Por el piton derecho
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Fachada y poco más
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Albacete. 3ª Feria de la Virgen de los Llanos

Fachada y poco más

Alejandro Martínez

Decepción. Con esa sola palabra podríamos resumir lo que ocurrió en la tercera de abono de la Feria de Albacete. El cartel tenía todos los ingredientes para que hubiéramos disfrutado de una gran tarde, pero desgraciadamente las ilusiones quedaron frustradas. Esperábamos mucho de la muy bien presentada y seria corrida de Alcurrucén, pero los Núñez de los Lozano no cumplieron con el guión. El lote enviado por los propios empresarios, muy en tipo, lo tenía todo para embestir: trapío, buenas y parejas hechuras, algunas reatas más que populares en esta ganadería… pero, al contrario que en las pasadas Corridas Generales de Bilbao, los de Alcurrucén no se prestaron para el lucimiento. O, más bien, la mayoría de ellos, pues hubo algún astado que sin ser gran cosa, podría haber sido más aprovechado.

Fue el caso del sexto, el único que llegó al último tercio con vida y transmisión. Tuvo unas dos primeras series en las que nos recordó a esos toros encastados y exigentes de esta divisa, pero terminó embistiendo de forma muy desagradable al salir con la cara muy arriba y pegando un tornillazo en cada muletazo. Este defecto, quizás, tuvo que ver con que su matador, Juan del Álamo, no estuvo demasiado acertado. En vez de rematar los muletazos por abajo (por donde de verdad responden los toros bravos), fue instrumentando unas tandas en las que sobró toreo periférico y pico de la muleta. Tras algún enganchón el toro se descompuso y ya fue imposible el lucimiento. Para más inri, el salmantino concluyó su labor con manoletinas. Es decir, a un toro que remataba los muletazos con un violento cabezazo por arriba, del Álamo lo quiso preparar para la muerte con una suerte ejecutada…por arriba. Incomprensible. Antes, Juan del Álamo, uno de los toreros jóvenes con más ambiente y buenas actuaciones esta temporada, había puesto mucha actitud ante un tercer toro muy manso y deslucido que se rajó en el minuto uno de la faena. El de Salamanca sólo pudo justificarse y arrancarle algún muletazo mostrando su habitual concepto de compás abierto y muleta adelantada.

Miguel Abellán regresaba a Albacete tras bastantes años de ausencia, y lo hacía en la campaña en la que ha vuelto a ilusionar y a estar en las ferias. Su heroico triunfo en Madrid cayó muchas bocas y al madrileño también se le abrieron las puertas de esta feria en honor a la Virgen de los Llanos. Hizo el paseíllo con su de sobra conocido terno blanco y plata y a punto estuvo de cortar una oreja del que abrió plaza. El primero, muy bien presentado, armónico, estrechito de sienes y armado por delante, no fue fácil a causa de su punto de mansedumbre y escasa fijeza. A pesar de ello, no tuvo mala condición y antes de querer rajarse permitió a Abellán bajar la mano en sendas series que llegaron al tendido pese a que en momentos abusó de la pierna retrasada. Una estocada que hizo guardia y otra desprendida dejaron todo en una cariñosa ovación. Su segundo se movió sin gracia ni casta y el trasteo del madrileño no pasó de profesional.

Por su parte, Daniel Luque firmó los mejores muletazos de la tarde. Fue en el segundo, un engatillado y ensillado colorado casi melocotón de Alcurrucén, muy frío de salida, y de tanta nobleza y buena condición, como poca fuerza. El sevillano con total acierto le aplicó lo que el animal necesitaba: temple. Fue una labor exquisita por su despaciosidad y buen gusto. Ya que no podía apretar a su enemigo, Luque optó por los detalles de clase. Sensacionales trincherazos, pases de desprecio y remates por bajo se fueron sucediendo en una faena que, sin embargo, fue acogida con frialdad por los tendidos.

Misterios de una plaza que se preocupa más por los pasodobles que toca la banda que por lo que ocurre en el ruedo. Y es que, hoy, Albacete rozó el esperpento por el enfrentamiento que se produjo contra la banda de música. Acertadamente, el maestro de la misma, Juan Parra, no encontró los méritos ni la emoción o lucimiento necesarios para que sonara en ninguno de los cinco primeros capítulos del festejo. Pero, claro, “con la Iglesia hemos topado”. A Juan Parra se le olvida que como buena afición de talanqueras, en Albacete si no se toca la música parece que la gente no se divierte y que la tarde no tiene sentido. Pues bien, mi aplauso al director que aguantó estoico las palmas, pitos y gritos reprobatorios de un público que exige música en faenas de nulo contenido artístico. Y volviendo a lo importante, si Luque gustó en ese segundo, en el quinto volvió a su versión más ventajista y pegapasista. El de Gerena firmó una labor larga y aliviada que nunca llegó al tendido.

 

  • Plaza de toros de Albacete. 3ª de la Feria en honor a la Virgen de los Llanos. Con dos tercios de entrada en los tendidos, se lidiaron 6 toros de Alcurrucén, bien presentados, serios y en tipo, y de manso y deslucido juego en general. El mejor fue el 6º, que sólo duro un par de tandas. El 2º tuvo calidad, pero poca fuerza; y al noble 1º le faltó ritmo y fijeza.
  • Miguel Abellán (blanco y plata): saludos y silencio.
  • Daniel Luque (blanco y oro): saludos tras aviso y silencio.
  • Juan del Álamo (rosa palo y oro): silencio en ambos.
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