, a vérselas con el utrero serio de los rizos, y a quemar una oportunidad de oro en una plaza de ese tipo sin un mínimo rodaje. Porque, sin duda, el oficio es el que te da la seguridad delante de la cara del toro.

- Al revés también ocurre. Parece que ahora a un novillero le cuesta un mundo hacer que el aficionado ponga el ojo en él, habiendo incluso pasado dos o tres tardes ya por Madrid...

- Claro, si al fin y al cabo es de lo que hablamos. Por aquí han pasado chavales que han dado la cara con ganaderías duras, y han llegado a Madrid y no les ha sonado la flauta. Aún cortando una oreja, te pueden repetir pero no te sirve para que se fijen en ti en plenitud. El problema es que no hay novilladas en las ferias grandes, excepto Madrid que sí está apostando. Pero lo que está claro es que si no vas con esa vitola o sin alguien que te arrope mucho, es muy difícil.

- Volviendo a Villaseca, la integridad del toro y la variedad de encastes vuelven a ser el punto de encuentro en el mes de septiembre, con un elenco ganadero excepcional para la vigésima edición del Alfarero de Oro...

- Yo soy de los que siempre he creído que, dentro de hacerlo lo mejor, hay que hacerlo lo siguiente. Hay que emocionar al público tocándole la fibra y ofreciéndole variedad, porque si no la gente se aburre y no viene. Existe una decadencia sorda en la gente que va a la plaza, y al público joven se le debe de ilusionar, transmitir sensaciones, para que acuda y disfrute. Pasa en los campos de fútbol de los equipos grandes: si el equipo juega mal, la gente no paga una entrada para salir desencantada.

- Ahora se ha puesto de moda la incursión de ciertos profesionales en las filas de los partidos. Usted es político, pero en Villaseca nunca se ha politizado al toro, sino que únicamente se ha limitado a defenderlo. ¿Ve necesario este salto al ruedo político?

- Ni lo veo bien, ni lo veo mal. El que se quiera implicar ahí tiene materia para tirar para adelante. ¿Que hay toreros que dejan el mundo del toro para meterse en la política? Me parece bien y en el fondo rompo una lanza por esa gente porque el problema de los últimos tiempos es que la gente ha estado muy acomplejada con el mundo del toro. Yo nunca me he escondido en defenderlo porque creo que, quien no lo haga, está perdiendo una oportunidad de defender uno de los grandes patrimonios culturales de España. Por tanto, pienso que no podemos escondernos tras unas siglas o tener la ambigüedad de decir que no me gustan los toros porque está de moda. Tenemos la obligación de proteger lo que es nuestro y, en virtud de ello, que el pueblo decida si quiere ir o no quiere ir.

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