Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
Entrevistas. Al Natural
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«Me han respetado porque he respetado a la afición»

«Me han respetado porque he respetado a la afición»

«¡Que viene Manili!». Un grito de guerra que todavía perdura, clara señal de la huella que marcó en el toreo este gran torero. Un diestro que pechó con lo más duro del campo bravo y lo hizo conmoviendo a los públicos por la vía del mayor de los valores. Pundonor, casta y amor a la profesión. Todo un mito. Hablamos con el gran Manili.
Jaime López/Foto: ABC

- ¿Cómo se inició en este mundo?

- Me inicié de aficionado, yendo al campo a los tentaderos, de tapia, pero sin escuela. Trabajaba desde niño, había que hacerlo. Lo hacía en la finca que luego compró Martín Berrocal y me quedé allí con la compra. Iba a herraderos, a faenas de campo a otra ganaderías y ahí di el paso. Empecé con 19 años sin caballos, me pilló la mili de por medio. Antes había estado de becerrista pero como no tenía padrinos, ni medios, ni pagaba...

- Una edad algo tardía para empezar. ¿Qué enseña el campo?

- El oficio. No te pules igual que ahora los chavales que van a la escuela. A ellos les hablan de la estética y de llevar «por aquí y por allí»..., pero el valor no se aprende. Yo llevaba ya el sentido del temple, toreaba despacio. Eso lo llevaba yo en la cabeza pero a unos les cuesta más sacarlo que a otros y, además, te ponen trabas.

- Ha cambiado el que aspira a ser torero...

- No van al campo. Antes íbamos a los tentaderos en bicicleta y andando hasta 60 kilómetros, ahora solo van en coche. Cuando van chavales, van en plan figura. Muy bien vestidos, ¡no veas cómo! y si no pueden ir en coche no van. Es distinto, hay otros medios. Los padres también han cambiado. Nos decían nuestros padres: «¿tentadero? vete andando» (risas).

- ¿Echa de menos no haber podido ir a una escuela taurina?

- No.

- Ese oficio y esa educación en el campo ha hecho que muchos consideren que es el mejor torero tentando en el campo…

- Eso dicen. Ha habido muchos buenos profesionales que lo hacen, que conste. Lo he hecho bien porque es algo que me ha gustado. Yo he aprendido de los que saben: ganaderos, aficionados, gente sabia... De todos ellos he aprendido.

- ¿Cree que ahora se sigue escuchando a los mayores?

- Estoy un poco quitado de esto pero hoy, aunque hay de todo, hay poco respeto a los mayores. Van los chavales al campo y creen que saben más que nadie. Otros no, otros quieren aprender. Le dije a uno que le había cogido el novillo que le pegara el pase de pecho por el pitón derecho porque se le había metido por el pitón izquierdo. Él me dijo que era trampa. «Yo he visto a Rincón haciéndolo y es figura del toreo, no son trampas. Le funciona la cabeza». No me hizo caso y le pegaron una cornadita. Ahí dije que se acabó y duré poco con él. Los muchachos creen que nos estamos equivocando y a mí, a estas alturas con lo que he visto, ya no me equivoca nadie.

- Su carrera no fue fácil, tampoco de novillero...

- Me pulí de novillero, para coger oficio. Ahora torean 20 y les dan la alternativa. Llega el parón y se quedan sentados. Hay chavales que se aburren y otros aguantan y les llega la hora. Aquí está el ejemplo de Paco Ureña que estuvo luchando y le ha llegado su hora.

- Sevilla se le entrega pese a ser un tipo de torero muy diferente al patrón de torero sevillano, ¿no?

- Era distinto a esa idea de torero sevillano pero me querían mucho, he estado bien siempre allí. Me han respetado como respetan a los toreros que responden. Te dan sitio. Hay que ser muy continuo para que te den sitio y sin resbalarte ya que con un resbalón te quedas en casa.

- El nombre de Manili evoca valor pero fue mucho más que eso…

- Cuando me han dejado torear las corridas lo he hecho. Cuando pegas ocho o diez lambreazos responden en Madrid, Sevilla o dónde sea. Casi nunca he matado corridas de toros facilonas pero cuando me embestían por derecho, llegaba arriba.

