La rabia impera cuando un grupo de políticos pseudo-ecologistas atentan contra la tauromaquia; más aún, cuando sus principios imperan más en un populismo animalista que en buscar una verdadera preservación del equilibrio ecológico en los diferentes sistemas naturales que existen en México. No han entendido que la fiesta brava marca la existencia de una especie, que forma parte de los ecosistemas presentes en las ganaderías, como lo es el toro de lidia; y que, incluso, su extinción, como producto de terminar con los festejos taurinos, va en contra de cualquiera de los principios ecológicos que pueda existir en la humanidad. Tampoco les ha quedado claro que su política populista ha dañado a cientos de ejemplares, de diversas especies, como su iniciativa de prohibir los circos con animales donde el 80% de éstos tuvieron como destino inmediato la muerte. La adhesión a las filas del Partido Verde Ecologista de México involucra la manifestación por escrito de dejar de asistir a festejos taurinos, charros, peleas de gallos o cualquier espectáculo con animales; desgraciadamente eso no les involucra el dejar de comer cualquier tipo de carne (algunas veces producto del toro que se lidia en las plazas), vestir piel o degustar esas suculentas langostas, exquisitas en sabor y más en precio, en los mejores restaurantes y con el pago de los impuestos de todos los mexicanos; como si para todo ello no hubiera el sacrificio animal. Es una pena que actúen en búsqueda de seguidores, con una doble moral y bajo la bandera de protección animal, no a su muerte, pero sí a la del ser humano a través de la pena de muerte y el aborto. Sí este partido no cambia y respeta ojalá pronto se venga abajo.

Afortunadamente la tarde de ayer llevó el nombre de Isaac Fonseca quien se alzó como triunfador del festejo con un merecido apéndice y el privilegio de lidiar uno de los dos astados restantes, el otro fue para el novillero español Sergio Roldán.  En esta ocasión, como acto simbólico, el paseíllo, además de lo tradicional, se caracterizó por ir acompañado de muchos niños aficionados taurinos en manifestación al respeto que queremos y debemos tener los aficionados de todas las edades.

Como dato curioso de lo que se lidió, fueron tres astados de encaste mexicano-saltillo (Santo Tomás) y tres de español-parladé (El Siete) de los cuales, los primeros cayeron en manos de los españoles y los segundos en las de los mexicanos. La presentación del ganado fue aceptable bajo las condiciones del festejo que fue sin caballos.

Sergio Roldán resolvió la papeleta con buenas maneras ante el primero de la tarde de la ganadería de Santo Tomás; situación que le hizo merecedor de lidiar el quinto de la misma procedencia, ante la presencia fuerte de lluvia y sacando algunos detalles sin que pasara algo importante. Estuvo mal con la espada y escuchó dos avisos en ese último.

Íñigo Rodríguez no tuvo opción ante el castaño e inválido de la ganadería de El Siete, en donde se hizo presente más el tiempo en el que estuvo el astado en el piso, con todo y que no recibió castigo en varas, por lo que dejó sin opciones al joven coleta.

Isaac Fonseca gusta en el tercero de la tarde ante un buen astado de la misma ganadería que el anterior. Le imprimió un sello que hizo llegar a los tendidos al acompañar los muletazos recostándose ligeramente. La estocada fue entera, en buen sitio y se hizo merecedor de una oreja. Por tal razón, lidió el sexto en donde el astado no se prestó del todo para el lucimiento del de a pie, no fue fácil y las condiciones climáticas, bajo la lluvia, tampoco aportaron mucho.

Álvaro Sánchez intentó agradar con el novillo de Santo Tomás. Cubrió los tres tercios. Alargó faena en su perseverancia y el tendido desesperó un poco. Con la espada estuvo mal.

• Ciudad de México. Monumental Plaza de Toros México. 3ª. Novillada, sin picadores, con lluvia al final. Aproximadamente seis mil personas. Tres toros de El Siete y tres de Santo Tomás, todos cumplieron en presentación.
• Sergio Roldán (verde botella y oro): palmas y dos avisos.
• Íñigo Rodríguez (celeste y oro): silencio.
• Isaac Fonseca (celeste y oro) oreja y palmas.
• Álvaro Sánchez (blanco y oro con cabos negros) un aviso.
• El paseíllo se hizo acompañar de niños con pancartas en respaldo a la afición que existe de todas las edades. El festejo se retrasó por la presencia de antitaurinos al interior de la plaza los cuales, pacíficamente, fueron sacados por la policía perteneciente a la fuerza pública de la Ciudad de México. Reconocimiento especial a la empresa, a la afición y al gobierno de dicha entidad por en todo momento guardar la calma ante este acto propiciado por el Partido Verde Ecologista de México, y el cual no se deberá de repetir, prevaleciendo en mantener el orden público que habían alterado los manifestantes.