Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
Entrevistas. Al Natural
Volver
«Los toreros debemos apoyar a los jóvenes»

«Los toreros debemos apoyar a los jóvenes»

El nombre de Tomás Campuzano nos retrotrae a una generación dorada del toreo que labró su carrera en la que muchos nos aficionamos al toreo. El diestro sevillano, miembro de una gran estirpe artista, se hizo grande en tardes inolvidables como los míticos Lunes de Resaca de Sevilla. Inmortalizó a Topinero, conquistó Madrid, Pamplona, Bilbao... y el próximo 1 de abril vuelve a torear en público en el tentadero benéfico de Villaseca de la Sagra a favor del niño Diego del Cerro, aquejado de una grave enfermedad. Hablamos con Tomás Campuzano. Hablamos con una gran figura del toreo.
Jaime López

- Vuelve a torear en Villaseca de la Sagra por una buena causa… 

- Vuelvo por el motivo de intentar apoyar al chiquillo que lo necesita, para una cosa tan especial hay que volver. Estoy retirado, no toreo festivales, pero es un tentadero. Es algo especial. Se han portado muy bien con los Campuzano en Villaseca, nos hicieron un homenaje a la familia. El proyecto del alcalde, Jesús Hijosa, es extraordinario. Cuando me llamó para ver si quería torear el tentadero no lo dudé, ya que también es para promocionar a los nuevos valores, para darles a conocer.

- ¿Cree que los tentaderos quitan lugar a los festivales?

- Los toreros que ya estamos retirados si no es por cosas así es difícil que nos vean en público los nuevos aficionados. Y los aficionados mayores nos han visto pero les gusta recordarnos. Los festivales son para toreros que están en activo, también para alguno retirado, pero esto no es lo mismo. Esto no quita el sitio a los festivales. Montar un festival para un beneficio es costosísimo y si quieres que quede algo como el caso de Villaseca lo más rápido y fácil para que así sea es con un tentadero.

- Será un día especial en el que se volverá a reunir con cuatro compañeros de viaje, como Ortega Cano, Manili, Morenito de Maracay y Juan Mora…

- Con José he toreado muchas tardes, hemos tenido una admiración mutua con una rivalidad sana en la plaza. Somos muy buenos amigos y me hace tremenda ilusión compartir cartel. Con Manili toreé muchas de Miura en Pamplona. Con Morenito ni te digo, hemos toreado muchas tardes juntos en Venezuela, país en el que tenía un enorme cartel. Con Juan toreé de las primeras veces que él lo hizo, en Gerena. En definitiva, con los cuatro he compartido muchas tardes y encontrármelos en la plaza será bonito, emocionante y nos traerá muchos recuerdos.

- Ese día actuará en collera junto al novillero Miguel Uceda. Háblenos un poco de él.

- Está intentando abrirse camino. Es de Gerena, de dónde somos nosotros, y está en la Escuela Taurina de Camas. Tiene buenas virtudes, aunque ha toreado poco. Ésta era una ocasión muy buena de darle oportunidad para darse a conocer y demostrar lo que lleva dentro. Lo llevo a los tentaderos, me gusta ayudar a los chavales que veo que pueden tener condiciones.

- Decía el gran torero de plata Ecijano II que es un deber de los profesionales ayudar a los más nuevos. En usted esa regla se cumple con creces…

- Cuando he estado toreando en el campo me he llevado siempre a un chiquillo. Eso se ha perdido, salvo algunos que todavía los llevan. Muchos toreros ya van con el banderillero y no quieren a nadie, no dan oportunidad a los chavales. Yo sigo haciéndolo y cada vez que hay un tentadero o voy al campo les llevo, les abro el camino porque a mí me pasó; sé lo difícil que es encontrar un tentadero y opciones de darte a conocer. Los toreros estamos obligados a apoyar a la juventud, a los que vienen pidiendo paso, sobre todo a los chavales que se les ven condiciones para funcionar, como el caso de Daniel García, por ejemplo. Hablé con Jesús para ponerlo en Villaseca y no lo veía por torear poco. Le dije que sería el triunfador de la feria y así fue. Cuando los profesionales que vivimos el día a día de los chavales pedimos sitio es que les vemos condiciones para ser toreros. Eso lo deberían saber las empresas y las comisiones taurinas, que no están al día de lo que pasa en el campo y quién anda bien.

- Siempre está sacando nuevos valores, ¿qué debe tener un novillero para fijarse en él?

- Mucha afición y dedicación… Son muchísimas las cosas que tiene que tener para funcionar: valor (siempre digo que con que tenga el justo de ponerse el traje e ir a la plaza), ser inteligente dándose cuenta de cómo son los animales, que entienda rápido lo que le explicas de la lidia y de la colocación, que escuche en la plaza... Sobre todo es muy importante la afición, que quiera ser torero y llegar arriba. Aquí llega el que quiera llegar aunque tenga menos condiciones. Esto es de mucha dedicación, afición y estar las 24 horas pensando en el toro con capote y muleta en la mano. Se aprende todos los días.

