Arrancó la Feria Taurina de Albacete y lo hizo de forma más que interesante. Al final, el cartel modesto y de jóvenes matadores se convirtió en un espectáculo en el que hubo de todo y en el que pocos se aburrieron. No hicieron falta las tan queridas figuras para que se viera a tres tíos que se la jugaron en la arena. Y es que el hambre tiene estas cosas… Miguel Tendero, Pepe Moral y Román demostraron que están en una posición que necesita de total entrega y compromiso. Los dos primeros, además, dejaron patente que el banquillo, los años en el ostracismo, curten de verdad. Buena noticia para empezar la gran entrada que registró el coso manchego. Parece que Albacete sigue respondiendo y erigiéndose como todo un oasis en el desierto. Dos tercios de los tendidos se cubrieron (casi tres cuartos) y eso que en el cartel no había ningún torero de los que ocupan los primeros puestos del escalafón y se pasean de feria en feria. Y si esta fórmula de toreros jóvenes con ansias de un triunfo funciona, ¿por qué nos privan de ella la mayoría de empresarios?
El triunfador numérico fue el más joven de los tres, Román. El valenciano, con escasos meses de alternativa a sus espaldas, logró una excesiva puerta grande que no empaña la actitud y el valor que demostró. Una oreja del sexto habría sido premio más que suficiente, pero en Albacete, ya sabemos, eso del rigor y la exigencia presidencial hace tiempo que pasó a mejor vida. Prácticamente no había petición, pero Don Luis Natalio Cuesta comenzó su feria realizando lo que parece tanto le gusta: sacar el pañuelo. No mereció Román el apéndice de ese tercero simplemente porque en ningún momento el trasteo alcanzó el vuelo suficiente. El único atisbo de conexión con el público se produjo en el arrimón final en el que, después de diez minutos, la gente mostró algo de interés por lo que sucedía abajo. Ese tercero fue un animal de Jandilla que se movió con algo más de vida que los dos primeros. Con él, Román anduvo muy dispuesto desde el principio, notándose, sin embargo, el poco oficio que posee por su escasa andadura en el escalafón mayor. Además, por momentos no se colocó en el sitio, abusando del toreo periférico. Largo y tedioso trasteo que, sin embargo, remató de una excelente estocada. Parece que este es uno de sus puntos fuertes pues al último lo liquidó de la misma forma: con un gran espadazo en todo lo alto. En ese sexto, un castaño tan sospechoso de pitones como sus hermanos, se jugó la voltereta en varias ocasiones quedándose en el sitio, a veces casi inconscientemente. Fue ese un animal brusco que se solía meter por dentro y que protestaba las cercanías con mal estilo. Con, esta vez sí, una merecida oreja se marchó en volandas.
Y si el triunfador numérico fue Román, Pepe Moral lo fue de la forma que dicta su apellido. El sevillano llegó como uno de los toreros revelación de la temporada a pesar de que esta era su cuarta corrida del año. Así está el sistema… Y Moral no defraudó. Demostró que el banquillo curte a los valientes, a los que luchan cada día por alcanzar el sitio que merecen. Desde el minuto uno todos pudimos ver con el hambre que llegaba a Albacete, una de las pocas plazas que han contado con él en esta temporada tan importante en la que ha puntuado en Sevilla, Pamplona y Madrid. Igualito que Morante... Siempre entregado tuvo un detalle de auténtico torero al entrar a matar al segundo. Tras haber pinchado el premio a la primera, no quiso que se le escapara su enemigo y se tiró a matar o morir sobre él. Y no una vez, dos. Y en las dos resultó dramáticamente cogido (sin consecuencias). Dio una vuelta al ruedo después de haber ejecutado una labor en la que sobresalió toreando con la zurda. Si bien con la mano derecha es poderoso, pero instrumenta ese toreo del siglo XXI, más en línea y muchas veces retorcido en el que se retrasa la pierna de salida, con la izquierda posee un bello trazo que acompaña con pureza y encaje. No sólo hubo naturales templados, largos y de mano baja, sino también detalles de puro gusto. Y aunque estuvo bien en su primero, mucho más mérito tuvo su segunda labor. Si el segundo de la tarde fue un Jandilla noble y de buena condición, pero falto de transmisión y casta, el que hizo quinto fue otra historia. Torazo de más de seiscientos kilos, largo, fuerte, hondo como él sólo y, encima, complicado. Además de meterse por dentro, el de Borja Domecq no fue en ningún momento metido en el engaño y puso en aprietos a su matador. Pepe Moral aguantó estoico las bruscas embestidas y se fue acoplando con él poco a poco. Al principio destemplado, consiguió extraerle algunas embestidas de muchísimo mérito. A este sí lo mató a la primera y arrancó una justa oreja.
Abriendo cartel actuaba uno de los dos toreros locales que harán el paseíllo en esta feria 2014: Miguel Tendero. El manchego obtuvo un trofeo del que abrió plaza, pero más allá del peso del apéndice, Tendero mostró una progresión y una madurez que muchos no esperaban. Muy variado y vistoso con el capote, salió a por todas en el primero, un ejemplar de la divisa titular que tenía cara, pero que era más escurrido y discreto de hechuras. Tras un picotazo en el primer tercio, el astado llegó a la muleta repitiendo y con gran fijeza, pero defendiéndose por su escasez de fuerzas. Miguel destacó toreando por el pitón izquierdo en varias series templadas en las que se encajó como nunca. Lo mismo intentó en el cuarto, pero el lucimiento en este fue imposible. El serio remiendo de El Cortijillo sólo fue fachada pues llegó al último tercio muy parado y deslucido. Tendero lo intentó todo, pero sólo pudo mostrar sus ganas y el hambre de triunfo con la que venía.
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