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Vicente Carrillo Cabecera
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«La Feria de Cuenca es redonda»

«La Feria de Cuenca es redonda»

A las puertas de su decimonovena Feria de San Julián –que se dice pronto– Maximino Pérez cuenta los días para que se abra la puerta de chiqueros y salga el primer toro. No será cualquiera. Será Carcelero, indultado en este coso en el año 2011. Sobre él y su legado pivota un ciclo muy atractivo y en el que ha asumido más riesgos que otros años. Habrá de todo y para todos los gustos. Corrida torista, figuras, jóvenes, rejones… Un ciclo «redondo», tal y como lo define el propio artífice de todo este tinglado. Maximino pone la lupa en cada uno de los aspectos importantes de este San Julián.
Leo Cortijo

- Casi 20 años al frente de la plaza de toros y 19 ferias. ¿Asusta, responsabiliza o uno llega a acostumbrarse? La relación Cuenca-Maximino marcha bien, pero hay pocos matrimonios que aguanten tanto tiempo...

- En este caso el matrimonio es muy bien avenido (risas). Es cierto que son muchos años y que no siempre es fácil, hay que llevarlo con los pormenores del día a día, que siempre generan algunos problemas, pero para eso estamos, para solucionar cualquier cosa que pase. Para llevarlo lo mejor posible e ilusionarme, me mentalizo de que todos los años es el primero, y que debo dar lo mejor de mí. Pienso en los 5.000 abonados que tenemos y que debemos crear ilusiones y expectativas, y para ello es necesario aportar cosas distintas que el resto de ferias. Siguiendo el ejemplo de la relación sentimental, si no sorprendes todos los días, el amor se apaga. Hay que cuidar y mantener la relación.

- Hay una corrida torista, se le otorgan galones de protagonista a un toro, se deja de lado a los mediáticos y se apuesta por los jóvenes… La feria tiene un importante factor de riesgo, ¿no cree?

- Sí. Es una feria de mucho riesgo, sobre todo porque es muy cara económicamente hablando y, por tanto, amortizarla es bastante complicado. Es cierto que el abono en Cuenca responde, pero también hay que tener en cuenta los importantes descuentos en toda la plaza, tanto en sol como en sombra, y eso no genera mucha bonanza en cuanto al soporte económico de la feria. Dicho esto, hay muchísima ilusión en la empresa porque todo salga adelante como deseamos. Hay que pensar además que esto no es flor de un día, ni mucho menos. Ya son 19 años y además tengo por delante un contrato muy largo. Me quedan muchos años al frente de la plaza y la apuesta que hemos hecho tanto con las obras del año pasado, como lo que venimos haciendo con los carteles, es un riesgo continuo.

- En ese riesgo Maximino Pérez se mueve como pez en el agua...

- Me gusta, la verdad (risas). Nunca he sido una persona conformista, ni me he quedado corto por asegurar en este tipo de actividades. Es cierto que los toros no son mi negocio principal, que yo no vivo de ello. Si viviera de los toros, a lo mejor, hubiera obrado de otra manera, es cierto, y en ese sentido juego con ventaja. Pero con todo, prefiero arriesgar con el único deseo de que los aficionados se sientan satisfechos por la feria que tienen cada año, porque eso les hará volver al siguiente.

- El gran aliciente de esta feria es ver de nuevo en el ruedo a Carcelero y que se lidien sus primeros hijos. A ver si alguno corre la misma suerte que el padre…

- Creo que el culmen de cualquier persona, tanto a nivel profesional como en los aspectos vitales, es conseguir los objetivos y las ilusiones que se propone. Llegar a hacer algo que no haya hecho nadie hasta entonces es increíble. Traer a El Pana, conseguir que reaparezca Cristina Sánchez, plantear una corrida monstruo… y así unas cuantas cosas más, son logros que como empresario hacen que me sienta muy satisfecho, contento y orgulloso. Que vuelva de nuevo Carcelero es otro de esos logros, y además convertirle en el símbolo de la feria y que se lidien sus primeros hijos, es especial. Nadie lo había hecho hasta ahora, nunca antes había pasado. Si luego la apuesta sale mejor o peor, ya no lo sé, pero a priori nosotros hemos hecho lo posible. Lo hemos planteado para que sea histórico. Además no ha sido fácil de conseguir, es un proyecto que empezó hace tres años, que se dice pronto.