- ¿Sevilla o Madrid, maestro?

- Madrid me ha respetado mucho, Sevilla igual. En Madrid me acoplé al toro de Miura y el de Miura se acopló a mí, es cosa de los dos. He cuajado varios toros y me respetaban. Cuando voy a Madrid se acuerdan, eso te da alegría.

- Es muy querido en tres plazas muy distintas como Pamplona, Madrid y Sevilla…

- Me han respetado mucho porque he respetado a la afición. Siempre he dado la cara, nunca he sido un tío creído. Yo era matador pero saludaba a todo el mundo sencillo y del pueblo. Nunca he sido orgulloso, me llevo bien con todo el mundo.

- ¿Echó de menos matar más del otro tipo de corridas?

- Hombre, pues sí. Es distinto matar Miura, Cura de Valverde... Ahora el Victorino es mejor, humilla más, es más enrazado. Ahora hay más duras que las de Victorino. Yo he cuajado muchas de él. Torear corridas de esa clase como Pablo Romero no son fáciles. En las otras sientes más el toreo. Las duras son más de pelea, es distinta una de otra.

- ¿Se prepara distinto?

- No, igual. Nunca sabes cuando va a salir el toro malo. En ganaderías de las buenas puede salir uno con más peligro que en las otras. Tampoco es fácil torear un toro bueno, con raza. Un toro bueno se te escapa en nada.

- ¿Se tapan más en las duras las tardes malas?

- Te puedes tapar más pero al final te ven, la gente no es tonta. Saben cuando te entregas y cuando no. Cuando pegan tres espantás dicen que no eres el mismo.

- Con su enorme historial, con el cariño que le tiene el público todavía, ¿echó de menos un mejor trato?

- Me hubiera gustado matar menos corridas duras. Me encasillaron y me metieron en un cartel en el que, en las ferias, la dura era para Manili. Siempre estábamos metidos en la guerra: Miura, Pablo Romero, Victorino... Eso te revienta.

- Por las empresas no, pero usted es uno de los toreros más respetados por el aficionado…

- Cuento con ese respeto. Hay gente que respeta, que sabe hablar y que ve al toro. Ha habido gente en el periodismo que en vez de hablar del toro y el torero han hablado al revés por no haber visto cómo era el toro. No puedes comparar el toreo con estos hierros con respecto al del día antes con, por ejemplo, una de Juan Pedro. No puedes comparar una toreable con la dura. Mucha gente no quiere entrar en las de Miura porque te exige mucho. A Miura le rompen toros buenos pero no son facilones. 

- ¿La prensa es injusta con toreros como usted?

- A mi me han respetado pero deben ver el toro que tienen delante. Hay toros que tienen un peligro sordo y no lo ven. Luego te atacan mucho por no hacer una cosa u otra. El toro de Miura o de otra dura tienen 10 o 15 muletazos, no tienen más. Es muy difícil. Coger el ritmo a las duras no es fácil.

- ¿La importancia del caballo ha variado en las corridas duras?

- Siempre ha sido importante, en Francia sobre todo. Hoy también se les pega menos, la puya es distinta ya que era más gorda antes. En las duras los quieren ver más, va otra clase de aficionado, los quieren ver largos y hay que decirle al picador que mida y señale. A las duras va otro tipo de público y quiere ver el toro en todos los tercios. 

- Las figuras no matan las duras…

- Ellos no quieren las duras. Hacen bien, la verdad. Me parece bien que elijan. En el toreo no te agradecen nada y cuando te resbalas, te vas a casa. Hay toreros muy buenos y si les metes en las duras no pueden hacer el toreo como hacen ellos de 80 pases. Con estas no es poner la muleta y que embistan 20 veces. Hay toreros que pueden mucho, con mucho oficio pero no quieren las corridas duras.

- ¿Si hubiera podido, no mata Miura?

