Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
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Castella, en torero y Fandi en estado puro
Castella, en torero y Fandi en estado puro
Castella, en torero y Fandi en estado puro
Castella, en torero y Fandi en estado puro
Cuenca. 2ª de la Feria de San Julián

Castella, en torero y Fandi en estado puro

Leo Cortijo

Castella y El Fandi salieron por la Puerta Grande de la plaza de toros de Cuenca tras cortar tres y dos orejas, respectivamente. El francés, en torero, desarrolló dos faenas de muchísimo mérito, sobreponiéndose a las condiciones de sus dos enemigos, especialmente el primero. Administró y dosificó a sus dos oponentes y supo sacarles todo el jugo que tenían. El Fandi se llevó las dos orejas del segundo de su lote tirando de repertorio de adornos y desplantes para ganarse a un público entregado al torero. No se fue de vacío Ponce, que cortó una oreja a su primero por su sapiencia torera, entendiendo como nadie a un toro que no transmitía nada.

La técnica y la maestría de Enrique Ponce salieron a relucir en el primero de la tarde. El torero de Chiva entendió a la perfección a un noble toro de Hnos. García Jiménez, pero al que le faltó un punto de motor, y con la sapiencia torera que le caracteriza supo sacarle una faena prácticamente de la nada. Basó casi toda su lidia  en el pitón derecho, con derechazos y pases genuflexos de bella impronta; por el izquierdo, algún natural sentido y poco más. La sensación de que ese mismo toro en otras manos no hubiese durado ni la mitad y el acierto de Ponce con la espada, propició la petición del respetable, que lógicamente fue correspondida por el Presidente con la oreja. Sin opciones ante el 4º (bis), un toro de Miranda y Moreno, reservón y complicado, lo que hace destacar todavía más las labores de Mariano de la Viña en la brega. Lo intentó Ponce de todas las formas posibles, pero resultaba imposible ante tal animal. Y en ese empeño por abrir la Puerta Grande, sorprendió a más de uno en la plaza con un arrimón final, tan pocas veces visto en el valenciano. Algunos pocos aficionados no lo entendieron así y protestaron la actitud del torero. Inaudito.

Abusó El Fandi en exceso de las condiciones del primero de su lote, pues inició el trasteo de rodillas con media muleta besando el terreno, y en uno de esos pases el toro hundió los pitones en el albero y sufrió una voltereta. Y es que ya en los capotazos de recibo quedó patente que el toro enterraba los pitones en la arena. Esta voltereta desorientó al animal, y a partir de entonces, todo fue cuesta arriba: la falta de fuerzas de agudizó y poco o nada pudo hacer el granadino en la faena muleteril. Mucho duró en la muleta del granadino el 5º de la tarde, uno de los toros más potables de la corrida, animal encastado que repitió y humilló. Y mucho duró a juzgar por cómo se empleó en varas y por cómo aguantó las carreras de Fandila en los cuatro pares de banderillas que le colocó. Poco a poco se fue apagando el toro, con lo que El Fandi no podía ligar tres muletazos seguidos, y ahí fue cuando tiró de un muestrario completo de adornos y desplantes para ganarse a una afición que acabó entregada al torero. Se pidieron con fuerza las dos orejas, y las dos se le concedieron.

Abanto y con algunos gestos de mansedumbre hicieron temer lo peor con el 3º (bis), pues la cosa no pintaba nada bien de salida, después de devolver a los corrales a ‘Fotógrafo’, que no permitió ni una instantánea, pues arrastraba una de las patas. Sin embargo, el torero francés se armó de tesón y tiró del toro de García Jiménez para hacerle una faena realmente meritoria. Cambiados por la espalda en el inicio del trasteo para empezar a calentar a un público al que ya le había brindado el toro. Dándole todos los tiempos necesarios, con la diestra sacó varios muletazos de olé unánime; en las antípodas de lo que ocurría por el izquierdo, pues por éste no tomaba ni uno el animal. Puso Castella toda la carne en el asador y se pegó el arrimón para terminar cortando una oreja de peso, ganada a ley, y es que hubo más torero que toro.

Serio y en torero en el que cerró plaza, que no aparentaba los 594kg. en romana, pues era más largo y montado que sus hermanos, y que acabó siendo el mejor toro del encierro. Con personalidad y gusto y haciéndole las cosas de manera casi perfecta, sacó series muy templadas por el derecho, así como naturales de notable trazo. La clave del éxito radicó en eso precisamente, en cómo suministró al burel, en cómo le supo dar los tiempos necesarios para que éste no se viniese abajo en ningún momento de la lidia, y es que a pesar de su buena condición era un toro al que había que mimar para que no perdiese las manos. Gustándose y gustando el torero francés mientras ligaba series de cinco muletazos en un palmo de terreno. Las dos orejas hicieron justicia a una faena de tesón, valor y torería.

 

  • Plaza de toros de Cuenca. Segundo festejo de la Feria de San Julián. Cerca de tres cuartos en tarde soleada y calurosa. Se han lidiado cinco toros de Hnos. García Jiménez, uno de ellos como primer sobrero (3ºbis), nobles, pero justos de fuerzas en general, destacaron 5º y 6º por su buen juego. Y un segundo sobrero (4ºbis) de Miranda y Moreno, reservón y complicado.
  • Enrique Ponce (tabaco y oro): oreja y saludos desde el tercio.
  • El Fandi (corinto y oro): ovación y dos orejas.
  • Sebastián Castella (grana y oro): oreja y dos orejas.
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