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Garrafón en toda regla
Opinión. La 3ª de Albacete, por Leo Cortijo

Garrafón en toda regla

Leo Cortijo

Al abandonar la plaza, el sabor de boca del aficionado era una mezcolanza rara de desilusión, cabreo y preocupación. Vamos, un coctel muy difícil de tragar por indigesto. Un garrafón en toda regla de esos que provoca que a la mañana siguiente te levantes con un dolor de estómago y de cabeza que dan ganas de enterrarse bajo tierra. He dicho. Pero vayamos por partes.

En primer lugar, la desilusión vino provocada al comprobar que uno de los carteles mejor rematados del ciclo se esfumaba sin apenas haber dejado nada en la retina del aficionado. Si acaso, el valor seco y sereno de López Simón. Un torero al alza que lucha por llegar a ser un gallo del corral taurómaco. Su camino le está costando... Y solo hay que destacar eso porque no hubo más historia en lo que a la terna se refiere, pues tanto a Castella como a Perera (arrimones insustanciales y sinsentido aparte) se les vio menos entregados por la causa que de costumbre. No sé, igual es una sensación personal mía, pero les noté fríos, apáticos y fuera de contexto. Sobre todo al francés, y un poco menos al extremeño.

En segundo lugar, cabreo por el nulo juego del mal presentado encierro de Alcurrucén. De hecho, hubo algunos, especialmente el lote de Perera, que fueron impresentables. Escucharon las palmas de tango de un respetable dolido por lo que estaba viendo. Además de mansos de solemnidad, abanderaron la falta de casta y emoción. Los mejores, como mucho, se dejaron transmitiendo más indiferencia que cualquier otra cosa. Ante semejante material, todo lo que se disponga sabe como un pan sin sal, como un guiso al que le falta la sustancia principal. Vamos, a nada.

Y en tercer y último lugar, preocupación por el estado de López Simón, que nada más montar muleta en el sexto, cobró un tabaco de los gordos que obligó de nuevo al Dr. Masegosa y su equipo a una de sus faenas magistrales. Una auténtica pena. Ya no solo por parar en seco su notable proyección, sino además porque el público estaba de lleno con el madrileño y quería verlo de nuevo. Apuntó lo mejor, de aquí a Lima, de toda la tarde, y en el sexto estaba dispuesto a jugarse el tipo de nuevo. Vaya que sí.

Del resultado de estos tres ingredientes es lógico que ahora sienta un severo malestar, y no hay medicamento que lo cure. Solo una nueva tarde de toros con interés y la pronta recuperación de Alberto. Que lleguen ambas.

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