Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
Entrevistas. Al Natural
Volver
«Nunca se llega a ser comprendido por todos»

«Nunca se llega a ser comprendido por todos»

Es un recién llegado a la Presidencia de Las Ventas, pero ya goza del beneplácito de los aficionados. Jesús María Gómez Martín se ha ganado el respeto de los aficionados y goza del cariño y la admiración de (casi) todos. Su llegada al palco en abril del año pasado supuso aire fresco en la autoridad venteña, revolucionando las redes sociales y dotando de cercanía a un estamento poco familiarizado con los aficionados. Desde las teclas de su móvil interactúa con sus seguidores y da réplica a todos y cada uno de los interrogantes de la afición, y es que este comisario del Cuerpo Nacional de Policía, que día a día lucha contra las redes de inmigración ilegal y falsedades documentales, tiene la templanza necesaria para dirigir un cargo en el que tarde tras tarde está en boca de todos. Esta temporada serán 15 –Beneficencia incluida– las tardes que presida, y la responsabilidad es máxima teniendo en cuenta que de sus decisiones dependerá el devenir de la Fiesta en la plaza más importante del orbe taurino.
Alberto Bautista

- ¿En el palco se vuelve uno más exigente?

- En el palco tienes la posibilidad de llevar a sus últimas consecuencias la exigencia que quieres para el espectáculo. Ante todo, el presidente es un garante del normal desarrollo del mismo, y por supuesto de los derechos de los aficionados. Antes que presidente me gusta considerarme aficionado, y es que tengo ante mí el enorme lujo de hacer ostentación de la exigencia a la hora de conducir el espectáculo, mediatizada por el cumplimiento del Reglamento de Espectáculos Taurinos, pero sobre todo por el lugar donde se ubica el palco: Las Ventas. Madrid es Madrid y el día que se pierda la exigencia ya nada volverá a ser igual.

- ¿Cómo llegó al palco de Las Ventas?

- Mi afición comienza en Zaragoza, mi ciudad de origen. Aunque he tenido la gran suerte de que dentro de la estructura policial hay una división de formación y perfeccionamiento que organiza cursos de delegados gubernativos y de presidentes, y desde 1990, que es cuando comienzo a ser inspector, fui haciendo estos cursos. Después estuve cinco años desempeñando dichas funciones en Las Ventas con distintos equipos presidenciales y, cuando ascendí a comisario de Policía, una de mis mayores aspiraciones era subir al palco. La experiencia siempre ha sido clave a la hora de ascender.

- ¿Qué es lo más duro de estar en el palco?

- Más que estar, es lo que sientes por lo que está ocurriendo en el ruedo, o que el ganado que a priori tenía en el reconocimiento una presencia estupenda, una vez aprobado el festejo con el rigor y el sentido común para que diera un juego determinado, pues finalmente no es así… Pero ante todo es un honor interpretar desde el palco el arte del torero y el sentir del público.

- ¿La corriente predominante del indulto es beneficiosa para la Fiesta o perjudicial porque baja el nivel de exigencia?

- Si con la concesión de indultos bajamos el nivel de exigencia, será perjudicial para la Fiesta, y es que dicho premio debe ser excepcional. Cuando pretendemos que algo excepcional se convierta en habitual, lo que estaremos haciendo será devaluando un rito milagroso. Es malo que se regalen indultos porque se crean equívocos; y es que el toro que merezca por su desarrollo en los tres tercios recibir dicha concesión, deberá tener una cualidades muy significativas.

- ¿Qué cree que debe tener un toro para ser premiado con el indulto?

- Debe tener un comportamiento completo, que no solo consista en embestir y en reiterar la embestida, sino que tiene que ser un toro encastado, sin que la nobleza sobrepase la bravura, pero sobre todo deberá ser un animal que se haya entregado en el tercio de varas, y que por supuesto en la faena de muleta tenga un torero delante que sepa lucirlo como es debido.

- ¿Tiene miedo de estar en el palco, y que salga un toro que sea bravo en todos los tercios y le pidan el indulto?

- ¡Hasta me hacen bromas con que pueda ser este año en San Isidro! Aunque mi recorrido en el palco es corto, uno no puede evitar que la decisión final no pueda contentar a todos.

- El año pasado en la corrida de Saltillo ocurrió algo que llevaba muchos años sin pasar en relación a las banderillas negras, ¿con otra ganadería, si hubiera ocurrido lo mismo, sacaría también el pañuelo rojo?

- No debería temblarme el pulso. En el caso particular de la corrida de Saltillo, que por cabezonería saqué entera haciéndome eco de la ilusión de los aficionados y del respeto a un encaste muy definido y característico, me costó discutir con algún miembro del equipo veterinario. La punta de bravura con esa mansedumbre tan peligrosa me animó a sacar el pañuelo rojo.

- ¿En algún momento han sufrido presiones para la concesión de trofeos?

- Particularmente no las he sufrido, aunque si alguien me ha presionado he sido yo mismo… Uno tiene simpatía por la duración de las faenas, por la forma de ejecutar la suerte suprema, y a veces me ha pasado que iba a otorgar una oreja y finalmente no la ha merecido. Tengo la enorme suerte de que me conoce poca gente, tan solo saben de mí los aficionados. Además, rehúyo de la relación de ganaderos, que creo que es una ventaja, y es que me debo al respetable.

- Y si llega el caso, ¿estaría dispuesto a dar un rabo?

