Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
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¡Qué lleguen ya las peñas!... ¡Y el toro!
PAMPLONA. CRÓNICA 1ª DE LA FERIA DEL TORO

¡Qué lleguen ya las peñas!... ¡Y el toro!

Alejandro Martínez
 
La Feria del Toro de Pamplona comenzó sin toro. Una paradoja. Un año más, el ciclo en honor a San Fermín se inauguraba con una novillada casi en horario nocturno. Un festejo que nada tiene que ver con la esencia de esta feria tan particular. Porque si algo caracteriza a Pamplona es su toro y la fiesta. ¿Qué sería de la Feria de San Fermín sin el jolgorio de las peñas que ocupan los tendidos de sol y que convierten cada tarde la plaza en un manicomio? Quizás se verían los toros mucho mejor, estamos de acuerdo; pero no sería lo mismo. Esa es la personalidad de una feria única y universal. Y por eso, el festejo inaugural no tuvo nada que ver. Los tendidos y gradas del coso navarro estaban tranquilos, sin el bullicio ni la locura que se desatará mañana con el tradicional chupinazo. Mientras tanto, en el ruedo, ni rastro del toro de Pamplona. Sí, ya sé que hoy se anunciaba una novillada, pero de ahí a lo que se lidió... Un encierro sin trapío de El Parralejo que destacó por su nobleza y falta de casta. El toro moderno, una vez más.
 
Todo ello no fue inconveniente para que uno de los novilleros actuantes se marchara a hombros por la puerta grande. Luis David Adame, que llegaba a Pamplona con gran ambiente tras su actuación en San Isidro, cortó, gracias a la infinita benevolencia de público y palco, un total de tres orejas. Toda una exageración. Es verdad que el mexicano anda sobrado, que es inteligente y que conecta con los tendidos; pero de ahí al resultado numérico cosechado, hay un trecho. Al igual que sus compañeros no perdonó un quite. Pero, ¿qué quites? Pues ese variado y original repertorio al que nos tienen acostumbrados: chicuelinas, tafalleras, saltilleras... Y vuelta a empezar. Se repiten más que el ajo. Tampoco faltaron los ya recurrentes epílogos por manoletinas o bernadinas, o los inicios mediante pases cambiados por la espalda. Los tres lo hicieron. Facilidad para los recursos y el toreo de cercanías, cosa que no era difícil teniendo en cuenta los oponentes a los que se enfrentaron. El toreo fundamental, el de verdad, fue otro cantar. El propio Adame decepcionó al ejecutar un toreo lineal y despegado que nada tuvo que ver con el que se esperaba de él. Con estatuarios de gran quietud comenzó la primera de sus dos labores frente a un animal del Parralejo manso, rebrincado y sin clase. Después, su afán por muletearlo sin terminar de bajar la mano y la estocada desprendida que cobró, le valieron un trofeo. El quinto, un jabonero más hecho pero igualmente terciado y falto de seriedad por delante, repitió con movilidad y gran nobleza, y Luis David Adame volvió a demostrar firmeza y capacidad, pero un concepto lineal de escasa enjundia. Ya cuadrado para la muerte, el novillo se arrancó, el joven espada aprovechó el viaje y lo mató de un espadazo caído en la suerte de recibir. Las dos orejas, de plaza portátil.
 
Tampoco se fue de vacío Javier Marín. Este navarro de Cintruénigo, logró un apéndice de su segundo, un cuarto ejemplar de la divisa onubense al que le faltó casta, clase y recorrido. Muy por encima de la condición de su antagonista –alto y abecerrado–, el novillero resolvió bien y superó la prueba a base de disposición, entrega y buen concepto. Ante el primero, tan noble y enclasado como escaso de fuerza y casta brava, ya había demostrado su clasicismo y buenas maneras, aunque por momentos anduvo mecánico y a la mayoría de sus muletazos les faltó largura y profundidad. 
 
El repetido fallo con los aceros dejó vacío el esportón del más joven de la terna. Tras sorprender en Valencia en la pasada Feria de Fallas, Andy Younes dejó detalles sin redondear en su presentación en Pamplona. Sin probaturas, comenzó a torear al natural al bonito jabonero que hizo tercero. Vertical, erró al rematar los muletazos hacia afuera, sin el consiguiente y obligado ceñimiento. Al final de la faena, el francés, con voluntad y ambición, no tuvo problemas en meterse entre los pitones de un animal de gran nobleza y calidad, pero flojo y muy venido a menos. El sexto, que soltaba la cara y no quería pasar, fue más complicado.
 
 
  • Plaza de toros de Pamplona. 1ª de la Feria del Toro. Tres cuartos. Se lidiaron seis novillos de El Parralejo, mal presentados en general y sospechosos de pitones, nobles, flojos y descastados en conjunto.
  • Javier Marín: vuelta al ruedo tras leve petición y aviso y oreja tras aviso.
  • Luis David Adame: oreja y dos orejas.
  • Andy Younes: silencio y silencio tras aviso.

 

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