Continúa sin entrar la gente a la México. Una pena por la cual no parece haber un interés de solucionar. Se sigue descuidando al aficionado, se le relega y ahí están las consecuencias. El toro y el torero son los únicos protagonistas; pero, el pilar de la fiesta de los toros es la afición, aquella a la que tanto se le ha maltratado, se le ha visto la cara y lo increíble: ¡Se le sigue haciendo ello! ¿Qué más señales necesita la empresa, o sus organizadores, para saber que no están haciendo bien las cosas? ¡Ah! y para colmo, en una inexplicable puesta de moños, han desatado una polémica por la no transmisión del próximo festejo, la corrida guadalupana, de la cual ni siquiera hay ganaderías de toros anunciadas, soltando la premisa que solo será retransmitido el festejo para España y no para México ¿Así cómo quieren que esto mejore?
Volviendo al festejo de ayer, en una tomada más de pelo, de último momento, sin la explicación debida que se le tiene que dar a la afición (ésa misma a la que tanto se le ha abusado), a la hora del sorteo se tuvo que sustituir un astado de la ganadería anunciada de Santa Bárbara, su reemplazo fue por uno de Lebrija. A la que debiera ser una plaza de primera categoría, entre organizadores y autoridades, le dan el trato como si fuera de tercera y más con tanto silencio ¡Esto está en el límite!
Afortunadamente, Antonio Ferrera le dio una bocanada de oxígeno a la fiesta mexicana ¡Qué torero estuvo! Se topó con un noble astado de Santa Bárbara, que tuvo calidad aunque terminó con la cara alta, al que pudo extraerle momentos artísticos de importancia. Valió la pena el remate con esa media agitanada, el quite por chicuelinas con el que sacó al toro tras el derribo de la jaca y el abandono para pegar derechazos, sin ayudado, y naturales con su emotivo sello propio, con mucha clase y solera. Le supo salir adelante al burel, cruzándose entre cada muletazo y provocándole la embestida para ayudarlo y poder ligarle la estructura de su faena. Cortó merecidas dos orejas y tras esos olés profundos, que salen con tanto ahínco de adentro, a varios nos hizo recordar la importancia del ¡Arte para el alma!...¡Torero!
A Jerónimo le pidió el carnet el de Lebrija que le tocó en turno, al que no terminó por poderle y su segundo astado, con una inmensa debilidad, no le permitió lucimiento alguno. Juan Pablo Sánchez, ese gran torero de valor, clase y temple, sigue esperando el toro bravo que lo pueda encumbrar.
Antonio Ferrera abrió plaza con Calesero, protestado a la salida por su aparente carencia de trapío, con el que estuvo voluntarioso. El astado era falto de fuerza, deslucido y sin bravura, todo ello no ayudó a que el toreo del diestro hispano calara en los tendidos. Mató de estocada caída. Con Abuelo realizó lo mejor que se ha visto, en la lidia a pie, de la temporada. Le cortó dos valiosos apéndices.
Jerónimo lidió en primer lugar al precioso Hermoso de Lebrija. Fue complicado el astado, el de a pie no lo entendió por completo, le faltó firmeza y con la espada estuvo mal, lo pasaportó de un espadazo de colocación baja. Compadre de Santa Bárbara fue muy débil y aunque el matador tuvo momentos buenos el toro no le ayudó a conseguir la faena deseada. Mató de estocada en buen sitio y de efectos fulminantes.
Juan Pablo Sánchez lidió a Casalito, al que tuvo que sacar bregando a los medios durante la primera parte de la lidia. Alejandro Prado colocó un buen par de banderillas. Por el pitón derecho obtuvo muletazos de buena calidad. El toro fue débil y deslucido. A Sentimiento lo toreó bajo el mismo tenor, el que cerró plaza además acusaba la falta de casta. El coleta hidrocálido tuvo que acortar distancias, sopló algo el viento y sin la colaboración del burel acertadamente abrevió dejando tres cuartos de acero.
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