Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
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La dificultad de acoplarse al contraestilo
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La dificultad de acoplarse al contraestilo
Crónica Madrid. Corrida de temporada

La dificultad de acoplarse al contraestilo

Darío Juárez

Se puede perdonar pero no olvidar. El aficionado está tísico, hambriento y necesitado de engullir emoción en los últimos tiempos. Hablar de emoción no significa hablar de juerga. Son ya demasiadas descalificaciones hacia su identidad, hacia la de su plaza y hacia el estatus que ésta acredita(ba), las que se están teniendo que soportar festejo tras festejo. Las incompetencias que competen a la autoridad y a la empresa han alcanzado cotas de antiafición que no hacen por darle seriedad ni rigor a la que debe ser la mejor plaza del mundo, sino degradar la Fiesta y hacer que el aficionado llore al ver su pasión en manos de un sistema moderno abordado de intereses y para nada beneficioso para el que paga y sustenta esto. Quedó claro en la tarde de hoy con una entrada tercermundista para lo que era Madrid y su afición en otros tiempos, cuando ésta hacía todo lo posible por volver tras San Isidro al coso capitalino, a encontrarse con los triunfadores del mes de mayo.

Pintamos de lunares un tazón de cereales. La tarde presentaba un cartel de aficionado, donde se daban cita tres estilos totalmente diferentes ante un encierro de Montalvo muy interesante, serio, aunque desigual de presentación, con toros de triunfo seguro y siendo el contraestilo de lo que la terna está acostumbrada a torear. Octavio Chacón perdía la oreja del cuarto por la espada tras una tarde ensimismada por sus conocimientos lidiadores. El usía le negó el trofeo del quinto a Javier Cortés tras una faena ventajista y una estocada defectuosa, mientras que Tomás Campos confirmó alternativa dejando unas muy buenas sensaciones, ya que denotó pureza y naturalidad pese a su falta de rodaje en plazas de esta categoría.

Se despotricará de Madrid lo que se quiera, pero es la única plaza capaz de ponerte en el camino o de volverte a meter si alguna vez estuviste en él. Reconoce a aquellos que con su entrega merecen saludar una ovación premiando su compromiso y su entrega, como ha ocurrido con Octavio Chacón. Volvía el gaditano a trazar el paseíllo en la que puede considerar ya su plaza por lo que le ha dado, tras su gran hacer y solvencia la tarde de Saltillo. Con el mismo terno que la última vez, saludó con mimo y grandes dotes lidiadoras al que hacía segundo, para gustarse por verónicas muy templadas. Lo quiso lucir en ambas varas dejándolo en los medios, yendo el toro con fijeza y soltura hacia el peto en el que se le picó fatal. Cortés no se lució por gaoneras en su quite, que sí fue muy ajustado. Chacón, pendiente de la lidia y los peones, hasta el punto de salir al tercio a recoger una banderilla ante el despiste de su cuadrilla y antes de recoger los trastos devueltos por el confirmante. El toro pedía tandas cortas: tres y el de pecho que se hilvanaban a media altura. En la segunda el toro rompió de manera efímera cuando le bajó la mano. Noble pero exigente por momentos al querer colarse por dentro. Sin embargo, en vez de perderle pasos o quedar descubierto, Chacón acompañaba la embestida, guiándola cual acomodador. Por el izquierdo le costó más y al menos le pudo robar ciertos naturales cargando la suerte que despedían la embestida al final de la cadera. Remató muy torero por abajo una faena adecuada y de aficionados, que Madrid premió con una ovación desde el tercio.

El cuarto fue un manso aunque notable montalvo. Ovacionado de salida por su trapío y seriedad, dejó patente la poca batalla de bravo que daría cuando buscó las tablas desde que Octavio lo recibió con el capote. Se arrancó al caballo al que acometió con un sólo pitón, para dar lugar a una muy mala lidia en banderillas. La faena se inició sacándolo al tercio. Dos tandas pegado a las rayas con el animal, donde éste repetía y enfatizaba su poder. Es por eso que a ese toro había que haberlo visto en los medios desde un principio. Ese fue su error, pero a pesar de ello, salió con él para apostillar una cuarta tanda bajando la mano a los infiernos, tapando a su vez esa fea tendencia a la huida. Se tiró a matar con mucha verdad, recibiendo un testarazo en la mano que portaba la muleta a la hora de taparle la cara. El tiempo que tardó en caer más los dos descabellos, hicieron que Justo Polo no enseñara el inmaculado, siendo para él también una decisión a contraestilo: haciéndose fuerte con los débiles y débil con los fuertes.