- Si se dan las circunstancias para dar un rabo en Madrid y no lo doy, sería un mal presidente.

- ¿La exigencia para la concesión de trofeos es mayor en San Isidro que durante la temporada?

- No es mayor, sino diferente. Durante la Feria de San Isidro hay un público entendido que valora cosas que otros no hacen, como la vuelta al ruedo, la importancia de recibir o no avisos con faenas triunfalistas o la colocación de la espada… Todo debe ser un conjunto con variables para un mejor desarrollo del espectáculo. En ocasiones cambia el nivel de exigencia en corridas de toros y de novilladas, pero lo que no cambia es lo que el palco da o quita.

- El hecho de que sean cinco los equipos presidenciales, ¿puede dar lugar a decisiones arbitrarias entre ambos?

- Arbitrarias no, pero sí que es cierto que uno de los fallos es la falta de unidad de criterio. Es un error del palco de Madrid que según el presidente que ese día presida, los aficionados puedan pensar que un presidente pueda otorgar un mayor número de trofeos que otro. Madrid necesita una mayor unidad de criterio en el palco.

- ¿Abogaría para que hubiera solo un Reglamento estatal y no tantos como comunidades autónomas hay?

- La unificación normativa es una de las cosas que más puede ayudar a la fiesta, hay que evitar tantos reglamentos, que en ocasiones conducen a situaciones surrealistas, como ocurre en Navarra, y es que creo que sería demasiado perjudicial para la Fiesta.

- Si tuviera que modificar algún artículo del Reglamento de Espectáculos Taurinos, ¿cuál sería?

- Habría que valorarlo con criterio y en un foro representativo. El Reglamento Nacional de Espectáculos Taurinos es correcto al igual que el espíritu de la norma, aunque su traducción en la que siempre cabe la discrecional podría afinarse. Tenemos un gran reglamento, lo que no comprendo es por qué tiene que haber tanta distinción entre comunidades.

- Durante estos años hemos visto que en las corridas de las figuras el trapío ha bajado de forma considerable, ¿de quién es la culpa?

- Es una cuestión a considerar, pero yo no veo el toro en el campo; porque los veo mejor en el desembarque, aunque en ocasiones nos equivocamos… y es que el toro te dice una cosa en los corrales y otra en la plaza. Desconozco qué es lo que quiere torear cada figura, pero tengo claro que el rigor de exigencia con una novillada de La Quinta debe ser el mismo que con Victoriano del Río. Además, hay que remarcar el enorme gesto de Alejandro Talavante al anunciarse cuatro tardes en San Isidro con encastes diferentes. Eso mismo lo tenían que hacer todas las figuras.

- El año pasado asistimos a muchas novilladas que eran prácticamente corridas de toros. ¿Trapío o kilos?

- Los kilos no deben obsesionar a nadie, porque para eso el reglamento marca el límite. Creo que el problema radica en que las novilladas no deben compararse con las corridas de otras plazas, y es que en ocasiones la novillada que se lidia en Las Ventas tiene mas seriedad que muchas corridas. El concepto de trapío que en ocasiones es equívoco, es mucho más interesante que el de los kilos, hasta el punto de que el año pasado me ilusioné en alguna corrida de San Isidro con el tamaño y el peso del toro, y luego tuvo un juego decepcionante.

- Los aficionados reclaman una mayor exhaustividad en el análisis de las astas… 

- Por supuesto, y es que casi no se hacen, hasta el punto de que el año pasado propuse mandar unas astas a analizar y no se llegó hacer el reconocimiento. El hecho de analizar las astas beneficiaría al espectáculo ya que se transmitiría una imagen de transparencia y de mayor credibilidad, y es que son muchas las suspicacias que se vierten contra algunas ganaderías. Mi compromiso es que durante esta temporada voy a intentar hacer más análisis postmortem.

- Presidir 15 tardes durante la temporada, ¿pesa?

- Pesa la responsabilidad, pero es un día tan bonito… que es inigualable. Desde que te levantas hasta que llegas a la plaza, la expectación del apartado, la tensión y los nervios de las cuadrillas… Todo eso me hace sentir especial, por eso cuando subo al palco y saco el pañuelo blanco con el reloj enfrente que marca la hora de inicio, toda esa magia y esa liturgia se pone en marcha. El presidir no pesa, sencillamente te hace volar.

- ¿Como son los días previos antes de presidir un festejo?

- Intento siempre documentarme y ver algún vídeo de la ganadería, estoy también pendiente del tiempo, pero ante todo intento disfrutar. El presidente no debe ser el palo en la rueda, sino que debe vigilar que la rueda gire en consonancia y sin ningún tipo de problema.

- Desde que es presidente de Las Ventas, ¿le ha cambiado la forma de interpretar el espectáculo?

- Cambia la perspectiva y, hasta cierto punto, es más cómodo que ser delegado gubernativo, que en ocasiones se convierte en los ojos del presidente en el callejón.

- ¿Qué es lo peor de estar en el palco?

- Que no salgan las cosas bien o que, como me ocurrió la primera tarde que presidí, no supe comprender lo que era una petición mayoritaria y entendí otra cosa.

- Lleva diez meses en la presidencia de Las Ventas y ha dado una mayor transparencia a su cargo. ¿Cómo se consigue ser comprendido por todos?

- Nunca se llega a ser comprendido por todos. El error es intentar gustarle a todo el mundo.

Sigueme en Twitter Sígueme en Twitter @alb_bautista
Comparte y comenta esta noticia: