Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
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Dos orejas de distinto peso
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Dos orejas de distinto peso
Dos orejas de distinto peso
Crónica Madrid. 6ª de la Feria de San Isidro

Dos orejas de distinto peso

Luis Miguel Parrado

La primera de rejones programada en la feria de San Isidro tuvo el exiguo balance de dos orejas. Exiguo porque cuando se anuncia toreo a caballo la plaza se transfigura, la exigencia baja seis o siete puntos y se llega al extremo de jalear más el toreo que se suele sacar como recurso en los pueblos que ese otro puro que debería ser el que calase de verdad en una plaza como Las Ventas. Pero ya queda dicho que en días como hoy Madrid no es Madrid.

Si lo hubiera sido no estaríamos hablando de que Andy Cartagena y Sergio Galán obtuvieron idéntico balance, porque quien rayó en altura fue el conquense en cada uno de sus dos toros. Un lote que, curiosamente, estaba compuesto por toros que Fermín Bohórquez destinó el 10 de agosto del año pasado a El Puerto de Santa María como sobreros para una corrida a pie de Juan Pedro Domecq. Anda que no va nada de una cosa a otra...

Sergio Galán se fue a portagayola para recibir a su primero, pero ahí el cinqueño ya demostró el escaso celo que iba a tener. Anduvo muy por encima Galán, que siempre trató de encelarlo y jugar con las querencias. Así, sobre el gran Embroque clavó la primera al sesgo saliendo de tablas y la tercera y última con el toro ya en los medios, viniéndose desde los adentros y dejándolo llegar mucho. Después llegó un gran par a dos manos montando a Apolo y acabó desplantándose haciéndole el teléfono. El quinto fue el mejor del encierro y de nuevo sacó a Embroque para poner aquello en todo lo alto, galopando de costado y realizando hasta la hermosina. Después montó a Ojeda, y en la zona de chiqueros toreó con la grupa pasando de uno a otro pitón antes de dejárselo llegar mucho y torear verdaderamente a caballo. El epílogo fue un soberbio par a dos manos viniendo de frente sobre Apolo y un rejonazo certero.

Le dieron una, que debieron ser dos si se aplica el mismo rasero que la dada a Andy Cartagena por su labor al cuarto, que de principio a fin fue un continuo cara a la galería. Empezó a subir enteros cuando quebró sobre Apolo (dos caballos con el mismo nombre en la misma tarde) y después, a lomos de Cupido, ofreció sus grupas para girar en los medios alrededor del cuatreño para inmediatamente después preparar las reuniones con más espectacularidad que ajuste. La misma que llegó a su cima cuando sacó a Luminoso y el caballo se puso a andar sobre sus posteriores. Todo ello, más alarde de doma que toreo, volvió loca a la gente, incluidos los muchos asiáticos que había y cortó una oreja pese al pinchazo previo. En su primero, grande y cinqueño, tuvo más repercusión lo hecho sin toro que con él, y como el animal fue viniendo a menos progresivamente, eso mismo ocurrió con el conjunto.

Andrés Romero pechó en primer lugar con un toro que tuvo más miga de la que parecía, y al que había que llevar siempre encelado. De hecho, cuando quiso venirse de largo para clavar el cuatreño le ganó la acción, haciéndole pasar por algún momento comprometido. Como sexto salió un ilustre veterano, Solista, un baúl de la Piquer reencarnado en toro que el año pasado había estado de sobrero en Madrid el 12 de mayo, dos semanas después en Córdoba y finalmente en la feria de Málaga, todas ellas en corridas de rejones. No sé yo si eso era lo mejor que tenía el ganadero para llevar a Madrid. En fin, que demasiado bueno fue el animal para la tralla que llevaría encima... Romero anduvo nuevamente tesonero e intermitente, destacando cuando sacó a un gran caballo de banderillas llamado Fuente Rey, que le marcó al rejoneador cuál debe ser el camino. Porque caballos así  son los que permiten evolucionar a un torero.

 

  • Madrid. Plaza de toros de Las Ventas. 6ª de la Feria de San Isidro. Algo menos de dos tercios de plaza (15.568 espectadores) en tarde despejada. Se lidiaron seis toros de Fermín Bohórquez, para rejones, desigualmente presentados y de escaso juego en líneas generales. Hubo un par de ellos con más que torear de lo que parecía y destacó el buen juego del quinto. Pesos: 583, 543, 598, 558, 520 y 602 kilos.
  • Andy Cartagena (chaquetilla vainilla): Ovación con aludos y oreja.
  • Sergio Galán (chaquetilla azul pavo): Ovación con aludos y oreja.
  • Andrés Romero (chaquetilla azul rey): Silencio y ovación con aludos.

 

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