Vaya por delante que a la hora del sorteo, Zalduendo era el hierro que mejor presentación ofrecía hasta el momento en las instantáneas que cuelga la empresa en redes sociales. Sin embargo, había expectación. Y no por el nombre en positivo de esta vacada domecqstizada, sino por su antagonista significado. Toros inválidos, manipulados e indemnes para su lidia es lo que han tenido que tragar y pagar los aficionados durante los últimos tiempos en las plazas donde ha aparecido esta divisa. De ahí la sorpresa de su regreso a dos ferias de suma categoría como son ésta de Valencia y el próximo San Isidro. Que el santo patrón nos pille confesados...
Simón Casas está a tiempo de no llevar a Zalduendo a Madrid. A tiempo de parar lo que está llamado a hacer temblar los pilares de la monumental. Lo de hoy lo ha vuelto a refrendar. López Simón abría su tercera puerta grande en Valencia tras una tarde con línea ascendente para el torero de Barajas por el cambio de actitud tan denotado, profundizando en la serenidad. El Fandi cortaba una oreja de pueblo ante el quinto, mientras que Ferrera se iba de vacío con un lote mitad inválido, mitad descastado. Tarde de pijama y siesta de regusto y disgusto.
Nadie puede negar el cartel que tiene López Simón en Valencia. Pasmoso y su indulto quiso abrirle paso entre la afición levantina hace dos años, volviendo el año pasado y regresando éste para abrir su tercera puerta grande consecutiva. La tarde de hoy abría la temporada del de Barajas, que estrenaba apoderado. Sorteó en tercer lugar un anovillado animal, débil de fondo, pastueño e inválido de fuerza. Alberto lo sobó a media altura y sin ninguna prisa. Lo trasteó por ambos pitones administrando fuerzas, antes de dejar un estocadón entero que le valía para abrir media puerta. La otra media la consiguió ante el sexto, al que recibió rodilla en tierra. Se dejó pegar relativamente en la montura antes de llegar a la muleta, donde Alberto le dibujó dos tandas buscando la profundidad por el derecho bastante condescendientes con la embestida del animal. Otra más por ese flanco repitiendo y dejando la muleta en la cara. Todo en el modo López Simón: estático, robótico, pero con mayor soltura. En el tramo final aprovechó desapegado la inercia del toro, tapándole la posible salida de una posible huida inminente. Estocada entera, traserita y de tardío efecto, que le convalidó el segundo trofeo para salir a hombros. Barato, barato...
Si por algo se caracteriza el coso de la calle Xátiva, entre otras muchas cosas, es por el apego y la afinidad que profesa con los profesionales que ponen los garapullos. El Fandi es uno de esos toreros que caen bien en Valencia y en su torerista identidad. Hartó de pases a su lote sintetizando varias suertes. De rodillas recibió al quinto en el tercio, como del mismo sino empezaría la faena muleteril, pero en los medios. Dos redondos fueron los que, a modo de rotonda, ahormaron el calamocheo del animal. Éste tenía fondo de sobra y Fandila lo quiso torear a su manera: al hilo del pitón y vaciando para la Malvarrosa. Un estocada entera y trasera hizo caer a este mansito que se fue a morir a toriles. El segundo pasó por la misma vara. Un inválido y débil de manos al que trasteó por inercia y sin verdad. En este caso erró con la espada.
Abría plaza el extremeño Antonio Ferrera. El palco se negó a echar para atrás a un animal enfermo que perdía las manos constantemente y se adolecía de la pata izquierda, la cual arrastraba con mucha dificultad. A éste le supo encauzar y curar, quizás por la cercanía a la escuela de enfermería de Chiva, par dejar como impronta de faena ciertos naturales muy estéticos. Eso sí, delante de un animal indemne para la lidia. Con el cuarto derrochó muletazos sin sentido entre un intercambio de opiniones con los tendidos durante la faena. Sainete con la espada. Y de los gordos.
Puerta grande para López Simón en Valencia con una floja corrida de Zalduendo. Un trofeo paseó El Fandi y una ovación saludó Antonio Ferrera. pic.twitter.com/oGJCJSlC0k
— Toros (@toros) 14 de marzo de 2019
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