- Hablemos de su carrera, maestro. En su infancia huía de los cercados de los animales bravos cuando tenía que cruzar por ellos. Sorprendente para una posterior figura del toreo…

- A mí me daban miedo los animales cuando atravesaba, por la finca de Albaserrada, del campo al pueblo. Daba un rodeo tremendo para no tropezarme con el ganado bravo porque me daba miedo del animal en sí. Luego descubrí que con técnica y dedicación lo podía superar. Fui descubriendo que tenía una afición desmedida. Siempre quise mejorar, quise ser el mejor, perfeccionarme cada vez más. Sigo pensando que cuando me retiré me faltó haber estado más años para demostrar más cosas como torero. Me veo con más gusto ahora cuando me lo permiten. El otro día toreé una becerra cómo en mi época de figura no lo hubiera hecho. Cuando tienes el toro en la cabeza se aprende y se superan muchas cosas, sobre todo el miedo al toro, el miedo escénico y al ridículo, que es una de las partes que más miedo me daban. Me daba miedo hacer el ridículo delante del toro. Fui capaz de demostrarme que triunfaba y conectaba con la gente.

- Inicia su carrera de matador de la mano de la familia Martínez Uranga, ¿echó de menos más atención de ellos hacia usted?

- Sí, toreé poco. Me dieron la alternativa en Sevilla y estuve bastante bien sin cortar orejas. Toreé dos corridas más triunfando y me quedé parado hasta casi agosto. Después, de mitad en adelante, tras una sustitución en Santander toreé algo más pero era poco (doce festejos) porque quería alcanzar la meta antes de lo previsto. Ese año de rodaje me vino bien porque la carrera de novillero me vino muy seguida y más aún la de matador. En 1980 destaqué en Madrid y eso me abrió las puertas. Toreé tres antes de San Isidro y otras tres durante la feria. La inicial, la de Murteira, el Domingo de Resurrección, me lanzó a las ferias y toreé cuatro tardes en Bilbao, Logroño, Francia... ya no me bajé del carro. Tuve una regularidad tremenda hasta los últimos años, en los que fui a menos con los jóvenes pero había dado vueltas a España ya en mi carrera. Me retiré en 1999; las empresas me esquivaban y me fui antes de que me echaran. Creo que me fui con el apoyo del público que tenía, pero cansado de que no me daban el sitio.

- Recuerdo una entrevista a su apoderado, Alberto Aliaño, en la que decía que les perjudicó a usted y su hermano, José Antonio Campuzano, el hecho de torear juntos. ¿Usted piensa igual?

- No. Lo que nos perjudicó fue que éramos un nombre muy repetido todas las ferias. En Sevilla, si yo toreaba dos o tres y él también, llenábamos los carteles con el nombre Campuzano. Como los dos íbamos por libre, una vez ponían a uno y otras veces a otro. Si en una feria triunfaba y al año siguiente pedía más dinero, me dejaban parado y le ponían a él, y al revés. Cuando estábamos en la plaza juntos iban a vernos. Se recuerda como de los mayores llenos en Córdoba el mano a mano de los dos con Victorino. En la plaza íbamos a intentar ser el mejor. Sabía que arreaba mucho mi hermano y lo pasaba mal. Dos cornadas fuertes que tuvo fue conmigo y me hacía sentirme mal el ver cómo arreaba. Yo no me quería quedar atrás y el también lo sufría.

- Es recordado matando corridas de las llamadas duras, ¿se le encasilló en ellas?

- Quise estar en todas las ferias y no perder comba. Debí decir que no alguna vez. Maté corridas buenas en grandes carteles y en las ferias fuertes. En los últimos años me llamaban solo para las duras y eso me hizo pensar, un poco precipitadamente, mi retirada. Con 20 años en esta profesión, matando lo que maté, era el momento. 

- Los Lunes de Resaca de Sevilla, con la corrida de Guardiola, alcanzó gran fama con enormes triunfos como con la lidia inolvidable de Topinero. ¿Qué siente al ver que ya no se celebra este festejo?

- Nostalgia. Era un día muy especial. Ese día se perdió porque se quitó el lunes festivo de la ciudad. Era un día de importancia tremenda. Cuando quitó el día de fiesta el Ayuntamiento, se quitó la corrida pero si se hubiera seguido dando hubiera seguido yendo gente porque era especial por el encaste, porque iban los puristas que buscaban el toro en su lidia total y eso fue lo de Topinero. Fuimos generosos para que triunfara él y nosotros. Fue una tarde memorable para torero, ganadero, feria, plaza... Y no fue de mis mejores tardes, pero fue muy emotiva y quedó en la mente de los aficionados.

