Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
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Herradero en la ganadería de Loreto Charro
Herradero en la ganadería de Loreto Charro
Herradero en la ganadería de Loreto Charro
Herradero en la ganadería de Loreto Charro
Herradero en la ganadería de Loreto Charro
Herradero en la ganadería de Loreto Charro
Herradero en la ganadería de Loreto Charro
Herradero en la ganadería de Loreto Charro
Herradero en la ganadería de Loreto Charro
Herradero en la ganadería de Loreto Charro
Herradero en la ganadería de Loreto Charro
Herradero en la ganadería de Loreto Charro
Herradero en la ganadería de Loreto Charro
Herradero en la ganadería de Loreto Charro
Herradero en la ganadería de Loreto Charro
La crianza del toro como un sueño de vida

Herradero en la ganadería de Loreto Charro

Alberto Bautista

A 35 kilómetros de Salamanca se ubica, junto a una extensa llanura de clima continental, la finca Peña de Cabra, donde pasta la vacada de Carlos Charro. Multitud de pastos extensivos adecuados por sus propietarios para que los astados se críen con todas las comodidades posibles hacen de la virtud un reto, y de la crianza del toro todo un sueño de vida.

El campo charro en estos momentos del frío es todo un reclamo para los admiradores de bravo. Diciembre es el mes ideal para las tareas de campo, entre ellas el herradero, un bautismo de fuego para recién nacidos que llevarán impreso en su costillar sus señas de identidad de por vida. El ganadero Fernando López aprovechó estos días de asueto para marcar cerca de 70 astados, entre machos y hembras con el guarismo «6» de la ganadería de Loreto Charro.

Con la ayuda del mayoral Juan Mari Rivas, Fernando fue marcando los 67 becerros cuidadosamente apartados. Además, el matador de toros Miguel Moro contribuyó a la función, herrando con la «U» de la Unión de Criadoras de Toros de Lidia a los 36 machos y 31 hembras. Todo se realizó con limpieza y coordinación en una labor que se vivió con pasión por todos, participantes e invitados. Primero se herraron los machos, y antes de hacer lo propio con las hembras se procedió a degustar diversas viandas, regadas con los mejores caldos de la zona.

Al terminar el herradero, los invitados fueron agasajados a una comida cargada de tintes de la tierra, como parte esencial de la fiesta. El plato estrella fueron las patatas revolconas condimentadas con torreznos y la carne en salsa, que dieron color a la mañana, dando categoría y distinción a la velada.

Con suma devoción, el ganadero Fernando López, que tras su matrimonio con Mª Loreto Charro Santos se ha hecho cargo de una divisa que se encontraba sin ganado, nos cuenta que a su mujer el hierro «se lo entregó su abuelo Manuel Santos Galache de Hernandinos, bajo el nombre de Mª Loreto Charro Santos y que a la postre es el hierro original de la casa», y aunque la primera camada del hierro de su esposa no se lidiará hasta 2020, la incursión en su vida ganadera desprende pasión y amor, con el objetivo de encontrar un toro que permita expresarse a los toreros por su calidad, pero que al mismo tiempo logre emocionar al aficionado por su transmisión.

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