Ayer un toro cogió a Roca Rey en Badajoz como para partirlo. También ayer, Gregorio Sánchez falleció a los 86 años. Torero grande, natural de Santa Olalla (Toledo), y por el que Alicante ha tributado un minuto de silencio. Dicen que una vez lidió y dio muerte a seis de Barcial en Las Ventas en un hora y veinte minutos. Alumno de matrícula de Gregorio en su etapa al frente de la Escuela Marcial Lalanda de Madrid fue El Juli, que hoy hizo el paseíllo con un capote de riguroso luto, y se marchó como triunfador absoluto por la puerta grande tras lidiar, como ganadero, una completísima corrida de toros y cuajar un faenón al quinto, Tirachinas, que fue premiado con la vuelta al ruedo. Mejor homenaje Gregorio Sánchez no podía tener. En el paseíllo, a la izquierda de don Julián estaba Paco Ureña, que esta vez ha visto cómo le ha servido que le apodere la empresa para ir bien colocado en un cartel, aunque al final las prisas y los aceros lo dejaron sin miel. Más allá, Rivera Ordóñez, sustituto de forma incongruente, precisamente, del herido Roca Rey.
Más claves. El Juli debutaba como ganadero y al final fue el único protagonista de la tarde. Propietario de El Freixo, envió una corrida apretada, guapa, bien cuidada y presentada para una plaza como Alicante y, sobre todo, de excelente contenido e interés. Brava. Para la historia la faena del propio Juli al, repito, bravo Tirachinas, premiado con la vuelta al ruedo. A Ureña, lo dicho, lo apodera la empresa. Rivera Ordóñez, el sustituto, aparecía en el cartel para despedirse ya que pasaba por aquí atendiendo a que es un buen satélite de las casas empresariales, aunque lo apodere El Tato, y además abría cartel. Uno se pregunta, entonces, de qué ha servido San Isidro o de qué aquel cuento del cambio que trae la juventud y que encabeza el propio Roca Rey. Madrid, ¿si te he visto ya no me acuerdo?
El debut ganadero de El Juli en Alicante con una corrida de toros se estrenó con Barbero, y claro, era para Paquirri II. Frentudo y serio. Bien puesto. Tuvo pies y codicia, y lo pasaron con un picotazo. Lo mejor es que la tomó por abajo. Fran se aclaró mejor en redondo. Al natural Cayetano ayer sacó más nota. Los tendidos lo corearon. Definitivamente, los aficionados no sirven para empresarios y algún día tampoco ni para aficionados. La estocada en los blandos fue fulminante. La oreja y la vuelta al ruedo sirvieron para pasear sonrisa. El cuarto cambió de perfil y de frente. Estrecho, tirando a abrochado, muy avacado, zancudo y vareado. Tomó dos varas, una en el de tanda y otra en el que guarda la puerta. Fuera de las rayas embistió con clase y ritmo mientras le acompañaron por la periferia. Alguna maldad le picó a Fran, que se descaró y dio tres derechazos mirando al tendido. Pero la faena siguió tan técnica como discreta y al final la espada se atascó.
El segundo, Naturalista, era guapo, aunque algo frentudo, lució remate. Un capotazo de salida de Alvarito Montes, el quite por chicuelinas y una tafallera convertida en circular abrieron la gruta de oro. Los dos pitones planearon. Y en el caballo mostró fijeza. En redondo y muy sujeto por abajo, metió la cara. Cuando el intento fue rematarlo lo más lejos posible, echó la cara arriba como buscando aire. Mejoró en la corta distancia y en el toreo enroscado. Una ronda infinita de circulares por detrás puso la plaza a cien en el epílogo. La estocada cayó traserilla. Una oreja fue el premio para El Juli, aunque se pidieron las dos.
De pitón tocadito y algo negruzco, Tirachinas salió en quinto lugar para encontrarse con El Juli en un faena histórica. Se fue a por el jaco como un tejón y empujó de verdad. Más luego se fue a por las caballerías cuando buscaban la puerta, y volvió a meter lo riñones, pero esta vez sin castigo. El madrileño desperdició tres embestidas en las probaturas de inicio con el quito y, seguidamente, en los mismos medios, bordó dos tandas de naturales de tremenda profundidad, ligazón y mando en una baldosa. Brutal. Total entrega del toro en la embestida. Tremendas las apreturas. La mano muy baja. No hay otra. También en redondo. Tirachinas hizo surcos en circunferencia. Faenón. Cuando aquello olía a indulto, el toro echó una mirada a las tablas, luego otra y luego se fue. Le faltó fuelle para aguantar tanta exigencia. El excelente toro acabó buscando madera más como pidiendo socorro que por manso. Porque Tirachinas fue bravo, no lo duden. El tute de toreo fue de aquella manera. Vuelta al ruedo póstuma y dos orejones para un Juli amo y señor del toreo y la bravura en esta tarde de Fogueres.
Nómada fue el primero de Paco Ureña, y ante tanta clase el murciano estuvo que no le tocaba la camisa al pecho. El toro era más estrecho de sienes, bien puesto de pitones, badanudo y bajo. El saludo de Ureña vino algo tropezado, pero el quite por gaoneras en el centro del platillo fue tremendo. En la primera tanda ya se despatarró, pero el toro pidió temple y mucho pulso. Sobraron premuras y latigazos. Las bernadinas y sobre todo la arrucina, que brotó ligada y templada, pusieron la plaza en pie. Una oreja con fuerza tras estocada. Ureña se amontonó con su segundo, Dakar. Otro toro bravo y codicioso en la única vara que recibió. Para el lorquino supuso un esfuerzo, hubo que imponerse. Al principio la velocidad la marcó el toro, que parecía que iba de rally. Al son del pasodoble Manolete, Ureña encauzó aquello con más emoción que limpieza.
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