El segundo capítulo de “Soy Noviller@” supuso la presentación de la candidatura de Leo Valadez para estar presente en la final del certamen en Toledo. Agradó y mucho el mexicano, que no se guardó nada en absoluto. Muy variado con el capote, derrochó gusto y personalidad ante un muy buen novillo de Alcurrucén. No tuvo tanta suerte con su segundo, aunque se sobrepuso y pudo sacar una meritoria faena. Paseó una oreja García Haro y otra Luis Miguel Naharro, que también dejaron detalles muy interesantes en esta segunda novillada, fundamentalmente en el toreo al natural.
A porta gayola recibió García Haro al eral de Alcurrucén que abrió plaza, antes de brindar su faena al primer presidente de nuestra Democracia, gran aficionado, Adolfo Suárez. Sí, señor. El madrileño comenzó a instrumentar su faena por abajo, administrando la noble embestida del animal. Suelto tras cada muletazo, no pudo conseguir series que cuajaran en los tendidos. Bernadinas para terminar antes de pasaportar al novillo al segundo intento. Faena de menos a más a su segundo, aunque no terminó de acoplarse a la desclasada embestida del alcurrucén y su labor no llegó a la cota deseada, lo que no fue óbice para que terminase cortando una oreja ante la insistencia del respetable.
Lanceó bien a la verónica Luis Miguel Naharro al primero de su lote, con el que Leo Valadez dejó un vistoso quite por escobinas. Fue muy difícil la tarea de hilar series de cuatro o cinco muletazos, ya que después del segundo el novillo siempre salía suelto. Lo mejor vino por el pitón izquierdo, con cuatro templados naturales. Tuvo mejor suerte con su segundo novillo, eso sí, abanto de salida, al que le costó embarcar en el percal. Mucho mejor con la muleta el extremeño, sobre todo en el toreo fundamental, a destacar media docena de naturales. Con ajustadas manoletinas terminó su labor, que emborronó en cierta medida por el fallo a espadas. Aún con todo, paseó un apéndice.
Anduvo muy templado y sentido durante toda la tarde Leo Valadez con el percal, dejando un buen quite a su primero en el que alternó chicuelinas y cordobinas. También imprimió su sello con los rehiletes, especialmente con un buen par al quiebro. De rodillas y en los medios comenzó a instrumentar su labor después de brindar el novillo a sus compañeros. Notable faena del hidrocálido por ambos pitones, sobre todo por el derecho, aprovechando el sinfín de notables embestidas que regaló el gran novillo de Alcurrucén. Gusto y personalidad del mexicano que le valieron para pasear una oreja… y eso que se eternizó con el descabello.
Derrochó desparpajo de nuevo con el percal ante su segundo oponente en un precioso quite por lopecinas, antes de intentarlo de nuevo con los rehiletes, -un capítulo éste, eso sí, en el que tiene que mejorar todavía-. Cambiados por la espalda en los medios para comenzar faena. Una faena en la que lo más destacable vino por el pitón derecho, a base de templados muletazos. Muy por encima del novillo, el de Aguascalientes lo intentó de todas las formas posibles, pero el de Alcurrucén acusó en exceso la justeza de fuerzas y la faena no caló en los tendidos como sí lo hizo la primera. Aún así, meritoria oreja a una meritoria faena.
