Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
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El reino Nazarí abre la niña bonita
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El reino Nazarí abre la niña bonita
Crónica Madrid. 13ª de la Feria de San Isidro

El reino Nazarí abre la niña bonita

Darío Juárez

Ser figura implica demostrar cada día y en cualquier circunstancia qué es lo que hace portar esa vitola. No conviene dosificar tardes cuando un torero no se pone metas. Inviernos intensos volcados en plenitud a la preparación de una cuadra de garantías para llegar a Madrid y demostrar el sitio y el momento que uno vive, más si cabe tras dos ausencias notorias como Valencia y Sevilla. Ventura abrió su decimoquinta puerta grande en el coso venteño a base de tesón, cercanías –muchas veces en exceso–, mucho oficio y el temple de Nazarí, que embelesó a los tendidos con un toreo precioso al hilo del estribo, siempre buscando el embroque en la distancia corta. Leonardo, por su parte, cortó la oreja del sexto tras un final de faena muy vistoso con Xarope, en una tarde de mansos, huidizos y abundancia de kilos a partes iguales. Encierro desigual, feo, pobre de cara y desentipado que apenas colaboró agarrándose al piso y de poca reacción a los cites en corto.

Y van 15. En el día en que salían a hombros Andrés Iniesta y Fernando Torres en sus respectivos estadios, la niña bonita se abrió y Diego Ventura tocó el cielo de Madrid tras una faena de riesgo y pundonor al quinto manso de Capea. Con la oreja del primero no valía y apostó todo al negro yéndose a buscar al quinto a la puerta de chiqueros con la garrocha. Como el resto del encierro, Bondadoso salió con poca fijeza siendo parado en los medios con Lambrusco. Buscó las tablas de inmediato. Dejó dos rejones de castigo, siendo el segundo un tanto trasero. Había que levantar aquello, que la tarde no quedara en lo que pudo pasar y no fue. Y así, sin Sueño en el camión, había que sacar a un jugón. El fenómeno fan aumentaba subiendo de dos en dos los decibelios cuando Nazarí apareció para ponerse a torear. Tras clavar la primera, buscó la cara del toro en la salida del embroque para no dar puntada sin hilo y empezar a coser la embestida al dobladillo del estribo. La segunda, esperando la respuesta del toro y acompañando la salida hacia tablas con la cara metida debajo de la silla. Importante fue el siguiente equino con el que apareció. Clavó de costado el tercer palo para salir de la cara con una pirueta que a punto estuvo de tirarlo al suelo. Si ya tenía las ascuas al rojo vivo, terminó la combustión con un quinto palo arriesgadísimo. Con Remate, dos últimas al violín hicieron de prólogo de un rejón de muerte entero y desprendido suficiente para que la oreja cayera y la niña bonita se abriera.

La otra oreja vino tras la faena y muerte del primero. Otro manso al que no logró encontrarle las vueltas en los primeros tercios. Nazarí apareció en escena. La condición del toro era difícil porque no salía de tablas. Una vez centrado en el caballo, lo metió en el estribo para torearlo y clavar de dentro a fuera el primer palo. De punta a punta citaba al galope corto para clavar y salir al hilo de la cara del toro. Con Lío se las vio y se las deseó, puesto que Preferino estaba inmóvil, sin colaborar en ningún momento. Se lo llevó a chiqueros para clavar a la espera en la salida del quiebro. Tres cortas al violín mas el teléfono. Aquello subió el volumen de las palmas cuando el animal cayó con un rejón un tanto contrario y trasero. El tercero fue un animal complicado. Alto y mal hecho, puso en aprietos las dotes de Fino, que no hizo honor a su nombre, saliendo con dudas de dos embroques cuarteados por el pitón derecho. Bronce se postró para citar arrodillado y con Toronjo cerró con las cortas una faena de muy poca transmisión en la que faltó mucho toro. Su fallo a espadas no ayudó tampoco.

Leonardo Hernández trazaba su segundo paseíllo después de despedirse muy dignamente el sábado pasado. Necesitaba un halo de esperanza para no irse de vacío. Despidió su compromiso con la fe de Xarope, que hizo levantar las cotas de una faena plomiza y de muchas dudas en la conjunción toro-caballo. Se recreó con cites girando 360 grados para dejar tres cortas al violín, antes de un pinchazo y un rápido rejón efectivo para que un Magán, ya sin rigor alguno, le concediera la oreja y no se fuera de vacío. Abrió su tarde a lomos de Estoque para recibir a un cornibajo, pobrísimo de cara que salió suelto y sin ninguna fijeza. Despacio toreó con Despacio hasta lograr dar una vuelta al completo al anillo, poniendo como engaño la cola al viento. Salir y clavar. La segunda vino tras ligar en compás sostenido, antes de aparecer con Sol y clavar un par en parado. Dos cortas fueron la antesala de un primer fallo clavando en falso con Xarope.

Una de las anécdotas de la tarde la protagonizó el cuarto. Canastito saltó al callejón del 8 tras una salida huidiza. Lo intentó en dos ocasiones más pero no logró su meta. En los tendidos sólo cabía el murmullo de «ahí va otra vez». Enamorado entró en escena para clavar dos rehiletes al quiebro de dentro a fuera. Tras el embroque del tercer palo, el caballo rectificó mal y el toro hizo por él tirando un derrote de manso que por fortuna no llegó a cornada. Con Despacio puso otro a dos manos de punta a punta, para cerrar con Xarope y las cortas antes de fallar con el supremo en repetidas ocasiones.

 

  • Madrid. Plaza de toros de Las Ventas. 13ª de la Feria de San Isidro. Casi lleno (21.243 espectadores) en tarde soleada y templada. Se lidiaron seis toros de San Pelayo, pasados de kilos y de mala presentación. Manso el 1°, manso y con cierta movilidad el 2°, manso y reservón el 3°, huidizo y muy manso el 4°, manso y difícil el 5°, y manso y con buen tranco el 6°.
  • Diego Ventura: oreja, silencio y oreja con petición de la segunda.
  • Leonardo Hernández: ovación con saludos, silencio y oreja.

 

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