Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
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Las dos caras de Perera entre el maíz
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Las dos caras de Perera entre el maíz
Las dos caras de Perera entre el maíz
Las dos caras de Perera entre el maíz
Las dos caras de Perera entre el maíz
Albacete. 4ª Feria de la Virgen de los Llanos

Las dos caras de Perera entre el maíz

Alejandro Martínez

En la cuarta del abono albaceteño se cortaron dos orejas, pero no se abrió la puerta grande. Con la taleguilla destrozada y entre la ovación del público, Miguel Ángel Perera se marchaba cabizbajo a la enfermería. Segundos antes se había rozado la tragedia cuando, al tirarse a matar al quinto, éste lo prendió de forma dramática. Afortunadamente, las consecuencias fueron mínimas. Un severo golpe y un varetazo. Sin duda, poco para lo que había podido pasar. Y no sólo por eso Perera fue el protagonista indiscutible del festejo. En una temporada arrolladora, el de la Puebla de Prior volvió a la plaza que le volvió a encumbrar el pasado año. Desde el primer minuto se notó el cariño del público. Cariño, por momentos, excesivo. Lo sacaron a saludar antes de que saliera su primer enemigo y Miguel Ángel respondió firmando los únicos momentos de interés de una tarde marcada, otra vez, por la decepción ganadera. Y es que Fuente Ymbro regresó muchos años después para pegar un petardo de época.

En 2013, Ricardo Gallardo justificó el desastroso comportamiento de la mayoría de sus encierros por un problema con la alimentación. Concretamente, el “humilde” ganadero culpó al maíz de los problemas. Pues bien, tras presenciar la corrida de esta tarde, podemos afirmar con rotundidad que el maíz sigue causando estragos. Un secarral de bravura, un compendio de descaste y flojedad a partes iguales. Eso fue la corrida enviada a la Feria de Albacete por Fuente Ymbro. Ni uno rompió a bueno, que se dice pronto. Algunos rescatarán de la quema al primero, o sobre todo al noble quinto, pero esos dos ejemplares estuvieron muy lejos de lo que debe ser un toro bravo. Respecto a la presentación, el encierro fue correcto en su mayoría, aunque algunos astados anduvieron en el límite en cuanto a hechuras y remate. Por ejemplo, el quinto, se tapó por la cara. Y si esperábamos ese toro de Fuente Ymbro encastado y con gran movilidad que hace años gustaba a toreros y aficionados, hoy sólo pudimos comprobar cómo la ambición de algunos ganaderos lleva a sus vacadas a la perdición. Cuando se le echa demasiada agua al vino, querido Ricardo, pasa lo que pasa.

Pero el momento de Perera no entiende de estas cosas. Él, con o sin toro, consigue ese milagro de emocionar al público. O mejor dicho, a parte del público. Y es que Perera volvió a mostrar dos caras que ojalá algún día se conviertan en una. Su valor es de sobra conocido, pero desgraciadamente no siempre lo utiliza para torear de verdad. ¿Por qué Miguel Ángel no demostró ese privilegiado don para echar la “pata pa’ lante” y cargar la suerte en cada muletazo?, ¿por qué la descargó clamorosamente, sobre todo cuando toreó con la diestra? Imagino que el motivo será la comodidad; o la moda; o, lo que es peor, que no sea consciente de que en muchas ocasiones no cumple con los cánones de parar, templar, cargar y mandar. Qué pena que con ese valor, con ese sitio, y con ese poder en sus muñecas prefiera tomar el camino del alivio. Pero el principal problema es la nula exigencia del público, el escaso (por no decir nulo) conocimiento de los que se sientan cada tarde en el tendido. Los espectadores del coso manchego son un buen ejemplo de esto. A Perera le premiaron con el doble trofeo tras un trasteo en el que sólo destacó una buena serie al natural. En esa tanda, Perera no sólo bajó la mano y enganchó con largura a su oponente, sino que citó más cruzado y remató los muletazos como Dios manda. En el resto se sucedieron las series de derechazos largos y templados, pero siempre ejecutados con la ventaja de la pierna retrasada para ligar con facilidad. Pues bien, eso no es el toreo. Y tampoco lo es ese arrimón final ante un animal moribundo de nulo poder y acometividad. La gente se volvió loca con un Perera a centímetros de un oponente al que se pasaba por delante y por detrás con total dominio y facilidad. Claro, ¿y cómo era el animal que tenía delante? Pues un alma en pena, un simple retrato cadavérico de lo que debe ser un toro bravo. Tras la estocada trasera y caída de la que salió prendido, los tendidos y el exigente presidente le concedieron las dos orejas. Alegría, aunque no completa. Hombre, ya que estamos, faltó la vuelta al ruedo a la fiera de Ricardo Gallardo, ¿no?

Antes, el extremeño había toreado primorosamente con el capote. Primero en templados delantales con los que recibió al de Fuente Ymbro; y después, en un quite, por ceñidas y vistosas chicuelinas, tafalleras y cordobinas. Con el primero de su lote, el segundo, no tuvo opción. El astado prefirió escarbar a embestir. Manso y deslucido, el animal incluso puso en aprietos de salida a su matador al meterse y apretar muy por dentro por la querencia. En el último tercio lo intentó con insistencia Perera, pero el esfuerzo fue en balde.

Acompañándole en el cartel estaban anunciados Finito y Talavante. El primero volvía a Albacete como telonero, pero al final Alejandro quiso acompañarle en este empeño. Ambos ofrecieron una imagen penosa que se torna todavía más grave en el caso del extremeño. Talavante, en una temporada difícil y rara, no sólo no justificó su doblete en el abono, sino que demostró que no debía haber pisado la feria. Desdibujado y espeso, al menos nos ahorró el trago, y abrevió. Es verdad que su lote fue infumable, pero también lo es que una figura debe dar otra imagen en una plaza como Albacete. Eso por no hablar de la intolerable forma de entrar a matar (con premeditación y alevosía). Por su parte, “el Fino”, como le llaman sus entregados partidarios, volvió a demostrar su valor y arrojo. Sí, valor y arrojo para cobrar y marcharse, porque otra cosa no hizo. Siempre desconfiado y tirando líneas, escuchó pitos en ambos turnos. Algunos dicen que por momentos se estiró y dejó detalles de pellizco. Puede ser, que se compadezcan de mí que no los vi…

 

  • Plaza de toros de Albacete. 4ª de la Feria en honor a la Virgen de los Llanos. Con más de tres cuartos de plaza, se lidiaron seis toros de Fuente Ymbro, desiguales aunque correctos de presentación en general. Algunos se taparon por la cara. Todos nobles, pero mansos, deslucidos y descastados.
  • Finito de Córdoba (azul marino y plata): pitos en ambos.
  • Miguel Ángel Perera (tabaco y oro): saludos y dos orejas.
  • Alejandro Talavante (grana y oro): silencio y pitos.

 

Parte médico de Perera: Varetazo en el hipocondrio derecho y en región torácica anterior derecha. Dolor intenso en los arcos interiores de las últimas costillas derechas. Auscultación pulmonar normal, exploración abdominal normal. Se envía a centro hospitalario para estudio radiológico y TAC toraco-abdominal. Pronóstico reservado. Firmado: Dr. González Masegosa.

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