Borja Collado no ha podido tener mejor entrada en el escalafón novilleril. El joven criado en la Escuela Taurina de Valencia, pero de raíces conquenses –en concreto del municipio de Las Valeras–, cortó tres orejas en el singular coso de Algemesí, donde el pasado sábado y en el contexto de la Setmana de Bous debutó con picadores. La imagen ofrecida por el jovencísimo aspirante a torero fue bastante positiva, en la sintonía de la notable trayectoria demostrada hasta la fecha como becerrista en el menor de los escalafones.

Las sensaciones fueron «preciosas», comenta Borja, porque «es muy especial mirar atrás en el patio de caballos y ver que tienes a los del castoreño, que vas a hacer el paseíllo en una novillada que ilusiona mucho a la gente, que llenó la plaza hasta la bandera, con un compañero de cartel que ha sido amigo en la escuela taurina y con los animales de un ganadero que siempre nos ha ayudado». Por esto, además de las tres orejas, «se juntaron todos los factores para que el día resultara único».

En cuanto a su lote, comenta que fue «muy distinto», y es que el primero «fue reservón y paradito», por lo que tuvo que acoplarse a esa condición; mientras que el segundo «se movió mucho, lo entendí a la perfección, me pude sentir y pude dejar pinceladas al natural de lo que me gustaría llegar a hacer como matador de toros». El joven, que es ambicioso por naturaleza, apunta que lo que se le vio no es «ni la mitad» de lo que le gustaría llegar a ser, pues tiene claro que en este mundo «hay que pisar firme y fuerte». Una prueba de que su toreo, el caro, vale su peso en oro, fue la reciprocidad que encontró en el público, y es que puso a todo el mundo de acuerdo.

Ya en el escalafón novilleril, Borja fija ahora todas sus metas en el festival del próximo día 9 de octubre en la plaza de toros de Valencia, en el que está anunciado junto a figuras como Ponce, El Juli, Manzanares, Talavante, Cayetano y Roca Rey. «En ese festival hay que arreglar muchas cosas, muchos festejos que pueden salir y hasta un apoderado que pueda surgir».

Lo que está claro es que su etapa en la Escuela Taurina de Valencia –para la que no tiene más que palabras de gratitud– ya ha terminado. En ella «he podido demostrar lo que puedo llegar a ser en una pequeña parte, porque todavía no ha salido el Borja Collado que yo quiero que salga», afirma convencido y tajante. Por delante, un invierno intenso de preparación y mentalización, pero «siempre con la ilusión por bandera». De esta forma, y con la vista puesta en la temporada que viene, que arrancará y terminará como novillero con picadores, la intención es que sea «mandando en el escalafón de principio a fin: que tarde en la que toree se salga hablando de mí y que vean que soy un novillero sólido, capaz y diferente a todos los demás», concluye.