- ¿Cómo se encuentra de esa fatídica lesión?
- Bueno... como siempre. El estado en el que se ha quedado la pierna es crónico y no hay que darle más vueltas. Desde que pasó el percance llevo tirando del carro y llevándolo como podemos.
- En cualquier caso, supongo que duele más dejar al toro...
- Pues sí. Porque uno todavía tiene cosas que decir en el ruedo, que expresar delante del toro y siento que no he tocado techo. Entonces, ese es el coraje que más me da. Pero bueno, las cosas vienen así y hay que asumirlas como vienen. Y como digo siempre: ya que somos hombres para jugarnos la vida delante del toro, también hay que ser hombres para tomar decisiones y mirar por la vida de los demás; en la este caso la de mi familia y la mía propia.
- Tras 12 años de alternativa, ¿cuánto vale decir «hasta aquí»?
- No sé. Quizás no es que valga o deje de valer, pero yo creo que todo tiene un fin. ¿Qué vale? Pues todo lo que me llevo, todo lo que he aprendido, la educación, la disciplina, los triunfos, los fracasos... Bueno, una vida intensa. Eso es lo que vale.
- Después del anuncio de su retirada a final de temporada, ¿se ha sentido apartado por las empresas?
- Sí. Total. Ha habido un parón radical que no pensaba que pudiera ser así ni en una pesadilla... pero así ha sido. No lo entiendo, pero lo tengo que llevar como se puede.
- Recibió alguna llamada en algún momento para despedirse de Madrid?
- No, nunca. De momento... Ahora, para final de temporada no sé si habrá sustituciones. Por tanto, no sé tampoco si llamarán o no llamarán. Pero de momento nunca lo han hecho.
- ¿Se siente recompensado por la afición?
- Sí, sin duda. Porque sí noto el cariño y el apoyo que me están dando, y desde aquí se lo agradezco a todo el mundo: a los aficionados y a mis seguidores. Por eso me siento apoyado, querido y torero con ellos. Con palabras y expresiones que escriben, que son con las que uno se siente realizado, se sensibiliza y se emociona.
- La Corrida Total de Illescas será el punto y final a su carrera profesional. ¿Cómo llega Alberto Aguilar a esa última tarde?
- Sinceramente, creo que es una mezcla entre pena y alegría. No lo sé, no te podría decir. Lo que sí siento es ilusión por ser una tarde que me apetece torearla. Una ganadería con la que empezó toda mi carrera como matador de toros y con la que comencé a funcionar. Sigo diciendo lo que dije cuando me propusieron la corrida, y es que todo acaba donde empieza. Por eso me hace muchísima ilusión.
- El cartel no podía estar mejor rematado, además de hacer justicia con toreros como usted, brindándoles un cariñoso reconocimiento al darles un sitio. ¿Qué sensaciones hay antes de la tarde final?
- Muy buenas. Una corrida donde va a haber una expectación total -como su nombre indica- e impresionante. No sé si se acabará el papel, porque ahora es muy difícil, pero tal y como ha funcionado la taquilla de los dos años anteriores, vamos a estar rozando el lleno. Y eso es importantísimo, porque cada uno de los actuantes tenemos nuestro tirón y es una corrida muy valorada.
- ¿Hacia dónde quiere dirigir su vida tras esta tarde? o ¿qué metas se marca a partir de ahora?
- Mi deseo es conducirla principalmente a la Escuela Taurina de Navas del Rey, siempre estando totalmente abierto a acompañar o trabajar con toreros que quieran de mi profesionalidad y de mi sabiduría, para intentar mejorar o para que tengan a su lado una persona que les diga las cosas como tiene que ser. Yo no diría apoderado, pero sí lo que ahora se llama director artístico. No me importaría trabajar con gente que pueda y quiera crecer como torero.