- Qué importante ha sido José Vázquez para Maximino, y Maximino para José Vázquez, ¿verdad?

- Desde luego que sí. Partimos de la base, y eso ya es importante aunque pueda sonar un poco raro, de que es la ganadería más antigua de España. Yo le comparo con el José Tomás de los toreros. Lidia poco porque tiene pocas vacas y porque él no quiere lidiar más, porque no se mantiene gracias a la ganadería ni tiene necesidad económica de ello. Como José Tomás, solo lidia tres o cuatro corridas al año, y por eso es un privilegio que entre esas esté Cuenca. En la historia reciente de la plaza ha sido la más importante, sin duda, y ha marcado nuestra época actual. Solo el tener la deferencia de prepararnos una corrida todos los años y además ver el espectáculo que ésta da en el ruedo, es un privilegio como digo. Aposté por ella hace 20 años, cuando nadie creía en ella, y el tiempo me ha dado la razón. Hoy se ha convertido en objeto de deseo de toreros, empresarios y profesionales. No es fácil lidiar una corrida de José Vázquez, y Cuenca lo consigue.

- Como en años anteriores, están todas o casi todas las figuras. Este año la única que falta es Talavante. ¿Qué ha pasado?

- El día que se le ofreció torear en la feria tenía ya comprometida una actuación en San Sebastián de los Reyes. Se intentó cambiar el día para poder torear aquí, pero tenía todas las tardes ocupadas. Además, presionó más de la cuenta para venir a la feria porque quería hacer también de ganadero. Asimismo, toreó cuatro tardes en Madrid y no dio la dimensión ni el golpe en la mesa que sí dieron otros toreros en San Isidro, que es la feria más importante. Las exigencias fueron tan altas que llegaron a un punto inasumible para nosotros y, al final, se ha quedado fuera. Dicho esto, nosotros tenemos que defender Cuenca y su feria va a seguir adelante por encima de cualquier torero. No vamos a consentir que nadie nos devalúe o nos deje por debajo.

- Otro aliciente o novedad son los cinco debuts que presenta el ciclo de este año…

- Lo más difícil de todo, fíjate, no es haber programado los cinco debuts, sino que éstos se produjeran y que la feria mantuviera el interés que ha tenido otro años. Hemos apostado por figuras emergentes como Ginés Marín y Roca Rey, y por una baraja de toreros interesantes por lo que han hecho esta temporada. Además, éstos se apoyan con todos los de arriba y con una corrida torista de máxima expectación. Con tanto cambio no era fácil mantener el interés, pero lo hemos conseguido y creo que la feria en su conjunto es redonda.

- ¿Por qué se ha decidido devolver este año el acento torista con la corrida de Cebada Gago?

- Creo que era algo que demandaban los aficionados, y es que desde 2011 no venía una corrida de este tipo. Ahora vamos a ver cómo responde el público en general. Los abonados ese día responderán; ahora está por ver cómo funcionan las entradas sueltas. Personalmente, no me gustaría que fuera por mucho la peor entrada de la feria –y eso que todas las entradas van a ser buenas– porque si las cosas salen bien sería síntoma de que se pueden hacer las cosas así, y que una corrida torista se puede incluir en cada feria. Eso me daría satisfacción personal y profesional. Si la entrada y la afición responde, sería lo mejor para incluir con regularidad una corrida de este tipo en la feria.

- Hay un cartel que a mí me llama mucho la atención. Es el último, sobre todo por incluir a Ferrera en un cartel con figuras…

- Normal que te llame la atención (risas). Es uno de los carteles estrella de la feria, a mi juicio. Acartelar a Ferrera con Manzanares y con Roca Rey, y que además coincida como broche final a la feria, es un aliciente tremendo para muchísimos aficionados. Creo que Ferrera es uno de los nombres propios de esta temporada. Ha estado sensacional y le han dado premios en Sevilla y en Madrid, por ejemplo. Ha estado cumbre en plazas de primerísima envergadura. Si a eso le sumamos que lo podemos ver con Manzanares y Roca Rey… ¿qué más se puede pedir?

- Ginés Marín y Roca Rey, los dos jóvenes que vienen pisando más fuerte, y los dos en Cuenca…

- Prácticamente, diría que son los dos toreos más frescos del escalafón y los que mejor momento atraviesan ahora mismo. A pesar de que son muy jóvenes, entre los dos copan el 90% de los premios de las ferias que llevamos hasta la fecha. Estoy muy ilusionado con ellos. Ojalá tengamos un grandioso espectáculo, y veamos como estos valores debutan en Cuenca con notable éxito. Roca Rey ya estuvo anunciado el año pasado, pero una cogida le impidió venir. En definitiva, son las dos sensaciones del escalafón taurino actual, a los que todos quieren ver en vivo y por eso Cuenca les espera.

- ¿Cómo ha caído la feria entre los aficionados y la crítica? ¿qué opinión le transmiten?

- La percepción que hemos notado, a priori, es muy buena, la verdad. En las redes sociales, nada más que se inundaron con imágenes de los carteles, nos llegaron las felicitaciones y las buenas palabras. Además, compañeros de profesión y, sobre todo, los aficionados conquenses me transmiten su satisfacción por los carteles que hemos presentado. En general, la feria ha caído muy bien. Y es que hay de todo y para todos los gustos. Figuras, corrida torista, jóvenes, el homenaje a Carcelero, novedades, alicientes y cosas nuevas. Ahora solo falta que se cumpla lo que ya no está en mi mano, y es que todos los días embistan tres y cuatro toros para garantizar el espectáculo. Esa es mi principal preocupación en este momento.

- ¿Cuánto trabajo le lleva a Maximino Pérez organizar una feria de esta importancia?

- Prácticamente un año. Casi cuando estamos liquidando la feria presente, ya hay aspectos que se quedan apalabrados y vistos para el año siguiente. Aquí tenemos un trabajo de día a día y a lo largo de todo el año. En algunos casos, incluso, es mucho más. Lo vimos el año pasado, por ejemplo, con Cristina Sánchez, y éste con el homenaje a Carcelero, pues se lleva fraguando tres años. Lo hemos seguido desde el principio, cuando empezó a padrear. Tuvo 17 hijos, de los cuales solo nueve fueron machos. De esos, algunos se fueron lastimando y no se pueden lidiar en la feria. Solo quedaron cinco al final, y cuatro son los que vienen. El proyecto es muy ambicioso y ojalá, por su resultado final, mantengamos la ilusión y el esfuerzo que le hemos puesto desde el principio. Será algo único, y si embisten como el padre lo vamos a pasar muy bien (risas).

- A estas alturas, no cabe duda de que la feria taurina es uno de los eventos del año en la ciudad. ¿Qué sería Cuenca sin los toros?

- Imposible verlo así. Sería impensable concebir esta ciudad sin su feria taurina. Llevo 20 años aquí, y me considero un conquense más. Como todos, creo que una Feria y Fiestas de San Julián sin los festejos taurinos sería algo cojo, algo a lo que le faltaría una parte importantísima. Seguro que ningún conquense percibiría un final de agosto sin los toros. Forma parte de nuestra tradición como ciudad. Además de todo ello, no hay que olvidar la repercusión económica que la feria taurina tiene en la ciudad, sobre todo en un sector estratégico como es la hostelería y el ocio. Una inyección económica directa e indirecta de 2,5 millones de euros no es moco de pavo... De hecho, es una de las más importantes que tiene Cuenca a lo largo de todo el año. En definitiva, creo que intervienen muchos factores, pero sobre todo cultura, tradición y economía. Cuenca necesita su feria taurina y, también, su feria taurina necesita a Cuenca.

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