¿Qué son 20 centímetros de cornada en una axila después de entrar a matar o morir? Seguro que Román, aún sabiendo la gravedad de esa herida, despertó de la operación y dijo: «Oye, que me queda un toro todavía». Ante eso no hay pretextos. Aquellos barros de novillero siempre arrastran lodos hasta lo que se ve hoy, siendo reflejo de los novilleros actuales. El autóctono Jesús Chover abrió la primera puerta grande de la Feria de Fallas desorejando al cuarto de una novillada de Fernando Peña que salió variopinta de presentación, juego y hechuras. Ángel Téllez dejó patente una vez más la capacidad y la técnica intrínseca que posee ante un lote muy soso, mientras Alejandro Gardel pasó desapercibido en su presentación en la capital ché, sin opciones de lucimiento con sus dos contendientes.
Y es que no hay más verdad que eso de «la sangre tira». Como ayer lo hiciera su paisano con una carta nada más, hoy Jesús Chover derrochó esa entrega voraz que despide el Turia en el mes de marzo. Arreando desde el principio, se fue a recibir a los dos novillos a portagayola. Del mismo modo, ese halo de triunfo de estar en novillero permanentemente, haría que emulara a su maestro –El Soro– ejecutando la suerte del molinillo con los rehiletes. Más disposición que colocación. De rodillas recibió al que hacía las veces de cuarto y del que aprovechó su recorrido. Tandas alternadas y muy encimadas desde el cite por ambos pitones, colmadas también de unas intransigentes ganas de triunfo, aunque estéticamente lejos de la belleza. El Soro, entre voces y aspavientos, le quiso marcar los tiempos. La mayoría de las veces, lejos de lo que le pidió el novillo, pero bebiendo de la fuente de su mentor en todo momento. La espada entró a la segunda y muy trasera. El público le pidió las dos, que fueron concedidas. No se las otorgaron en el primero, un animal muy noble y manejable, al que le quiso exprimir hasta el final. Estocada excesivamente trasera y vuelta al ruedo tras petición, más posterior e inentendible –si no eres de Valencia– bronca al palco.
Ángel Téllez regresaba tras su triunfo del pasado octubre en esta plaza. Temple y costura en la sinceridad de sus acciones que bien le pudieron valer algo más de no fallar en la suerte suprema. Con el segundo se empleó en ello aunque se excedió en el trasteo y que erró con la espada. Un animal soso y frágil al que entendió y al que le pidió lo que no había. Con el último, que fue feo, mal hecho y además se rajó pronto, también alargó la faena.
Alejandro Gardel se presentó en Valencia como infante. Sin suerte en el sorteo, se topó con un segundo que era prácticamente un eral; escuálido, vareado e inválido ante su evidencia falta de fuerza. Lo despachó rápidamente. Con el quinto la harina sería de un costal parecido, ya que se encontró con un novillo obsoleto de raza y transmisión al que no pudo sacar nada en claro.
Chover abre la puerta grande en la segunda de la Feria de Fallas. pic.twitter.com/7MkSvjPQ6y
— Toros (@toros) 12 de marzo de 2018