Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
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López Simón arrolla y lo paga con sangre
López Simón arrolla y lo paga con sangre
López Simón arrolla y lo paga con sangre
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López Simón arrolla y lo paga con sangre
ALBACETE. 3ª de la FERIA DE LA VIRGEN DE LOS LLANOS

López Simón arrolla y lo paga con sangre

Alejandro Martínez

El momento de Alberto López Simón es indiscutible. Y hoy lo demostró en Albacete. Pero como todo en esta vida se acaba pagando, el madrileño lo pagó con sangre. Había impactado y cortado una oreja en el primero y, lógicamente, quiso asegurar la puerta grande. Pero atropelló la razón. Alberto se fue a los medios a recibir al sexto, un manso al que previamente habían dejado crudo en el caballo. Comenzó la faena en el mismo centro, de rodillas. Después, ya de pie, citó al toro pero éste no se movió. Muy en corto quiso inventarse un pase cambiado por la espalda y en ese momento el de Alcurrucén le pegó un arreón cogiéndole de lleno. La voltereta y la caída fueron dramáticas. Se intentó incorporar el héroe herido. No pudo. Y así, con la plaza sumida en la amargura de la mala suerte, el gran protagonista del festejo fue conducido por sus compañeros hasta la enfermería. El tributo de los que se la juegan; el tributo de los que luchan por alcanzar la cumbre.

Antes, en su primero, sí pudo saborear el triunfo. Cortó una oreja tras una faena emotiva en la que primó el valor y la actitud. Con un astado noble pero de escaso celo y transmisión, el de Barajas quiso reafirmarse como el torero revelación de la temporada. No fue el suyo un trasteo macizo ni de toreo excelso, pero López Simón llegó mucho a los tendidos a base de ponerse en el sitio y de jugársela a cara o cruz. Casi siempre colocado en la rectitud, dando el pecho, logró algunas series de muletazos en los que imprimió personalidad y templanza a derechazos y naturales de mérito. Vertical, encajado de riñones, anduvo muy por encima de un animal que apenas transmitió. El comienzo, por estatuarios, y el epílogo, por manoletinas, también sumaron para que, tras un bajonazo, le concedieran un trofeo.

Al margen de su notable actuación, el tercer festejo de la Feria taurina de Albacete fue un nuevo despropósito. Despropósito, para empezar, porque la autoridad aprobó una corrida mal presentada. Los Lozano, empresarios del coso albaceteño, enviaron un encierro desigual que sorteó varios ejemplares impresentables que no tuvieron ni trapío ni remate alguno. Fue el caso del lote de Miguel Ángel Perera. Aunque ninguno de los dos debió saltar al ruedo, la palma se la llevó el anovillado y chico quinto, un torete que hasta fue protestado. Encima, el encierro de la divisa toledana fue todo un recital de mansedumbre y falta de casta. Nobles la mayoría, algunos cantaron la gallina ya en el primer tercio y otros lo acabaron haciendo en el último. Una moruchada que nos tendremos que tragar hasta que los Lozano dejen de ser empresarios. Pero ahí no acabó la cosa. Para no perder la costumbre, un día más, el palco presidencial evidenció su absoluta inutilidad. Si ayer era el señor Coy el que aprobaba animales impresentables, mantenía inválidos en el ruedo y regalaba orejas; hoy fue el turno de Don Luis Natalio Cuesta. El orejero mayor de la región no quiso devolver, por ejemplo, al inválido e impresentable quinto. Eso sí, antes, en el segundo, no dudó en regalarle una oreja a Sebastián Castella. Y recalco lo de regalar porque sacó el pañuelo sin petición mayoritaria. Aunque es sabido que les resbalan las críticas, si a estos dos señores les queda un ápice de vergüenza deberían abandonar el palco mañana mismo. Así, a lo mejor, con el tiempo, podríamos recuperar parte de la categoría perdida.

Pero no se preocupen, hay más. Al desastre ganadero y a la nefasta actuación presidencial hay que sumar el espantoso ridículo que protagonizaron las dos figuritas del cartel. Sebastián Castella y Miguel Ángel Perera fueron incapaces de demostrar un mínimo de su supuesto caché de figuras. El primero se llevó una orejita del primero, un manso que se movió a la defensiva y que solía salir distraído después de cada muletazo. Fuera de cacho, el francés instrumentó un toreo lineal en el que abundaron los enganchones. Con el cuarto, un morucho que salió rajado de chiqueros, se dedicó a pegar banderazos y luego pinchó con los aceros. Lo de Perera fue peor. El extremeño sigue sin levantar cabeza en una temporada nefasta. Con el blandito segundo, que se quedaba corto, quedó en evidencia en una labor en la que se mostró apático y sin sitio, y en la que abundaron los trallazos y el ventajismo. Pero su particular cumbre torera llegó en el quinto. Ante un novillote nobilísimo –un perritoro– se pegó un arrimón vergonzante que quiso vender como una actuación memorable. Comportándose como un verdadero antitaurino, abusó de un disminuido y enardeció a un público ignorante y festivo. Seguro que por aquello le habrían premiado con una o más orejas, pero la espada se cruzó en el camino. Un infame mete y saca en los blandos precedió a otro espadazo de similar factura. Antes, en su primero, tuvo que descabellar en tres ocasiones tras un bajonazo casi entero, trasero y muy atravesado. Vamos, una lección estoqueadora en toda regla…

 

  • Plaza de toros de Albacete. 3ª Feria de la Virgen de los Llanos. Casi lleno. Se lidiaron seis toros de Alcurrucén, desiguales y justos de presentación la mayoría; mansos, nobles y descastados.
  • Sebastián Castella: oreja y silencio.
  • Miguel Ángel Perera: silencio y ovación con saludos.
  • Alberto López Simón: oreja, fue herido en la faena a su segundo.

PARTE MÉDICO DE LÓPEZ SIMÓN: Herida por asta de toro con orificio de entrada de 4 cm. en cara interna de muslo derecho tercio medio con trayectoria descendente de 14 cm. que presenta hemorragia activa por arteria colateral de la arteria femoral. Desgarro muscular de músculos semitendinoso y recto interno. Contusión y disección de arteria femoral en un trayecto de 10 cm. Presenta una segunda trayectoria ascendente de 15 cm. que afecta a tejido celular subcutáneo y fascia muscular. Se interviene en la enfermería con posterior traslado a Clínica Santa Cristina. Pronóstico: Grave. Firmado: Dr. González Masegosa.

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