Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
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Los sábados también se trabaja
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Crónica Madrid. 12ª de la Feria de San Isidro

Los sábados también se trabaja

Darío Juárez

Caía el segundo sábado de feria. El cartel de Alcurrucén atrajo a un gran número de personas, que a falta de 2.000, llenaron las localidades en la undécima del abono. Decepcionante encierro de la divisa toledana que ofertó cinco animales mansos, muy descastados, sin clase alguna y antagonistas de la entrega. El segundo fue el único que pudo despachar casta, exigiendo a un Joselito Adame que desaprovechó una vez más la potabilidad y garantías de un notable pitón derecho, mientras cortó bajo el mínimo rigor la oreja del manso quinto, tras una faena que sí supo entender, pero tarde y con la que no acompañó al embroque en ningún momento. Lo peor, la estocada –caída– y, de nuevo, el clamor triunfalista de Madrid a flor de piel para pedir el trofeo sin analizar la colocación. Curro Díaz navegó entre dos aguas con un primer toro que le propinó una señora voltereta, topándose con el infranqueable y manso cuarto con el que no pudo hacer nada. Juan del Álamo se encontró a otro manso y rajado tercero, más un sexto venido a menos que terminó agotando su efímera transmisión. Parece que los sábados también se trabaja y, como tal, fue un día más en la oficina.

Segundo paseíllo para Joselito Adame. En el retrovisor, la gran tarde de su hermano hace unos días y la sensación de que el devenir de lo que pudiera suceder fuera la cruz definitiva de Madrid. Lamentable, como viene siendo habitual, fue la falta de seriedad de los tendidos al pedir la oreja del quinto tras una estocada notoriamente caída. Es cierto que el mayor de los hermanos acabó entendiendo lo que podía regalarle el animal, pues su condición fue huidiza, mansa a más no poder y sin ninguna emoción. Pero la entendió demasiado tarde. Mostró tesón para engañar al toro dejando la muleta en el hocico sin dejarlo pensar. Poco más. Con el segundo, al que no le sobraron las fuerzas, estuvo muy apático. Quiso encauzar la embestida encastada que traía el pitón derecho con un toreo en profundidad que despedía hacia fuera. Todo ello tras un inicio de faena por estatuarios y remates por abajo muy toreros. Lo demás fue paja y pases mudos. Destacar en su haber el porte y la categoría de su cuadrilla de a pie, especialmente en la figura de un gran tercero como Fernando Sánchez.

Curro Díaz llegó a Madrid con voluntad y con la confianza en una divisa que, de salir buena, se le puede formar un lío. No fue así. Saludó la tarde con un toro grande, muy alto de cruz y que no se definió hasta el último tercio. Anduvo con la cara arriba desde que salió del caballo y en la espera a los peones. En la muleta se pudo degustar el aroma del toreo que tiene el de Linares. Si bien es cierto que pese a la desmayada y fotogénica figura que compuso por el flanco diestro y el temple de los muletazos, apostó por las ventajas retrasando la pierna de salida en repetidas ocasiones. Muleta a la mano izquierda. Salía Correnoches del natural y las patas de atrás hacían trastabillar al matador para dejarlo a su merced. Empalado, voló hacia atrás de un cabezazo cayendo milagrosamente sin cornada. De nuevo en pie, probó el derecho antes de volver al pitón por donde lo hacía mejor el toro. Naturales cargados de cadencia y trayéndose al toro a la cintura fue lo que reconoció una labor aseada y con matices positivos. El cuarto fue un animal sin clase, muy manso y sin casta ninguna. Probó por ambos pitones una embestida que punteaba continuamente el engaño.

Juan del Álamo tampoco jugó con la suerte de la mano. Ligeramente exigente e incierto fue el tercero. Mal picado, llegó a la muleta y se acabó rajando en la segunda tanda. Desentendido, salió sin celo del muletazo. El sexto fue el único que no correspondió a la divisa titular. Soso, pasota y sin ningún interés de coger las telas ni por arriba ni por abajo. Mala suerte para el salmantino al que únicamente le queda la baza del toro de El Pilar en la corrida de las naciones.

 

  • Madrid. Plaza de toros de Las Ventas. 12ª de la Feria de San Isidro. Casi lleno (22.179 espectadores) en tarde templada y agradable. Se lidiaron cinco toros de Alcurrucén y uno de Lozano Hermanos (6°), bien presentados menos el 5°. Potable y poco definido el 1°, encastado el 2°, rajado el 3°, manso y malo el 4°, muy manso y huidizo el 5° y venido muy a menos el 6°.
  • Curro Díaz (azul pavo y oro): ovación con saludos y silencio.
  • Joselito Adame (gran y oro): ovación con saludos y oreja.
  • Juan del Álamo (verde botella y oro): silencio y silencio tras aviso.
  • Miguel Martín y Fernando Sánchez se desmonteraron tras parear al segundo.

 

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