«Llegué a asumir mi muerte». Así de contundente se ha mostrado Gonzalo Caballero en la rueda de prensa que ha ofrecido este miércoles tras recibir el alta médica después de permanecer ingresado 25 días como consecuencia de la gravísima cornada sufrida en Las Ventas el pasado 12 de octubre.

Con una mezcla de emoción y tensión, el diestro madrileño ha explicado que cuando le llevaban en volandas a la enfermería notó cómo se iba «apagando» y quedando sin respiración. Asimismo, ha dicho que también sintió «el grifo de sangre caliente» sobre la mano con la que trataba de taponar la herida. Por esa razón y pensando que «me iba», sus últimas palabras antes de dormirme fue que le dijeran a su madre que «la quería mucho».

«Cuando me vi como me vi y me dijeron que sufría una crisis renal durísima y que podía quedar de por vida conectado a una máquina, me vine abajo», ha reconocido el diestro de Torrejón de Ardoz. Entonces, se puso a llorar «como un niño» y sintió por primera vez en su vida «que había perdido, que el toro me había ganado la partida». No en vano, ha afirmado que ha llegado a sentirse «totalmente derrotado y con ganas de abandonarlo todo».

Ahora bien, gracias a la enorme cantidad de mensajes de ánimo recibido y al apoyo de su madre, de Miguel Abellán y de Carlos Ochoa, se vino arriba. «Me di cuenta que la vida no es solo abrir una puerta grande, que lo importante es levantarse siempre después de caerse, y tras sentir tanto cariño ya empecé a pensar en la tarde de mi reaparición», ha afirmado.

En esta rueda de prensa ante numerosos medios de comunicación han comparecido también los médicos que han atendido a Caballero durante estos 25 días –los doctores Padrós, Gandarias y De Teresa–, además de Miguel Abellán, director gerente del Centro de Asuntos Taurinos de la Comunidad de Madrid.

En este sentido, el cirujano jefe de Las Ventas, Máximo García Padrós, ha reconocido que lo más duro fue «ver como la vida de una persona tan joven se podía ir en cuestión de segundos».