Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
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El día después
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Las Ventas. 3ª de la Feria de la Comunidad

El día después

Alejandro Martínez

Veinticuatro horas después de una Goyesca para el recuerdo, volvíamos a sentarnos en los tendidos de Las Ventas. Con la entrega, la sangre y el triunfo de Ángel Teruel y, sobre todo, de López Simón y Morenito de Aranda, frescos en el recuerdo, arrancaba el último festejo previo a la Feria de San Isidro. En menos de una semana volveremos al coso de la calle Alcalá para no abandonarlo hasta bien entrado el mes de junio. Pero aún con esa emoción de la gran tarde de ayer, y también con la mirada ya puesta en San Isidro, tocaba la corrida de Carriquiri. Y algunos, minutos antes de que sonaran clarines y timbales, bromeábamos diciendo que firmábamos para hoy lo ocurrido ayer. “Con lo de ayer… nos conformamos”. Pero efectivamente sólo se trataba de una broma. Desgraciadamente la historia no se repitió y pasamos de la emoción al aburrimiento, a lo de siempre. Y es que, como escribía ayer, cuando hay verdad en el ruedo, hay emoción en el tendido (y viceversa). Y así fue hoy. Verdad hubo por momentos en las actuaciones de dos buenos toreros, dos toreros de Madrid, de esos que, habiéndose quedado lejos de la primera fila del toreo, cuentan con muchos partidarios y seguidores. Románticos que persiguen ese toreo eterno en unos tiempos marcados por la mentira. Así que, gracias a Curro Díaz y Sergio Aguilar, al menos, la tarde se nos hizo más llevadera.

Como una losa cayó en los ánimos de los presentes la corrida de Carriquiri. El encierro enviado a Madrid por la familia Briones tuvo fachada, pero nada más. Lote bonito, parejo y muy serio, que sin embargo adoleció de una mansedumbre y una falta de casta preocupante. Tan sólo el precioso berrendo que hizo sexto, tuvo algo más de movilidad y chispa en el último tercio. Y eso sin contar las pésimas peleas que hicieron todos en el tercio de varas. Con un producto tan poco idóneo para el triunfo, los de luces poco pudieron hacer.

Volvía Curro Díaz a Madrid y lo hacía, además, en el único paseíllo que tenía contratado este mes en Las Ventas. Como, incomprensiblemente, la empresa ha dejado al de Linares fuera del abono de San Isidro, todos aquellos que admiran su personalidad y torería tuvieron que peregrinar para no perdérselo. Y, por momentos, Curro Díaz ofreció lo que esperaban. Muy firme y valiente se mostró primero con el segundo de la tarde, un animal muy descastado que se paró de inmediato y que además fue reservón. Aunque el de Carriquiri miraba, medía y se quedaba a la mitad del muletazo, Curro llegó a firmar muletazos de mucho gusto que calaron en el tendido. Empezó su trasteo al abrigo de tablas con detalles de mucha calidad entre los que sobresalió un trincherazo para enmarcar. El jienense, ante ejemplar tan agarrado al piso, dejó buen sabor de boca aunque luego pinchó en dos ocasiones antes de dejar una estocada. Más breve anduvo con el cuarto, un toro muy noble pero sin fondo que se vino abajo demasiado pronto. Bondadoso, pero sin vida, el de Carriquiri, muy en Núñez por delante (estrechito de sienes y algo engatillado de cuerna) no transmitió lo más mínimo y Curro Díaz lo intentó dejando de nuevo detalles de gusto y personalidad como un natural inmenso que fue tan bello como profundo.

Por su parte, Sergio Aguilar, otro torero de esos que escasean hoy en día en la fiesta, volvió a dejar patente su pureza y extraordinario concepto del toreo. Y lo hizo además con un tercer toro nada fácil. El de Carriquiri, que salió de chiqueros muy montado, desafiante, llegó al último tercio con un genio ante el que Aguilar no se amilanó. Se equivocó el torero con dejarlo tan crudo en el caballo y luego llegaron los problemas. Sin descolgar lo más mínimo, con la cara por las nubes, el astado se arrancó como un tren ante el cite del madrileño al comienzo de la faena. A punto estuvo de arrollarle, pero Aguilar no dio el paso atrás. Después vinieron las series por ambas manos en las que tuvo que aguantar los derrotes del toro y su mal genio. Midió mucho y el torero tragó de lo lindo sin abandonar nunca ese concepto tan puro y vertical. Aunque dejó un espadazo a la primera, tuvo que coger el descabello y se le atrancó. El quinto, un chorreado muy abrochadito de pitones, anduvo justito de todo. Con este se volvió a justificar un Aguilar que cuando logró llevar enganchado al toro por abajo firmó algunos notables muletazos que fueron lo mejor de la faena. Con ese valor frío que le caracteriza, concluyó con manoletinas y con una media estocada en todo el hoyo de las agujas de mortal e inmediato efecto.

Y, al margen de todo lo anterior, hoy confirmaba la alternativa un torero. Un torero desconocido. Sí, de esos a los que sólo le conocen en su casa. Su nombre: Leonardo San Sebastián. Y ahora, la pregunta del millón: ¿qué méritos había hecho este chaval (¡de 36 años!) para confirmar en Madrid? La respuesta: ser hijo de Justo Polo, uno de los presidentes de Las Ventas. Así de claro y así de vergonzoso. Así que, con ese currículum, el tal San Sebastián confirmó y al final cayó herido. En un traspié ante el sexto fue cogido y el toro, que hizo por él en el suelo, le corneó. Fue el final a una tarde la suya en la que evidenció tan poco oficio como nulas condiciones para funcionar.

 

  • Madrid. Plaza de toros de Las Ventas. Con 1/4 de entrada, se lidiaron seis toros de Carriquiri, bien presentados, y de manso y descastado juego en general. El mejor fue el 6º, con movilidad; más complicado el geniudo 3º.
  • Curro Díaz (verde manzana y oro): ovación con saludos, ovación con saludos y silencio en el que mató por San Sebastián.
  • Sergio Aguilar (malva y azabache): silencio tras aviso y ovación con saludos.
  • Leonardo San Sebastián (grana y oro), que confirmó: silencio y herido en el 6.º

Parte médico de Leonardo San Sebastián: Herida por asta de toro en tercio superior cara posterior muslo derecho, con dos trayectorias, una descendente de 25 centímetros, que produce destrozos en músculos isquiotibiales y contunde nervio ciático, y otra de ascendente de 15 centímetros que alcanza isquion. Puntazo corrido en tercio medio cara interna muslo derecho. Contusiones costales derechas. Es intervenido quirúrgicamente en la enfermería de la plaza de toros siendo trasladado al hospital San Francisco de Asís a cargo de la Fraternidad. Pronóstico grave. Fdo.: Dr. García Padrós.

 

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