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Vicente Carrillo Cabecera
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El discurso animalista del nuevo ministro de Cultura
Las "peculiares" palabras de José Guirao

El discurso animalista del nuevo ministro de Cultura

Redacción

Tras el efímero e insustancial paso por el Ministerio de Cultura y Deporte de Màxim Huerta tras su repentina dimisión, la cartera de la que depende la tauromaquia ha ido a parar a otras manos, las de José Guirao. Si el primero se declaró públicamente contrario a la fiesta de los toros, su relevo no solo no ha sido menos, sino que además es un convencido animalista.

Prueba de ello es su participación en la rueda de prensa de presentación de Capital Animal en Madrid en el año 2016. Según los promotores de esta plataforma, su razón de ser era hacer visibles los derechos de los animales desde la óptica de la creación artística y cultural. En dicho acto de presentación, el nuevo ministro defendió una postura tan llamativa como utópica, y es que propuso la necesidad de realizar «un cambio antropológico».

Según argumentó en su intervención, «en su soberbia, la especie humana ha olvidado casi todo lo que la hace humana», pues «usamos a los animales para comerlos, para el trabajo, para divertirnos, para maltratarlos y para matarlos innecesariamente». En su opinión, el desprecio por los animales está «muy arraigado» porque los utilizamos como «algo utilitario».

Por eso mismo, sabe que ese hipotético cambio antropológico supone «un reto es inmenso, complicado y difícil». Bajo el criterio del nuevo representante de Cultura, «la intención es cambiar esa soberbia de la especie que se siente impune ante todo y que se siente impune para utilizar y maltratar todo lo que encuentra en la naturaleza y que solo nos lleva a la destrucción».

Ahora bien, Guirao se cuestiona que «si a un nivel sociocultural y socioeconómico medio-alto esto no entra, ¿qué os puedo contar de los cazadores con los que de vez en cuando tengo el disgusto de debatir porque invaden mi casa y ponen en peligro a los animales del entorno, como cualquiera que tenga una casa en el campo?».

De hecho, a colación de este comentario, puso como ejemplo una supuesta conversación con un grupo de cazadores a los que él conocía: «Venían tan ufanos porque habían matado no sé cuántas cabras en Gredos y la explicación es que había sobrepoblación de cabras y que había que matar y les dije que también hay sobrepoblación humana y nadie ha planteado que hay que eliminar una parte de la población para que esto sea viable».

Con todo, termina con una reflexión realmente llamativa: «Hay que empezar a considerar a los animales iguales, pero iguales en todo: en inteligencia, en sensibilidad, en derecho a la vida... porque ¿alguno de nosotros sería capaz de hacer lo que hacen las aves migratorias o de prever lo que hacen los animales cuando viene un terremoto? Hemos perdido toda nuestra raíz con la tierra y con la naturaleza y ellos no la han perdido».

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