Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
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¡Vuelve, Constantino!
¡Vuelve, Constantino!
¡Vuelve, Constantino!
¡Vuelve, Constantino!
¡Vuelve, Constantino!
¡Vuelve, Constantino!
¡Vuelve, Constantino!
¡Vuelve, Constantino!
¡Vuelve, Constantino!
¡Vuelve, Constantino!
¡Vuelve, Constantino!
¡Vuelve, Constantino!
¡Vuelve, Constantino!
¡Vuelve, Constantino!
¡Vuelve, Constantino!
¡Vuelve, Constantino!
¡Vuelve, Constantino!
Albacete. 7ª Feria de la Virgen de los Llanos

¡Vuelve, Constantino!

Alejandro Martínez

Lo tengo claro: ya sólo un hombre podría salvar la plaza de toros de Albacete. Sólo una persona sería capaz de conservar la poca (por no decir ninguna) categoría que le queda al coso manchego. Y ese hombre se llama Constantino González. Muchos ya ni siquiera se acordarán de él, pero gracias a ese señor, hace años, podíamos sacar pecho y afirmar que Albacete era una plaza de primera. Pero Constantino, ese presidente que a base de exigencia y rigor, puso a esta plaza en la cima de las ferias más importantes y serias se marchó y comenzó la decadencia. Sus sucesores desde entonces sólo han trabajado en pro del triunfalismo, actuando como cómplices de los “taurinos” y su sistema.

Estamos cansados de decir lo mismo cada año, pero es que, aunque parezca imposible, cada día que se suben al palco se superan en incompetencia. Hoy, uno de ellos, regaló no una, ni dos; seis orejas indecentes para un ciclo como el albaceteño. En vez de cumplir el reglamento y defender los intereses de los pocos aficionados que quedan, el señor al que llaman presidente se encargó de dirigir el circo en el que se convirtió la séptima del abono albacetense. Y es que eso fue la corrida de rejones de este año: un circo. Y un circo de los malos, no se vayan ustedes a creer… Ni una sola banderilla se clavó en su sitio y como mandan los cánones. Los tres toreros a caballo se esforzaron en todo, menos en torear. Piruetas, desplantes, vueltas al ruedo, solicitud incansable de aplausos… en eso consistió la actuación de Andy Cartagena, Sergio Galán y Leonardo Hernández. Los tres desperdiciaron una noble y buena corrida de Capea con sus tres hierros. Pero por si tuvieran alguna duda, no, nadie protestó. ¡Viva el circo!

Andy Cartagena y Sergio Galán se llevaron dos orejas por coleta en sus segundos turnos. ¿Y qué hicieron para merecerlo? Pues casi nada. El primero contagió a un Galán que abandonó su personal clasicismo, para sumarse al circo de lo espectacular, vistoso y accesorio. Es verdad que el de Tarancón anduvo aseado en el segundo de la tarde, pero en el quinto dio rienda suelta al populismo. Hubo detalles de calidad principalmente cuando cabalgó a dos pistas sobre Trópico. Arriesgó en varias piruetas en la cara y anduvo templado. Todo ante un segundo que además de nobleza, tuvo una templanza y un tranco excepcional. En este el fallo con el acero le dejó sin premio, algo que no ocurrió después. Tras finiquitar con un bajonazo al quinto de la tarde, ni corto ni perezoso, el señor presidente sacó sin dudar los dos pañuelos. ¡Olé!

Pero esto no fue todo. Un rato antes, el mismo usía había premiado también a Andy Cartagena con el doble trofeo tras, atención, descordar a su enemigo. Sí, el rejoneador alicantino dejó un rejón trasero que rápidamente hizo caer al de Capea. No estaba herido de muerte el astado, Andy lo había descordado y para que nadie se diera cuenta, rápidamente su cuadrilla apuntilló a un pobre animal que había sido condenado a la invalidez. Y no, el señor Cuesta no puso cordura ante semejante espectáculo; lo que hizo fue atender complaciente la petición de un público festivo hasta el extremo que había aplaudido a un Cartagena que, para no variar, estuvo más tiempo fuera de la cara del toro, que delante de él. Piruetas, saltos… aquello parecía más un circo ecuestre, que un festejo de rejones. Por cierto, a Andy le correspondió en primer lugar el único toro con escasas posibilidades de la buena corrida de San Pelayo, San Mateo y Carmen Lorenzo. El que abrió plaza, un ejemplar muy hondo, badanudo y carifosco, muy en el tipo de Murube como el resto de sus hermanos, salió muy frío y emplazado de salida y casi no despertó a lo largo de la lidia. Con ese, Cartagena no pudo sacar a relucir toda su espectacularidad y su enorme talento para conectar con el público y tuvo que escuchar silencio. Ahí lo tienen, cuando no pueden dar rienda suelta a su circo... se acabó el lucimiento.

Cerrando la terna volvía a Albacete el joven, pero ya veterano Leonardo Hernández. El rejoneador, al que vimos andando con muletas por el callejón, sin embargo si montó con absoluto dominio y una buena cuadra. Algunos como este modesto servidor confiaban en que Leonardo sacara a relucir su clásico y ortodoxo estilo, pero nos quedamos con las ganas. Al igual que sus compañeros, el hijo del gran caballero del mismo nombre, no se ajustó casi nunca con sus oponentes y se abrió en exceso para clavar siempre a la grupa o, en el mejor de los casos, a la silla. Pero no pasa nada, con eso y tras cuatro entradas para poder acabar con el tercero, también le regalaron un apéndice. ¿Alguien da más? Pues sí, yo. Como sus compañeros se habían asegurado ya la puerta grande, en el sexto le dieron la oreja que le faltaba a Leonardo para salir también a hombros. Pero, no se engañen, no fue una triple puerta grande, fue una triple desvergüenza. Tan vergonzosa esa salida como la bajeza con que la mayoría de subalternos pedían las orejas para sus “jefes”. Tapándose con los capotes, o pitando descaradamente y haciendo gestos al tendido, se pasaron el reglamento por el arco del triunfo. Pero claro, teniendo en cuenta que el principal impulsor de ese espectáculo era la autoridad sentada en el palco, actuaron con una impunidad absoluta. ¿Multas?, no, ¡orejas!

Y eso fue todo, a las ocho y media de la tarde terminó la función de un circo que seguro volverá a actuar en una plaza antaño ascendida a lo más alto por un héroe llamado Constantino.

 

  • Plaza de toros de Albacete. 7ª de la Feria en honor a la Virgen de los Llanos. Con casi lleno en los tendidos, se lidiaron seis toros de San Mateo, San Pelayo y Carmen Lorenzo, bien presentados y reglamentariamente despuntados, y de buen juego salvó el parado 1º.
  • Andy Cartagena: silencio y dos orejas.
  • Sergio Galán: silencio y dos orejas.
  • Leonardo Hernández: oreja en ambos.

 

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