Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
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Dos flotadores en medio del océano
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Dos flotadores en medio del océano
Crónica Zaragoza. 1ª Feria de San Jorge

Dos flotadores en medio del océano

Antonio Martínez

No quieren que este tipo de corridas sigan en el futuro. No tiene otra explicación. Aquí vale todo, lo mismo ocho que ochenta. Qué más da mientras tenga carne. Aún pensarán que esto es torismo. Esto sólo es una limpieza de cerrados. Asquerosa, por cierto. Y a un precio de oro para el que se sienta en el tendido.

Abrió plaza uno de Partido de Resina que no se parece a lo antiguo ni de lejos. Qué lástima de ganadería. Tomó cinco varas como pudo haber tomado 25. Manso de solemnidad. Qué pena de ganadería. Rafaelillo, entre lo que tenía enfrente y lo que poco que le apetecía hacer nada, anduvo en medio de la nada.

Otra divisa en un momento regular es la de Cuadri. Un toro veleto, alto, feo, mal hecho, es lo que ha traído a Zaragoza. Manso de carreta también. Alberto Álvarez fue todo disposición ante un animal que no tuvo más que carne. Lo mejor, la estocada.

La sorpresa saltó con el de Alcurrucén. Con una cara lamentable en su conformación pero que dio buen juego. Picado fenomenalmente bien por Pedro Morales Chocolate en la tercera y cuarta entradas tras haber sido descabalgado en la segunda. En toda la yema lo cogió el varilarguero. Humillado y con clase el núñez, con dos cortijos en sus dos pitones, fue sometido a tortura por Román, que anduvo a mantazos con él. Fatal. Unas bernadinas ceñidísimas y una estocada entrando muy recto le valieron una leve petición y la vuelta al ruedo. Ovacionado en el arrastre Rondeño.

Hizo cuarto uno de El Ventorrillo con unas hechuras que hablaban valenciano. Las de la calle de Valencia me refiero. Todo pitones y todo fealdad. Esquivel fue el encargado de picarlo, saliendo volando en una cuarta entrada en la que tuvo que ir a buscar al toro diez metros más allá de las tablas. Los capotes de José Mora y de su matador le libraron de una cornada seria. Rafaelillo estuvo, si cabe, más desganado en este que en su anterior. Las últimas tres comparecencias del murciano son tres deshinibiciones de la corrida. Fatal.

El anovillado lucero de Flor de Jara fue el más complicado de la tarde. Manso de solemnidad y con genio. Muy complicado. Álvarez, con pocas corridas en los últimos años, lo intentó pero no acabó de imponerse.

El de la Jota fue el guapo de la corrida. Un Ana Romero que hizo honor a su sangre buendía. Precioso de lámina. Tres puyazos recibió de otro gran picador: Pedro Iturralde. Román nos hurtó otra vara, y es que a estas corridas hay que venir a lucir al toro. Que para eso están diseñadas. Boyante, noble y franco el cárdeno, con un pitón izquierdo para soñar. Pedía muleta adelantada, suavidad, ni un tirón, ni un toque, y llevarlo hasta el final. Pues el valenciano hizo todo lo contrario. Vaya tela. Lote de cuatro orejas y esportón vacío. Para reflexionar. Ovacionado en el arrastre Hormiguero.

Los aficionados, en una concurso, queremos ver al toro. Y no a los toreros. Y no a desechos de tienta. Y no a ganaderías que no deben estar. Y nosotros, aficionados, debemos saber que la bravura del toro se mide en lo que hace en el peto, y no en la distancia desde la que vaya al caballo. Ahí es donde se demuestra la bravura.

 

  • Plaza de toros de Zaragoza. 1ª de la Feria de San Jorge. Un tercio de entrada. Corrida concurso de ganaderías. Pablo Romero, manso y descastado; Cuadri, manso y descastado; Alcurrucén, boyante; El Ventorrillo, manso y descastado; Flor de Jara, manso y con genio; y Ana Romero, encastado.
  • Rafaelillo: silencio y silencio.
  • Alberto Álvarez: palmas y ovación con saludos.
  • Román: vuelta al ruedo y silencio.
  • Se guardó un minuto de silencio en memoria del centenario de la muerte de Florentino Ballesteros.
  • Premios: Mejor lidiador, desierto; Mejor toro, desierto; y Mejor picador, Pedro Iturralde.

 

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