Javier Cortés hacía su tercer paseíllo de esta temporada en el coso venteño. Las sensaciones de la tarde de la Goyesca allí se quedaron, pues con otro toro y otra acometida más suavona y menos reacia al desagradecimiento, no supo encadenarse a la emoción que le permitió su lote. Sorteó en tercer un lugar un animal muy serio, acapachado, de lomo recto y con mucho pecho. Se arrancó de largo al caballo donde hizo una notable pelea empujando de riñones y romaneando. No en la segunda, donde protestó, saliendo reservón a medir a los peones en banderillas. Empezó desde los medios lo que se presagiaba por un inicio de estatuarios, que finalmente quedó en una trincherilla y una primera tanda por la izquierda sin voz ni voto. La obra perdía sentido cuando le perdía muchísimos pasos sin necesidad para ganar largura en el viaje. Por el pitón izquierdo le pudo sacar naturales sueltos, cruzándose al pitón contrario, de mano baja y, aunque quedándose retirado en algunos pasajes, aguantó un par de miradas que dijeron más que lo que callaron. Una estocada trasera, tendida y caída hizo que saliera a saludar al tercio.

El quinto fue otro toro manso, pero con el que salir a hombros. Y a Javier se le fue. Frenado de salida, lo dejó colocado en el jaco al que entró al relance, para soltar un derrote al estribo y salir disparado al caballo de la puerta que montaba Pedro Muñoz y que picó de manera paupérrima. Antes de comenzar la faena, el toro se vino a chiqueros a decirle el torilero que le abriera, que él se iba. Pero quedaba lo mejor: ver su rendimiento en los medios en cuanto el de Getafe le presentara la muleta. Tres primeras series con la mano derecha, doblándose con el toro en línea recta, al hilo y despidiendo hacia fuera, por no hablar de la falta de estética al abrir el compás en demasía. Por la izquierda le obligó más al animal, que repitió y le tocó el engaño en varias ocasiones pese al tesón de Cortés, que hoy quitó lo valiente por una tarde rica en ventajas. A matar sí se tiró encima, siendo prendido a la altura del abdomen sin cornada milagrosamente. La estocada cayó perpendicular y un tanto desprendida, lo que hizo que el usía le negara la oreja que el público le pidió.

Por su parte, Tomás Campos volvía a Madrid cuatro años después de que se despidiera de novillero para confirmar la alternativa. Tarde interesante y cargada de detalles la que ofreció el diestro extremeño. El toro de su ceremonia fue un animal deslucido que se quedó a cinco meses de cumplir los seis años. Poseyó poca fuerza, perdiendo las manos en varias ocasiones y llegando entre algodones al último tercio. Brindó a Urdiales la faena a este Jilguera al que le pudo sacar algunos naturales bellos. Alargó sin remedio su actuación. Más torero se le vio con el sexto, que fue otro animal notable de Montalvo aunque feo como él sólo. Chacón lo lidió a modo de quite con tintes añejos de una manera afable y muy mimada. El toro repetía metiendo la cara en la muleta que le presentaba Campos por el izquierdo, puro y muy en torero, sin prisas y consciente de que su corte cala. Por el derecho el animal pidió más oficio que Tomás no pudo enmendar. De nuevo a zurdas, la búsqueda de la profundidad fue la cima de una faena que malogró con los aceros, saludando una ovación de reconocimiento.

 

  • Madrid. Plaza de toros de Las Ventas. Corrida de temporada. Algo más de un cuarto de entrada (7.492 espectadores) en soleada y agradable. Se lidiaron seis toros de Montalvo, de desigual presentación, aunque muy serios. Deslucido el 1º, noble el 2º, encastado el 3º, manso y noble el 4º, manso y con clase el 5º y bueno el 6º.
  • Octavio Chacón (celeste y oro): ovación con saludos y vuelta al ruedo tras petición y aviso.
  • Javier Cortés (azul rey y oro): ovación con saludos y vuelta al ruedo tras petición.
  • Tomás Campos (verde botella y oro): palmas tras aviso y ovación con saludos tras aviso.

 

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