No decepcionó la corrida de mayor expectación de la Feria de otoño. Tarde de toreros machos. Los toros del Puerto de San Lorenzo volvieron a dictar la sentencia de otros años. Fríos, calculadores y propios del encaste Atanasio-Lisardo. El envío salmantino tuvo mucho peligro y complejidad. Varios toros voltearon a Curro y a Garrido y el de Linares, sin cortar trofeos por culpa de los aceros, dejó una tarde para la posteridad. Con el aroma que caracteriza a los grandes artistas, en la que encuentra el regusto y el sabor en faenas de especiales, Curro Díaz tiene armas de seducción infalibles, en ocasiones el ostracismo al que queda sometido el arte, es un desván de lamentos y pesares. La letanía del desaire siente nostalgia al recordar viejos momentos, pero la torería y el gusto van unidas para siempre. El de Linares es de los toreros que se le esperan en Madrid. Gusto, grandeza y el valor justo para sacar agua de un pozo sin fondo y, sobrevivir a la grandeza del toreo. Con pijamas de rayas o sin él, el de Linares ofreció una lección de arte derrochando pasión desde el primer momento.

Cumbre estuvo en el tercero, que tuvo mucho peligro y al que le costó desplazarse. Faena de muchos kilates llena de torería, sinceridad y aroma en una labor templada de mucha clase. Muchísimo mérito tuvo ante un toro muy complicado que le dejó sendas volteretas (la primera terrible, lanzando por los aires) y sin arrugarse, dejó una faena notable. Detalles caros, muletazos profundos y despacios llenos de sabor y, un trincherazos de cartel de toros que pusieron a Madrid boca abajo. Una vez más. El toreo profundo no cambia de moda. Fruto de la paliza no se acopló con la espada y dejó un reguero de pinchazos. Recogió una atronadora ovación entre el fervor de una plaza entregada.

Palmas recibió tras pasaportar al primero, un toro exigente del Puerto que tuvo peligro desde que salió de chiqueros. No quiso ver el capote de Curro y la cuadrilla pasó las de Caín para poder dejarle los rehiletes. Con la muleta intentó hacer el toreo clásico que nos tiene acostumbrados pero pechó con un toro bruto que careció de movilidad. Le costaba desplazarse por ambos pitones, sobretodo por el izquierdo, donde le avisó con los dos puñales astifinos. Meritoria fue su actuación sobre la diestra pero lo emborronó todo en la segunda serie con enganchones y cerró la actuación de un bajonazo. Pastueño y sin interés salió el quinto al albero. Lo intentó Curro pero al del Puerto le faltaba fuerza y transmisión para interpretar el toreo. Aun así, le pudo y el de Linares dejó unos muletazos marca de la casa sobre la diestra y se gustó toreando a placer. Sutileza, regusto y torería. Saludó una ovación.

Gran temporada de Curro en un año complicado viviendo momentos dramáticos, como la tarde de Teruel tras la cogida del malogrado Víctor Barrio. Sufriendo la dureza de la profesión con el tabique nasal roto y ni por esas volvió la cara el jienense y cumplió al día siguiente su compromiso con la afición de Valladolid. El destino le tenía guardado algo especial al de Linares, dando un toque de atención y confirmando al orbe taurino, que debe entrar en los carteles del circuito de las ferias de plazas de primera. Un torero con chispa que dejó una vez más una actuación plena de precisión, suavidad y verdad en el trazo y en su composición.

José Garrido dejó su impronta en otra actuación importante, que por culpa del lote y de la espada, se esfumó sin triunfo. Fue cogido en varias ocasiones por el cuarto, un ejemplar incomodo, bruto y con un tremendo peligro, que a la postre fue el de más fuerza del envío salmantino. Labor aplomada del extremeño frente a un toro rajado que no quiso pelea en ningún momento y que se defendía con la cara alta. Muy dispuesto le hilvanó un par de series en terrenos del 6 sobre la diestra, pero el del Puerto rehuía de las telas. Le empaló toreando sobre la diestra. No se arrugó en ningún momento. Entereza. Al entrar a matar fue cogido al hacerle hilo y le infirió una cornada en el glúteo. Curro, se lo quitó de un descabello.

Tuvo una fría actuación frente al segundo, un toro que al igual que el abreplaza le costó desplazarse. Todo lo hizo el extremeño en una labor irregular que no llegó a contar con el refrendo del público. Dejó un soberbio estoconazo pero fue silenciado tras escuchar dos avisos. Tras unos minutos de tensa calma, la megafonía de la plaza anunciaba que saldría a matar al sexto, tras ser operado de la cornada en el glúteo. A los pocos instantes apareció en el ruedo. Ese noble le permitió posibilidades pero el carácter aplomado en sus embestidas apagadas no transmitieron en los tendidos. Labor de cercanías frente a un toro que necesitó más fuerza.

El descafeinado mano a mano terminó con el aroma y el sabor de un torero en mayúsculas: Curro Díaz o el sublime arte del toreo.

• Madrid. Plaza de toros de Las Ventas. 3ª de la Feria de Otoño. Tres cuartos de entrada en tarde soleada. Se lidiaron seis toros de El Puerto de San Lorenzo, correctos de presentación, pero mansos, bruscos y con peligro en líneas generales a excepción del 6º. Brusco con peligro el 1º; deslucido el 2º; bruscos con peligro 3º y 4º; manso el 5º y noble el 6º.
• Curro Díaz (sangre de toro y oro): Palmas, ovación con saludos y silencio tras dos avisos por el que mató por Garrido y ovación con saludos.
• José Garrido (nazareno y oro): Silencio, herido y silencio tras dos avisos.
• Actuó de sobresaliente Jeremy Banti. Antonio Neiro "El Algabeño" fue obligado a desmonterarse tras parear al cuarto. Javier Valdeoro recibió palmas tras parear al segundo y Antonio Chacón hizo lo propio frente al sexto. Al finalizar el paseíllo, Curro Díaz fue obligado a saludar una ovación desde el tercio.

Parte médico de José Garrido: Herida por asta de toro en región glúteo izquierda de 10 centímetros, que afecta a tejido celular subcutáneo. Erosiones y contusiones múltiples. Fdo. Dr. García Padrós.

Parte médico de Curro Díaz: Contusiones múltiples pendiente de estudio radiográfico. Pronóstico reservado. Fdo. Dr. García Padrós.