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Vicente Carrillo Cabecera
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La «rodilla catastrófica» de Ponce
La «rodilla catastrófica» de Ponce
Tiene «muy difícil» poder torear en San Isidro

La «rodilla catastrófica» de Ponce

Redacción

Enrique Ponce tendrá «muy difícil» torear en la próxima Feria de San Isidro. Así lo ha manifestado en rueda de prensa el doctor Ángel Villamor, traumatólogo encargado de operar al diestro valenciano. No en vano, el especialista ha explicado que la lesión que padece el torero se califica en medicina como «rodilla catastrófica» por la cantidad de daños que hay en la articulación.

Hay que recordar que además del ligamento cruzado anterior, que ya tenía roto por un percance anterior en el campo, Ponce tiene fracturado el ligamento lateral interno, los dos meniscos y la mitad de la meseta tibial, que, además, estaba hundida en dos centímetros. Villamor es tajante al respecto: «Se ha hecho un destrozo importante».

Con todo, la intervención quirúrgica a la que ha sido sometido el de Chiva ha salido muy bien. «Él está animado, hoy mismo va a comenzar con la fisioterapia y con el tiempo va a quedar perfecto», ha declarado el doctor. Así y todo, el galeno ve «muy difícil» que Ponce pueda torear en la Feria de San Isidro, aunque tampoco lo descarta al cien por cien, pues «con los toreros puede pasar cualquier cosa».

Si todo funcionara a la perfección y con los factores de crecimiento que le han aplicado a Ponce, en dos meses podría estar consolidada la fractura y los meniscos estarían también estables. Ahora bien, «el problema viene con el cruzado, que es una lesión que necesita de al menos cinco o seis meses para que esté maduro y no se de sí ante cualquier esfuerzo», ha puntualizado el doctor.

Villamor tiene claro cuál es el consejo que va a transmitir a Ponce, y es que «se cure bien y no haga esfuerzos sobrehumanos porque no es lo mismo la rodilla de un chico de 20 años que una de un hombre de 47».

En cuanto a la intervención a la que fue sometido, que duró más de cuatro horas, se procedió, bajo anestesia epidural, a la reconstrucción de los múltiples fragmentos de la fractura tibial y se restituyó la forma anatómica original a través de artroscopia, para evitar así abrir la articulación, que fue estabilizada mediante tornillos y agujas, además de realizar tratamiento con factores de crecimiento.

Los meniscos también se suturaron, necesitando extirpar un fragmento del menisco externo, que era irreparable; posteriormente se confeccionó un nuevo ligamento cruzado con injerto de banco de tejidos enriquecido con células madre del paciente, y finalmente se reconstruyo el ligamento lateral reanclándolo con arpones intraóseos de material reabsorbible.

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