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La Tauromaquia 2.0 pide paso
Opinión. La 8ª de Albacete, por Leo Cortijo

La Tauromaquia 2.0 pide paso

Leo Cortijo

El futuro de esto está garantizado. O al menos, el de la Tauromaquia 2.0, viendo como arrean las generaciones venideras. ¿Que qué es eso del 2.0? Muy sencillo. Yo se lo explico muy rápidamente: es el toreo moderno. Una degeneración del toreo clásico y puro que prevaleció en otras muchas épocas. Algunos (a los que les interesa) dicen que la Tauromaquia ha pasado y pasa por diferentes etapas, y que ahora estamos viviendo una en la que este tipo de toreo es el que manda, el que conquista los corazones del aficionado, el que emociona y el que vale para triunfar... Eso dicen. Otros dicen (decimos) que cualquier tiempo pasado siempre fue mejor.

¿Y en qué consiste ese toreo 2.0? También se lo explico: en restar al muletazo toda su carga de pureza y verdad. Es decir, torear sin cargar la suerte, sin mandar ni poder, sin darle rectitud a la figura, sin exponer tomándose todas las ventajas posibles, sin enfrontilarse con el toro, sin cogerlo delante y soltarlo detrás de la cadera habiéndoselo enroscado al cuerpo... Ya no. Ese toreo ya no es el predominante. Ahora manda otra cosa. Ahora manda el toreo 2.0, que es el que coge todos los malos vicios habidos y por haber.

Con estos mimbres y como alumno aventajado de esta Tauromaquia 2.0, José Garrido fue capaz de cortar tres orejas en la octava de feria y salir por la puerta grande. ¡Y ojo! que por el momento tiene todas las papeletas para ser el triunfador del ciclo. Estuvo inteligente, muy enchufado toda la tarde y se le notó muy capaz (en su concepto) con un buen lote de Montalvo, de triunfo en la muleta. Gustó con la capa y en los remates por abajo. Representado el 2.0, eso sí, pide paso a grito pelado. Ahora, que le escuchen (los que le tienen que escuchar) ya es otro cantar.

La cruz del sorteo se la llevó Diego Urdiales, que tuvo que pechar con los dos más insulsos de la tarde. El descaste, la falta de fortaleza y la sosería se apoderó de un lote imposible. Tarde anodina del riojano, que se marchó recriminado por un público que no dejó pasar su pasividad con el cuarto. Una oreja paseó Juan del Álamo, en un trasteo tan insustancial como despegado y periférico al quinto, que también fue bueno. Y es que sí, al menos tres de Montalvo ofrecieron opciones. Que las aprovecharan...

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