Por el piton derecho
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Bilbao toca fondo
BILBAO. CRÓNICA 9ª DE LAS CORRIDAS GENERALES

Bilbao toca fondo

Alejandro Martínez
 
Bilbao ha tocado fondo. Bilbao, como plaza de referencia en la temporada de nuestro país, reclama un cambio de gestión urgente. Y para llegar a esta conclusión no hace falta echar un vistazo al nefasto resultado artístico de esta feria; tan sólo centrar nuestra mirada en los tendidos de Vista Alegre. Unos tendidos semivacíos tarde tras tarde toreara quién toreara. Que en una feria como Bilbao, con varias figuras en el cartel –figuras e ídolos de esta plaza como Ponce y Juli–, no se alcancen los tres cuartos de entrada es alarmante. Y más aún si, en el resto del ciclo, no se llega ni a media plaza. Pero, ¿cómo se ha llegado a esta situación?, ¿quiénes son los culpables? Tanto los motivos como los responsables son múltiples y diversos. La Junta Administrativa de la plaza de Vista Alegre, así como los gestores de la misma, los Chopera, ocupan los primeros puestos en responsabilidad. Su gestión compartida, anclada en el inmovilismo, ha dado la espalda al aficionado y ha trabajado, no por el interés general de la plaza de Bilbao, sino por sus intereses propios y los de los taurinos. Las Corridas Generales han perdido su esencia. De una feria en la que siempre predominó la variedad ganadera y en la que hubo una importante presencia de hierros de carácter torista, se ha llegado a un ciclo monopolizado casi exclusivamente por el encaste Domecq, y en el que lidian las ganaderías que exigen las figuras y no los aficionados. Eso por no hablar de la progresiva disminución del trapío del toro que se lidia. El toro de Bilbao ya es Historia. 
 
Pero el siempre respetuoso y cariñoso público bilbaíno ha estallado. Bueno, en realidad lo han hecho los cuatro aficionados exigentes que aún no se han exiliado a la vecina Francia. Pero algo es algo. En los últimos festejos del abono, por la no sustitución de Roca Rey el viernes, y por los estruendosos petardos de las dos últimas corridas, Fuente Ymbro y Jandilla; la afición ha dicho basta. Basta de seguir cavando la tumba de la fiesta en Bilbao. Hace falta un cambio urgente, volver a las raíces. Primero el toro y después los toreros. Como ha sucedido en Pamplona y su Feria del Toro, el sistema ha pervertido la independencia de Bilbao. Y es hora de tomar cartas en el asunto, depurar responsabilidades y cambiar el rumbo. Quizás aún no sea demasiado tarde...
 
Si no, la gente seguirá huyendo espantada por insufribles espectáculos como el de esta tarde. Porque, otra vez, el festejo fue un petardo. Una corrida aburridísima y desesperante que llevó el hierro de Jandilla. Al igual que el día anterior con sus primos hermanos de Fuente Ymbro, los pupilos de Borja Domecq tuvieron nobleza y nada más. Bueno, alguno como el segundo también tuvo clase. En definitiva, tanta bondad y calidad, como poca o ninguna fuerza y casta. Cinco borregos más un toro que salió en sexto lugar. Un animal que sí tuvo fondo, además de prontitud, recorrido y gran movilidad. Un buen toro que se le fue a un David Mora voluntarioso pero sin sitio. Sin acoplarse en ningún momento, anduvo superado por su oponente y tan sólo dejó algún muletazo estimable. Frente al tercero, un nobilísimo, blando y descastado sobrero que sustituyó a un inválido, también anduvo destemplado, descolocado por momentos, y pinchó reiteradamente con la espada.
 
Por su parte, a Iván Fandiño le correspondió el enclasado segundo, tan justo de fuerzas como la mayoría de sus hermanos. Pero en este caso, Fandiño sí aprovechó las virtudes del astado. Templadísimo, ligó muletazos largos por ambas manos y, tras un pinchazo hondo y un golpe de descabello, a punto estuvo de cortar una oreja. Con el marmolillo quinto lo intentó en vano.
 
Diego Urdiales, que volvía tras abrir la puerta grande el miércoles, dejó detalles de su buen concepto y torería, aunque no terminó de acoplarse ante el primero, un ejemplar que tuvo cierta movilidad, pero al que le costaba repetir y que solía pegar un tornillazo al final de los muletazos. Con la parroquia a favor, en su labor sobraron enganchones. Más cómodo con el noble y parado cuarto, logró, de uno en uno, algunos naturales notables, pero la obra no tuvo emoción.
 
  • Plaza de toros de Vista Alegre. 9ª y última de las Corridas Generales. Menos de media plaza. Se lidiaron seis toros de Jandilla (el 3º como sobrero), correctos aunque desigualmente presentados, nobles, flojos y descastados. El 2º, justo de fuerzas, tuvo mucha clase; mientras que el 6º fue el mejor por su movilidad y transmisión.
  • Diego Urdiales: ovación con saludos en ambos.
  • Iván Fandiño: vuelta al ruedo tras petición y ovación con saludos.
  • David Mora: silencio tras aviso y ovación con saludos.

 

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