Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
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El tesón de Gerena entre el descaste y la fragilidad
El tesón de Gerena entre el descaste y la fragilidad
El tesón de Gerena entre el descaste y la fragilidad
El tesón de Gerena entre el descaste y la fragilidad
El tesón de Gerena entre el descaste y la fragilidad
El tesón de Gerena entre el descaste y la fragilidad
El tesón de Gerena entre el descaste y la fragilidad
El tesón de Gerena entre el descaste y la fragilidad
El tesón de Gerena entre el descaste y la fragilidad
El tesón de Gerena entre el descaste y la fragilidad
Crónica Sevilla. 5ª de la Feria de Abril

El tesón de Gerena entre el descaste y la fragilidad

Darío Juárez

Sábado, feria, sol, Victorino… Lo tenía todo la tarde. El de Galapagar llenaba un coso sevillano que cubría los tendidos de aficionados de todas partes. Y es que la historia ha hecho que esta divisa tenga el nombre y el sitio que merece. Lugar donde le puso la afición y a los que últimamente tiene decepcionados por lo descastados y endebles que salen una gran parte de sus pupilos. Igual de decepcionante fue la corrida. A excepción del primero, el quinteto restante perdió las manos en algún momento de su lidia. Salvando la excelente presentación, las cotas de emoción que adquirió la tarde fueron muy efímeras. A los tres últimos, que se dejaron, les faltó casta, fuerza y finales. Mientras que el trío que encabezó la tarde sacó un complicado fondo de casta, donde se impuso la firmeza de Luque en el tercero. Escribano dio una vuelta al ruedo por el conjunto y la disposición de su tarde, mientras que Ferrera se quedó entre el quiero y no puedo con el lote más bello de hechuras.

Una tarde sin viento pero sí con brisa, la que venía de Gerena. Y es que poco tardaron en demostrarlo dos de sus hijos. Manuel Escribano dio una vuelta al ruedo que le brindó Sevilla tras una tarde repleta de disposición y oficio. A portagayola se fue en sus toros, saliendo airoso de una suerte que ejecutó con un primero parado y con un recorte dejándose caer al albero para ponerse a salvo de su segundo, que salió como una bala. Anduvo bien con los palos, con los que también arriesgó, sobre todo en el tercer par del quinto, que fue entre el toro y las tablas a escasos centímetros. Portero fue ese segundo cárdeno encastadito, que no humilló y que se llevó dos puyazos en el sitio. A la muleta llegó muy débil por el derecho, perdiendo las manos en repetidas ocasiones. Con el izquierdo faltó ver al toro. Dos tandas de una en una por ese flanco dándole espacio, donde el de Las Tiesas apretó. El quinto fue un toro entre algodones. Escribano puso la Maestranza en pie e hizo sonar la música tras recibirlo de capa. Tras un Inicio genuflexo por bajo, Pacense cantó su dulzura y su acometividad sin brío. Manuel dejó las telas muertas en la tercera tanda, donde el gazapeo que había tenido hasta entonces se convirtió en invalidez absoluta. Faena breve. Estocada hasta la bola tras leve e inentendible petición y vuelta al ruedo al cómputo de la tarde.

Su vecino Daniel Luque tampoco se quedó atrás. Se llevó en su esportón la sensación de haber dado todo de sí en el ruedo maestrante. El tercero fue un animal deslucido al que se le picó de una manera paupérrima. Acusó esos (no) puyazos sin rectificación en la muleta, donde llegó imposible por el izquierdo y colaboró sin bondad por el derecho. Luque estuvo firme y seguro, ligando tandas que obligaban a que Bolsero metiera la cara. El animal que había sido protestado de salida por su falta de fuerza, repuso a medida que pasaban los minutos cuando llegaba a las telas. Tras un fallo a espadas abultado, el toro moría de pie ante la ovación de parte de los tendidos del Baratillo. El sexto fue un espejismo. Juan de Dios Quinta salía ovacionado tras un tercio de varas muy bien ejecutado y otro de rehiletes del mismo palo, con un Caricol sobrio y muy valiente. Tres series por el pitón derecho, el bueno, fueron las que aguantó este sexto al que exigió, respondió y hasta la música sonó. De la cuarta en adelante Estufista se apagó y congeló la miel que nos dejó en los labios. Errático de nuevo a espadas, y otra ovación de reconocimiento por parte del público sevillano.

La excepción que rompió la regla de cartel sevillano fue el extremeño Antonio Ferrera. Ya anunció que a partir de esta temporada la suerte de banderillas sólo la ejecutaría cuando el momento se lo pidiera. Sevilla, plaza llena, Victorino y Ferrera en el burladero. Silbidos que intentó tapar Montoliú exhibiendo la pintura que hacía las veces de cuarto. Y digo intentó porque el toro ya estaba parado. Verlo humillar era una delicia, pero salió del peto con dos puyazos infames que posiblemente degradaron su fondo físico. Perdió las manos en repetidas ocasiones y Sevilla entre silbidos de desencanto le pidió abreviar. Con el primero le faltó entendimiento al extremeño. Escriño le pidió distancias y no se las dio. Muy encimado sobre una embestida que no dijo mucho y que fue evaporando la poca casta que había demostrado en el jaco de Antonio Prieto, donde acudió de largo y fue bien cogido.

 

  • Sevilla. Real Maestranza de Caballería. 5ª de la Feria de Abril. Casi lleno en tarde soleada. Se lidiaron seis toros de Victorino Martín, de muy buena presentación. Muy venido a menos el 1°, frágil pero interesante 2°, sin picar y protestón el 3°, inválido y muy noble el 4°, descastado y sin fuerza el 5° y rajado y sin fondo el 6°.
  • Antonio Ferrera (fucsia y oro): silencio en ambos.
  • Manuel Escribano (tabaco oscuro y oro): ovación con saludos y vuelta al ruedo tras leve petición.
  • Daniel Luque (carmelita y oro): ovación con saludos y palmas.
  • Raúl Caricol y Alfredo Cervantes se desmonteraron tras parear al 6º.

 

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