- Sí, pero tantas no (risas). Matar la camada entera es duro. Yo respeto mucho a la ganadería y lo que me ha dado. Me dio en Madrid, Pamplona, Sevilla... La respeto mucho pero si me hubiera evitado en vez de matar ocho, matar cuatro pues mejor (risas). Digo lo que dirían los toreros. Estoy orgulloso de haber matado de Miura y si pudiera todavía la mataba.

- Nunca es tarde

- (risas).

- ¿Por qué vuelve?

- Me lo ha pedido Pedro Santiponce. No estoy en activo salvo alguna becerra en casa o en casa de un amigo. Es algo que sirve para hacer afición y que ayuda a un niño. No voy en plan de reaparecer, no vuelvo a torear. Ha habido un festival en Cantillana y dije que no, esto es para gente nueva. Para volver hay que estar preparado y no lo estoy. Una becerra en un tentadero es distinto. 

- Pedro Santiponce, ¿casi un hermano?

- Sí, ha estado muchos años a mi lado. Hemos vivido mucho juntos, desde hace muchos años.

- ¿Qué echa usted más de menos en el toreo, maestro?

- Los viajes, los tentaderos en el campo, el traje de torear. Echo de menos la vida mía que era el toro. Ahora vivo con mis naranjos, con mis olivos, es distinto. 

- Pero el gusanillo, el día 1...

- (Risas). El día 1 vamos a echar un buen día. Toreé una becerra en mi casa hace tres días. Tengo unas vacas, no como ganadero, como hobby. Las becerritas las toreo aquí, las tengo para mis amigos.

- De Victoriano, maestro.

- De esas vi pocas (risas). Eso sí, he hecho faenas de campo allí. Cuando compró la ganadería a Algarra le tenté los machos. 

- ¿Se imagina que la vaca fuera de Miura?

- (Risas) voy mucho, me gusta ir. Hacemos tentaderos que te exigen mucho, son vacas que te dan. La que es mala, ni uno le pegas. La que se deja la vas estudiando y la haces. Me he divertido mucho allí. Es un tentadero que no es fácil pero que te sirve mucho.

- Cartelazo y Santiponce le echará una mano...

- Ese cabrón se lo come todo y está cuadrado (risas). Es un gran cartel. Con Tomás toreé mucho, Juan Mora toreó conmigo la de la cornada en Almería. El padre era empresario, Mirabeleño, me dio muchas novilladas cuando empezaba. Con José también, espero que se recupere, y con Morenito. Es, como te he dicho, un gran cartel. 

- Con el tiempo se está valorando más a su generación y la gran variedad que había…

- Éramos distintos, ahora son más iguales. El toreo era distinto, el toro era de otra forma. El toro sale picado de chiqueros. Antes a los toros le daban dos o tres trancazos y ahora dos puyazitos. Ahora quieren 80 pases y es muy difícil, no aguantan tanto. A uno de Guardiola le pegué 20 muletazos y le corté las dos orejas. Era otro mundo los años 80.

- ¿Mejor o peor?

- Te exigían más que ahora. Hoy a los públicos los veo más fáciles que antes. Hoy van a divertirse, antes te exigían más. Hoy es distinto, la prensa te exigía más, te daban leña.

- ¿Creen que caben menos toreros en la cabeza que antes?

- Sí. Veo a Rafaelillo y a otros que se merecen un respeto muy grande. Cuando resbalan dos veces con las duras se van a casa. Hay que respetar a los que matan las duras, no es fácil.

- ¿Las carreras son más largas ahora porque pegan menos los toros?

- Últimamente pegan pero menos que antes. El toro de hoy es más definido, pegaba más el de antes que ahora. En la época nuestra había siempre cogidos unos pocos, hoy menos. Es cuestión de rachas.

- La última, para Miura. ¿Ha cambiado mucho?

- Hoy el toro de Miura sale más toreable que antes, más bajo. No sale como salía antes, era más zancudo. Hoy sale duro pero no tanto. Han adaptado al toro de ahora, la gente quiere ver un toro que le peguen más de diez pases. Es más toreable.

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