O mucho cambian las cosas, o la ciudad de Burgos no tendrá toros en 2014. Suma y sigue la lista negra… ¿hasta cuando? me pregunto yo. Cuando acabe la Feria de San Pedro y San Pablo que ahora mismo se está celebrando en la capital burgalesa, la histórica plaza de toros de El Plantío será derribada. Pero lo peor no es eso, -que ya es-, sino que en este momento no existe ningún proyecto que sustituya a la actual plaza. Así está el tema.

Sí, la idea es levantar un pabellón multiusos y cubierto que, entre otras cosas, acoja las futuras ferias taurinas de la ciudad. Pero ahora bien, este pabellón tiene precio: 15 millones de euros. Casi nada. Una cantidad nada despreciable que iría, según ha manifestado el alcalde Javier Lacalle, del Partido Popular (lo digo para que quede claro los que apuestan por esto y los que no), “a cargo de la iniciativa privada”. Hasta aquí bien, pero es que Lacalle asegura al mismo tiempo que ahora mismo no existe ninguna oferta de construcción, “pero estoy convencido de que llegará”. Sí, así. Por ciencia infusa.

Según el alcalde, “va a ser muy complicado” que haya toros en 2014. ¿Por qué a los políticos les cuesta tanto decir la verdad y lo que realmente piensan? ¿Por qué dicen una cosa y piensan totalmente la contraria? Que se quiten la careta de una vez por todas y sean claros. A este paso no va a haber toros en Burgos en 2014. Y punto.

Según la versión oficial, se intentará por todos los medios que antes de las fiestas de San Pedro y San Pablo pueda haberse ejecutado la parte necesaria para que haya toros, es decir, zona baja y graderíos. Para ello se ha unificado el pliego y el derribo y la ejecución de la nueva plaza lo llevará a cabo la misma empresa. Si todo va lo mejor posible, la tramitación podría acabar antes de finalizar el presente año, quedando algo menos de seis meses para realizar las primeras fases de la obra y poder programar la feria de 2014.

Esta es la versión oficial y, también, la del mundo de la piruleta. Si alguien se quiere creer que van a aflorar las iniciativas privadas para construir el pabellón, que todo va a ir sobre ruedas, que se van a cumplir los plazos, que no va a haber trabas ni obstáculos, y que, en definitiva, se va a llegar en 2014, allá ellos. Yo no me lo creo. Basta con comprobar las promesas que nos hicieron con la ILP, y miren ahora como estamos… sin saber cuando va a acabar. Ojalá me equivoque. Pero, o estoy muy quemado y no me creo nada de la clase política, o soy un incrédulo. Así soy yo.