Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
Volver
‘Ombú’ y el fruto temprano del ahuehuete
‘Ombú’ y el fruto temprano del ahuehuete
‘Ombú’ y el fruto temprano del ahuehuete
‘Ombú’ y el fruto temprano del ahuehuete
‘Ombú’ y el fruto temprano del ahuehuete
‘Ombú’ y el fruto temprano del ahuehuete
‘Ombú’ y el fruto temprano del ahuehuete
‘Ombú’ y el fruto temprano del ahuehuete
‘Ombú’ y el fruto temprano del ahuehuete
‘Ombú’ y el fruto temprano del ahuehuete
‘Ombú’ y el fruto temprano del ahuehuete
‘Ombú’ y el fruto temprano del ahuehuete
‘Ombú’ y el fruto temprano del ahuehuete
‘Ombú’ y el fruto temprano del ahuehuete
‘Ombú’ y el fruto temprano del ahuehuete
‘Ombú’ y el fruto temprano del ahuehuete
‘Ombú’ y el fruto temprano del ahuehuete
‘Ombú’ y el fruto temprano del ahuehuete
‘Ombú’ y el fruto temprano del ahuehuete
‘Ombú’ y el fruto temprano del ahuehuete
‘Ombú’ y el fruto temprano del ahuehuete
‘Ombú’ y el fruto temprano del ahuehuete
‘Ombú’ y el fruto temprano del ahuehuete
‘Ombú’ y el fruto temprano del ahuehuete
‘Ombú’ y el fruto temprano del ahuehuete
Crónica Madrid. 10ª de la Feria de San Isidro

‘Ombú’ y el fruto temprano del ahuehuete

Darío Juárez

Veinticuatro horas más tarde del “fenómeno Talavante”, el cartel que anunciaba la juampedrada aglutinó un buen número de nostálgicos que un día vieron torear a Finito, y que antes de entrar decían aquello de «hoy la lía el Fino». Pero de fino tuvo poco, más bien fueron tintes avinagrados para un compromiso sin compromiso, además de una manera paupérrima de ejecutar la suerte suprema. Román trazó su segundo paseíllo en la feria topándose con un lote infranqueable de triunfo y sin el desparpajo característico que acostumbra. El tapado de la terna fue Luis David Adame, que se cruzó con un gran toro de Cuvillo al que cortó una oreja de ley, pero siendo un toro de dos. Lo toreó de una manera reunida, templada y al compás sostenido que le pidió la embestida a falta de una henchida conjunción completa para el doble premio. En lo que concierne al ganado, descastado y muy blando encierro de Juan Pedro Domecq, que ofertó diferentes comportamientos, destacando únicamente a ese jabonero de nombre Ombú, que se cruzó con el fruto temprano del ahuehuete.

Y digo temprano porque su juventud la refleja tanto en la edad como en su prematura experiencia como torero. No quitó lo cortés para lo valiente y así se lo hizo saber a Madrid. En diez minutos se pasó del «pon un Adame en tu vida» a «pon a este Adame el año que viene». Pero a éste, ojo. Como un galán apareció Ombú, una lámina jabonera muy bien rematado de hechuras. Con manifiesto celo metió la cara en el capote que le presentó Luis David Adame. Verónicas sin perder un paso y rematadas en un palmo de terreno. Sin picar salió del peto, pero embistiendo por abajo y de una manera sublime al quite sometido por alicantinas de manos bajísimas que le reprodujo entre varas el mexicano. Brindó al público su dos faenas, empezando ésta, la importante, por estatuarios inmóviles y el pase del desprecio que repartía electricidad por los tendidos. Cuatro series con la mano derecha, bajándola y llevando atrás esa embestida complacida que derrochaba el burel, además de fijeza y nobleza a partes iguales. Dos intercaladas por el pitón izquierdo vaciando por debajo de la pala del pitón, por donde el toro venía con convencimiento. Arrucina de complemento en la última serie a diestras, que cerró con unas ajustadas e impredecibles bernadinas. Antes de entrar a matar se escuchó: «¡No lo mates!». Parecerá una cosa pasajera de Twitter, pero se cuece el indulto en Madrid… Estocada tres dedos desprendida y oreja clamorosa, pese a los complejos de muchos hacia un apellido.

Al igual que ayer Talavante, Luis David tenía medio pie en la calle Alcalá pero faltaba redondearlo con el sexto cornúpeta de Parladé, que fue una alhaja. En la muleta fue peligroso, midiendo al matador en todo momento y reponiendo mucho de primeras por el derecho. El cambiado por la espalda con el que inició esta faena dejó el pitón izquierdo de Peleador a medio centímetro –visto con prismáticos– de la faja. Destacó en el espectacular quite por zapopinas que gustaron al respetable. El acero tocó hueso, mientras la posibilidad de poder arrancarle la oreja –sin ser faena de tal– se esfumó.

A dos horas y media de hacer el paseíllo en Madrid, Román se concentraba en torno al Bar Inglés del Hotel Wellington para compartir tertulia con aficionados y periodistas. Hechizo, de Fuente Ymbro, en el horizonte… Y por delante la de Juan Pedro y Miura para cerrar su particular feria. Se le vio reñido con su propia personalidad, frío y sin ningún ánimo de voltear la tarde con esa insolencia que le caracteriza. Se encontró con un primero muy manso, con el que intentó sacar agua de un pozo seco de emoción en las dos primeras series por el ala diestra. Dos y cantó la gallina. Organista se rajaba en tablas, saliendo desentendido de los escasos muletazos que le ofertó. El valenciano tampoco dijo más. El quinto fue un animal mal presentado, que bajó como el sexto. Desclasado, tiró gañafones a los capotes de brega y se vino muy a menos, hasta dar sensación de invalidez absoluta al final de una faena que alargó sin necesidad.

Finito de Córdoba volvía a Madrid tres años después. Irreconocible su labor como inentendible su sitio en una feria que, a estas alturas, parece de segundas oportunidades. Toreó bien de capa al primero, con empaque y con el olé que ya le cantaban antes de que el toro llegara al percal. Deslucido y muy agarrado al piso, prefirió buscar la colocación antes que pegar pases sin sentido. Capítulo cerrado después de la infame ejecución de la suerte suprema, para buscar con rapidez el verduguillo pese a haber pinchado. El cuarto, muy ofensivo por delante, dijo también poco. Una borrega en comportamiento con la que estuvo de costado, sin darle ni siquiera el medio pecho. Y, de nuevo, tras una clamorosa petición para que abreviase, pinchó para que ese error sirviera para caer. Diría que lo pasaría muy mal con un toro encastado o complicado de darle muerte, pero no creo que caiga esa breva…

 

  • Madrid. Plaza de toros de Las Ventas. 10ª de la Feria de San Isidro. Se lidiaron cinco toros de Juan Pedro Domecq y uno de Parladé (6º), de desigual presentación. Tardo y sin transmisión el 1º, manso y desentendido el 2º, noble, enclasado y con fijeza el 3º, blando y sin fuerza el 4º, mal presentado y aplomado el 5º, manso y peligroso el 6º.
  • Finito de Córdoba (berenjena y oro): silencio tras aviso y silencio.
  • Román (azul pavo y oro): silencio tras aviso y silencio.
  • Luis David Adame (blanco y plata): oreja y ovación con saludos.
  • Se guardó un minuto de silencio antes de romper el paseíllo en memoria de Ramón Vila.

 

Sigueme en Twitter Sígueme en Twitter @dariojuarezc
Comparte y comenta esta noticia: