Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
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Madrid, peor que Benidorm
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Madrid, peor que Benidorm
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Madrid, peor que Benidorm
Madrid, peor que Benidorm
Madrid, peor que Benidorm
Madrid, peor que Benidorm
Madrid. Crónica 30ª de la Feria de San Isidro

Madrid, peor que Benidorm

Alejandro Martínez

Llegaron los caballitos y, otra vez, la plaza de Las Ventas se convirtió en un manicomio. O en una tómbola, como gusten. Arrastrada por un público sin los más elementales conocimientos del arte de torear y por un presidente de pañuelo fácil, la plaza de Madrid perdió su categoría de coso serio y de referencia. Un lamentable espectáculo que vivió su momento álgido en la lidia del sexto. En último lugar, saltó al ruedo un ejemplar muy manso de Fermín Bohórquez que no quiso saber nada del caballo y su jinete. A Lea Vicens, que había confirmado la alternativa –sin demasiado lucimiento– en el primero, le vino grande el aprieto y fue cómplice del alboroto general. El gentío que llenaba los tendidos, y que había acudido a la plaza sabiendo que allí se lidiaban seis toros y poco más, comenzó a protestar por el comportamiento del animal y se pasó la mitad de la faena increpando al presidente por no devolverlo. Y es que no; aparentemente, no sabían que el reglamento no permite la devolución de un toro por razón de mansedumbre. Y mientras los espectadores palmeaban y vociferaban contra el palco, la joven rejoneadora francesa deambulaba por el ruedo con la esperanza de que el usía tuviera compasión y sacara el pañuelo verde. Pero no, no cayó esa breva. Así que, como pudo, le colocó –casi siempre despegada– los palos y lo mató de un rejonazo bajo y trasero. La fulminante muerte del astado, sumada a la simpatía que despertó “la niña” (como se pasó llamándola toda la tarde el espectador de mi lado), y lo caliente que estaba ya de por sí el ambiente, provocó una masiva petición de trofeos. Una vergonzosa oreja le dieron, pero es que ¡le pidieron con fuerza la segunda! Sí, sí, como oyen. Por cierto, no estaría mal que las mulillas se dieran un poquito más de prisa en hacer su trabajo y arrastraran antes al toro. Vamos, digo yo...

El otro que aprovechó las rebajas fue Leonardo Hernández. El rejoneador extremeño se marchó a hombros tras cortar una orejita en cada uno de sus turnos. Una puerta “chica” que pidió mayoritariamente el público, pero que el presidente no debió permitir. Señores, ¡qué esto es Madrid! El primer trofeo se lo dieron tras un bajonazo y un golpe de descabello; mientras que el segundo cayó después de otro rejonazo que estuvo precedido por dos pinchazos. Leonardo, que ya abrió la puerta grande hace dos semanas, anduvo a buen nivel, aunque intermitente. Su lote, noble pero muy apagado, no le puso en demasiados aprietos, aunque el caballero tuvo que ponerlo todo de su parte para contrarrestar la falta de transmisión de sus oponentes. Frente al tercero, destacó a lomos de Amatista y Despacio. Con el primero se ganó un rotundo “olé” por una magnífica pasada por dentro; mientras que con el segundo quebró de forma espectacular. Muy exagerado en los gestos, no tuvo problema en conectar con los tendidos. Lo mejor llegaría en el quinto junto a Sol, un precioso e imponente caballo albino que demostró valor y torería a raudales. Siempre dando la cara al toro, el equino galopó de forma templada y elegante, y Leonardo llevó al de Bohórquez cosido al estribo. Antes, de nuevo sobre Despacio, había sobresalido clavando una banderilla a gran distancia y de poder a poder.

De vacío se fue el más veterano, Pablo Hermoso de Mendoza. Se esperaba mucho de la única actuación del rejoneador navarro en el abono. Pero, en términos generales, no fue su tarde. Sobre todo, en el último tercio. Cuatro pinchazos, medio rejón y dos golpes de descabello necesitó para acabar con el noble y mansito primero. De nuevo desacertado, también pinchó al manso cuarto antes de tumbarlo con un rejón bajo y trasero. Lo mejor de su actuación fue lo realizado en comunión con Berlín, frente al segundo. Con gran habilidad, llamó mucho la atención cambiando y recortando la embestida del toro con la grupa del caballo. Después, con Pirata, puso un buen par a dos manos en uno de los momentos más toreros del festejo. Ya ante el cuarto, con Disparate, se la jugó quebrando por ambos pitones y llegándole mucho al toro tanto por dentro como por fuera.

 

  • Madrid. Plaza de toros de Las Ventas. 30ª de la Feria de San Isidro. Lleno de “No hay billetes”. Se lidiaron seis toros de Fermín Bohórquez, correctamente presentados; mansos, nobles y descastados. El mejor fue el buen 1º.
  • Hermoso de Mendoza: silencio y ovación con saludos.
  • Leonardo Hernández: oreja y oreja.
  • Lea Vicens: vuelta al ruedo tras petición y oreja tras petición de la segunda.

 

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