Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
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La tarde de Leonardo
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Madrid. Crónica 16ª de la Feria de San Isidro

La tarde de Leonardo

Leo Cortijo

La segunda de rejones de la isidrada tuvo un solo protagonista de principio a fin: Leonardo Hernández. El rejoneador extremeño volvió a salir a hombros por la puerta grande de Las Ventas tras firmar una tarde notable de toreo a caballo y, sobre todo, de inteligencia y aprovechamiento de los momentos oportunos. Fue su tarde porque además tuvo suerte y pechó con el mejor lote de un encierro de Capea que tuvo un poquito de todo. Muy mal se tiene que dar para que Leonardo no sea nombrado este año como rejoneador triunfador, y es que cuatro orejas en una tarde –por mucho que el criterio de Las Ventas se haya devaluado– pesarán. Eclipsados acabaron Ventura y Galán. El primero se las vio con el lote más reservón y además marró con el rejón, mientras que el segundo no tuvo su tarde, la verdad. Queda una y ésta es su plaza, hay que confiar.

A por todas vino Sergio Galán a Madrid y de la misma manera y montando a Amuleto recibió en la puerta de chiqueros a Narciso, el primero de Capea que transmitió más bien poco de salida. El jinete conquense lo enceló en la grupa llevándolo cosido, con enganchón incluido, antes de dejar dos de castigo. Lidia tan sobria y clásica como templada y vibrante a lomos de Ojeda, con el que dio auténticos muletazos montando a caballo. Fue lo mejor de su parlamento, y eso comenzó a calentar a un tendido que entró en la faena algo frío por la baja condición del burel. Galán se sobrepuso a ello en banderillas dejándole dos de notable ejecución. Sumó más efectismo a su labor con Titán, merced a tres piruetas tras cada una de los dos rehiletes que colocó. Terminó de clavar con Fado, con tres cortas muy hilvanadas y en un palmo de terreno, antes de pasaportar a su reservón oponente con un rejón de efecto tardío y que le obligó a dar un golpe de verduguillo. Esa tardanza propició que la petición del respetable no fuese mayoritaria y todo quedara en una ovación. Galán repitió con Amuleto para recibir a su segundo, Señorito, de salida fría como tal resultó el rejón de castigo. Hizo debutar en banderillas en Las Ventas a Capricho, una de las últimas joyas del hierro del propio jinete. Con él clavó dos rehiletes en una moneda, pero de tibio eco arriba, pues la labor del de Tarancón no terminó de calar. El mejor momento llegó con Apolo, la joya de la corona de su cuadra. Previos piaffes, clavó otras dos banderillas más, éstas sí, con peso en el tendido, en tanto y cuanto clavó en el estribo y ciñó al máximo en el embroque. Galán echó el resto sabedor de que tocar pelo podría depender de ello y remató sobre Apolo con un par a dos manos. La guinda a esta labor de menos a más fue la rosa que dejó con Fado, así como un nuevo rejón de muerte al primer encuentro, pero con travesía, lo que le obligó a tirar de verduguillo.

Solo tres kilos le faltaron a Saeta para llegar a los 600. Montando a Lambrusco, Diego Ventura recetó dos rejones de castigo al aquerenciado y distraído animal, que constantemente hacía caso omiso al caballero y su montura. Los mejores compases de toreo a caballo llegaron sobre Nazarí, llevando templado a dos pistas al cornúpeta. Arriesgó y se dejó llegar para clavar tres garapullos citando desde la distancia y al quiebro. Alzadas de cara al tendido con el precioso albino Remate, con el que además dejó tres cortas al violín de bella impronta. Las opciones de oreja se escaparon al pinchar hasta en dos ocasiones con el rejón y descabellar al segundo intento. El quinto, Piesdeplata, salió con el freno de mano echado, incluso después de sendos rejones de castigo de Ventura a lomos de Añejo, otro joven caballo del sevillano. La historia cambió como de la noche a la mañana cuando apareció en el ruedo capitalino el gran Sueño. Qué caballo más torero… Pero incluso por esas, el burel, agarrado al suelo, no ayudó en nada y todo lo tuvo que hacer el jinete, sin demasiado brillo lo dispuesto. El momento de mayor conexión con el público llegó a lomos de Nazarí a través de lo tremendo, dejándose llegar una barbaridad y aguantando derrotes al pecho del propio Ventura. Eso sobrecogió a una plaza que acabó entrando en los rehiletes de punta a punta con piruetas en el camino. Tres cortas más con Remate y un segundo rejón después de que el primero rebotase en el de castigo. Acabó todo frío porque el toro tardó en doblar y el de la Puebla tuvo que utilizar descabello.

A su aire se movió Canastito, que se dolió visiblemente del rejón de castigo que le recetó Leonardo Hernández montando a Champán, con una lidia cargada de pureza. Con el veterano Amatista toreó por los adentros colándose por huecos en los que parecía no haber sitio. De forma extraordinaria lo llevó a 30 centímetros en el toreo a dos pistas, siendo lo más destacado de su tarde. Montando a Despacio –hijo del anterior caballo– clavó dos banderillas al quiebro en el centro del ruedo citando en menos de cinco metros. Eso metió de lleno al público en la labor, pues hubo momentos de exposición y franqueza total. No bajó de temperatura su faena con Sarope, incluyendo algún adorno de cara a la galería y tres cortas al violín de ejecución sobresaliente. Todo estaba sobre la mesa para el doble trofeo, solo quedaba lo más importante, y el extremeño no falló con el rejón de muerte montando a Estoque. Lo vio claro, lo ejecutó y raudo se bajó de su montura para acabar dando besos en la testuz del muy buen animal de Capea, sin orejas, y ovacionado en el arrastre. El sexto y último, Jabalino, mostró muy poco de salida y ayudó menos a un Leonardo a lomos de Titán. Clavó dos banderillas ya con Calimocho en la montura, resultando todo muy frío por lo desconectado del jinete. Fue bello ver cómo Sol no le perdió la cara la toro en ningún momento y cómo además permitió las cercanías de las astas. Con Sarope volvieron los saltos y las cabriolas, idóneos para levantar a un público algo cansado por la tarde en conjunto. Como un calco de la primera, mató de forma rotunda y eso hizo aflorar un mar de pañuelos, que de la misma manera le volvieron a valer otras dos orejas.

 

  • Madrid. Plaza de toros de Las Ventas. 16ª de la Feria de San Isidro. Casi lleno. Se lidiaron toros de El Capea (1º y 5º), Carmen Lorenzo (2º y 4º) y San Pelayo (3º y 6º) –reglamentariamente despuntados–. Manejable el 1º; reservones y descastados 2º, 4º y 5º; bueno el 6º y extraordinario el 3º.
  • Sergio Galán: ovación con saludos y ovación con saludos.
  • Diego Ventura: ovación con saludos y ovación con saludos.
  • Leonardo Hernández: dos orejas y dos orejas.

 

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