- Sorprende escucharle decir que no fue de sus mejores tardes…

- No. Fue bonita, pero he toreado mejor incluso otras de Guardiola. Topinero tuvo la relevancia en el tercio de varas y por cómo vino todo. Si ves el vídeo todo vino desde el principio bien aunque me quitó el capote. La lidia de Ordóñez, los puyazos de Martín, la disposición mía con cosas buenas... En el primer toro pegué mejores pases y estuve más a gusto.

- Es miembro de la generación de los 80. Una generación a la que se está haciendo justicia con el paso del tiempo…

- Sí, entramos hasta los del 79 como Ojeda, Espartaco, Muñoz y yo. Esa generación fue importante, de toreros con personalidad y atractivo diferente. Había grandes figuras pero nosotros entrábamos en cualquier feria y cartel y los aficionados iban a vernos. Pasó lo que pasa este año y el pasado, que hay una baraja de toreros jóvenes que compiten con las figuras. Aportábamos frescura y nuevas ilusiones. El toreo es así y hay que ir dejando paso a los nuevos para que la afición no decaiga y el mundo del toro se mantenga con el interés que debe tener. Son grandes figuras las que hay, pero hay carteles que se repiten y el poner la frescura de los nuevos que han salido le da alegría a los carteles. No están acabados los toreros, pero es muy importante que los jóvenes estén a su vera. Entonces hubo toreros que reaparecieron en nuestra época de gran interés que ahora no hay. Se hacían carteles con un torero de otra época, figuras como Manzanares, Capea o Dámaso y uno joven como Ojeda, Muñoz o Campuzano. Esos carteles eran de gran interés.

- Es obligado preguntarle sobre la polémica del indulto del toro de Garcigrande en Fallas. ¿Cree que el indulto es esencial para no perder aficionados?

- Bajo mi punto de vista el indulto debe ser riguroso. El indulto debe ser para que no nos ataquen tanto los antitaurinos y demostrar que un toro bueno tiene derecho a la vida. Viene bien de cara a defendernos de los antis que dicen que el toro no tiene opción a vivir. Esto demuestra que el toro se defiende solo. Hay toros que se indultan que a lo mejor no valen para sementales. Indultar un toro bravo, que dé espectáculo y que el público lo pida, debe hacerse no solo para el bien de la ganadería, ya que también demuestra a los antis que el toro se defiende con su bravura. Estoy a favor del indulto.

- ¿Lo ve como un premio al toro?

- Sí, a la casta y no solo al ganadero  A veces indulta el torero y otras se indulta solo. Es demostrar que el toro triunfa cuando se lo gana. Cuando se indulta es que el toro ha mostrado algo extraordinario en su comportamiento. El que sale triunfando es el toro, más que el ganadero. Así se demuestra que ha sido capaz de poner de acuerdo a 12.000 personas. He visto indultar toros de los que el ganadero dice que no le sirven, pero a otras de segunda sí les interesa. Los indultos no deben ser todos los días, pero en ese caso en concreto López Simón tuvo que seguir toreando más para que fuera más fuerte la petición. Desde que salió el toro demostró que era bravo, noble, con codicia y duración. A lo mejor no le sirve al ganadero, pero sí a otro que le haga falta.

- ¿Esto no nos acerca a una fiesta sin muerte?

- No, es otro tema distinto. El toro tiene que demostrar en la plaza que es bravo, que dura, que transmite, que repite y es noble. A lo mejor no se le han dado los tres puyazos que debería tener porque quizás, hoy en día, a las ganaderías les hace falta más casta. No hay que indultar por indultar, sí al que transmite y conecte con el público. Cuando piden el indulto es porque el toro ha sido capaz de poner de acuerdo a la gente, más o menos aficionados. Eso es igual que cuando no se puede indultar en plaza de cuarta, ¿qué culpa tiene el animal de lidiarse en una plaza de esa categoría? El toro cuando es bravo lo es se lidie donde se lidie.

- ¿Cómo fue el indultado Pasmoso en el peto?

- El animal repetía. No le pusieron bien al caballo, porque si no, hubiera ido bien perfectamente. Con Topinero tuve la paciencia de jugármela poniéndole a 15 metros y el picador llamándole como en un tentadero. Si a Pasmoso le hubieran puesto, habría ido. Vino al relance porque deseaba ir al caballo. La lidia la llevaron al relance no pensando en darle la opción de demostrar lo que era. Aún así, él demostró lo que llevaba dentro.

- Pero a Topinero usted no le hubiera indultado…

- No, fue espectacular pero ese toro (algunos lo pidieron) miró a la puerta de chiqueros, no tuvo la duración que debía y se acabó mucho en el caballo. No le hubiera indultado. No demostró en la muleta ni humillación ni repetición. Hubo que darle los muletazos de uno en uno y al final iba andando hacia chiqueros. No se puede indultar a un toro así. El de Garcigrande no dejó de transmitir.

Sigueme en Twitter Sígueme en Twitter @ALCOBENDAS82
Comparte y comenta esta noticia: