Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
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Con o sin oficio, amplio desperdicio
Con o sin oficio, amplio desperdicio
Con o sin oficio, amplio desperdicio
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Con o sin oficio, amplio desperdicio
Con o sin oficio, amplio desperdicio
Con o sin oficio, amplio desperdicio
Crónica Sevilla. 12ª de la Feria de Abril

Con o sin oficio, amplio desperdicio

Darío Juárez

Sobraba papel en las taquillas maestrantes y es que aún siendo sábado de feria el público no cotiza al alza con este tipo de carteles. Más cuando el cielo se vuelve cárdeno. En cualquier caso, la entrada no fue pobre, sino generosa llegando a sobrepasar algo más de los tres cuartos. Bien sabe Dios que se equivoca dando pan a quien no tiene dientes… O si los tuvieron, los han perdido. No se puede venir una tarde a Sevilla a equivocarse con 18 años de alternativa, como es el caso de El Cid, desaprovechando un toro encastadito y con ritmo sostenido por un pitón para deshacerte de él haciendo lo contrario. Más aún cuando eres uno de los toreros que más toros encastados te han caído en suerte en esta plaza. Padilla dio una vuelta al ruedo en su penúltima comparecencia en este coso, tras la negativa del palco a concederle un apéndice del primero, tras una faena que quiso teñirla de temple y acabó descompuesta por la manera antiestética de su cuerpo y el lugar donde llevaba la mano, haciendo salirse al toro de su inercia natural. Por su parte, El Fandi apostó por llevarse la tarde con el notable sexto, en una actuación con oficio, convicción y largura, pese a la manera de desfigurar su cuerpo en muchos de los muletazos. El tercero, con teclas y exigente, lo descubrió. La corrida, en líneas generales, colaboró a excepción del manso y defensivo cuarto.

El toro escoba fue el único que se fue con una oreja de menos al desolladero. Y es que El Fandi, pese a recrearse en banderillas a toro pasado y ganando en ventajas al animal, quiso y propuso una enmienda clara. Un animal con kilos pero sin descaro de envergadura, enseñaba las defensas astifinas al granadino yendo al galope hacia la muleta con la que de rodillas lo esperaba en los medios. Se quiso colar en el segundo embroque pero David resolvió muy correctamente con un redondo largo que le ayudó a ponerse en pie para rematar con el de pecho. De segunda serie en adelante, Observador ya venía a la mexicana, con celo templado y sostenido, en tandas donde desembocaba su embestida en un delta, entre él, la figura cóncava de Fandi y el propio engaño. Remató por ayudados por alto una muy correcta actuación que terminó con el entierro literal del acero. Sin embargo, la nota negativa fue no entender al tercero. Un castaño tocadito de cara con mucha fijeza, sobre todo en los primeros tercios. La puya se fue atrás en un primer envite que hizo dar por olvidado el segundo. Rehileteó a placer en colocación, ya que volvió a darle ventajas en el encuentro. No en el viaje, donde Indómito quería acortarlo. El toro exigía por dentro y por abajo. El granadino se confió y quiso ofrecerle una lidia suave y pulcra, pero le hizo dos extraños por el derecho y le cambió los esquemas. Apabullado, avasallado e irresoluble, le perdió pasos para estar por debajo de ese animal, que se fue con alguna oreja puesta.

El Ciclón de Jerez trazaba su penúltimo paseíllo en el coso del Baratillo. De blanco inmaculado quiso convencer al personal con un primer toro con el que acertó en los terrenos y con el que no se entregó pese a buscar templarlo. Todo hay que decirlo. Ahora bien, la manera de no entregarse con él, de no romperse en la cadencia que mana cuando al obligarlo el toro hace el avión y cruje la cadera, hizo que el nobilísimo y frágil primer fuenteymbro llegara al final del muletazo sin conocer cuánto podía dar de sí su entrega. ¿Voluntarioso? Sí. Pero esto es Juan José Padilla. La estocada, trasera y atravesada, hizo que el presidente se saltara el reglamento para no conceder el trofeo, ante la sonora y observable petición. A la torera se lo saltó, sí. Como vergüenza tuvo para estar en su sitio y no premiar una faena que pese a la colocación del acero no llegó a cotas altas en ningún momento. El cuarto fue un manso de libro que sólo quiso defenderse en tablas. Se dolía de las banderillas que esta vez no puso el matador, llegando a la franela sin clase y adquiriendo cada vez más desagradecimiento en su condición de manso. El jerezano alargó una faena sin continente ni contenido.

Pese a ser un cartel muy andaluz, el único embajador de la tierra era El Cid. Un torero con 55 paseíllos en esta plaza. Con cuatro puertas del príncipe y con una experiencia a sus espaldas de currículum golden. Todo eso lo dejó a un lado en la tarde de hoy. El de Salteras parecía un chaval que estaba empezando. Rozando la imperfección más crónica cuando tiras por tierra un toro con casta y exigente, como si fuera la primera vez que te sale uno de esta condición. Fue con el segundo. Un animal recogido que de salida ya denotó su buena condición al meter la cara en el capote del sevillano. Salió gazapón y adquiriendo sentido del puyazo y medio que le propinaron. Empezó la faena con la mano derecha, donde el cornúpeta embestía al trantrán sin empujar la tela. La segunda tanda fue la que dejó en evidencia al torero. Tras el primer par de muletazos de esa serie, Sabuco repuso con casta y por abajo. El Cid cambió de mano al notar cómo caía el sudor por las cuencas de los ojos. Evidentemente, el izquierdo era el malo. Levantaba la cabeza por encima del palillo y afeaba el trazo. Pues le dio dos todavía. Aquello, de poder ser un horno, pasó a ser la cámara frigorífica de un tanatorio. Más oficio demostró con el imposible quinto. Un animal que tiraba derrotes por vicio y del que no se pudo sacar nada en claro. Al menos, con la seguridad de poder hacerlo por derecho. Manuel, tras un macheteo para tantear y confirmar sus malas maneras, abrevió.

 

  • Sevilla. Real Maestranza de Caballería. 12ª de la Feria de Abril. Algo más de 3/4 de entrada en tarde intermitente de lluvia. Se lidiaron seis toros de Fuente Ymbro, de desigual y seria presentación. Muy noble el 1°, encastado el 2°, con fijeza y transmisión el 3°, muy manso y defensivo el 4°, desclasado y protestón el 5° y noble y notable el 6°.
  • Juan José Padilla (blanco y oro con los remates en negro): vuelta al ruedo tras fuerte petición y silencio.
  • El Cid (tabaco y oro): silencio en ambos.
  • El Fandi (obispo y oro): silencio y oreja.

 

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