Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
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Moza dominguera no quiere lunes
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Moza dominguera no quiere lunes
Moza dominguera no quiere lunes
Crónica Valencia. 9ª de la Feria de Fallas

Moza dominguera no quiere lunes

Darío Juárez

Horroroso de Jandilla había subido al olimpo de la memoria de los aficionados. Un toro que será recordado por su bravura, su acometividad en los tres tercios y por esa entrega desmedida que enamoró hasta el vendedor de almendras, pese a su no indulto. Pero hoy era lunes. Vísperas de San José, de la cremá y el día exacto del sesenta aniversario de alternativa del Faraón de Camas, Curro Romero. Sin embargo, la moza dominguera siempre fue reacia al primero de la semana. Como del mismo modo fue la sorpresa de los aficionados cuando se oficializó este cartel, que anunciaba una pantomima. Corrida mixta sin oposición para un Ventura solvente y variado sobre las sillas, que alternaba con Ponce en el último de sus dos paseíllos falleros, siendo mandado al hule por el quinto tras quedarse muy descubierto en la salida de uno de pecho. La otra incoherencia del cartel, además de meter un caballo por delante, habiendo mañana la matinal de rejones, fue darle un sitio a Toñete. El joven matador dio la razón a los que criticaron la sinrazón de que su nombre apareciera en este cartel, y más tras una tarde de técnica primaria novilleril, celeridad y con la sensación de que le falta mucho –sobre todo méritos– para medirse a las figuras, como hoy quisieron hacernos tragar.

Parece que Diego Ventura hace vida aparte del rejoneo. Su inclusión en este tipo de mixtas va cada vez más en aumento y es que, realmente, en la actualidad no tiene rival. Estas corridas son festejos que deslegitiman la esencia del toreo a pie y el de a caballo también. Cada cosa por su nombre. Abrió plaza un toro de Los Espartales despuntado, distraído de salida, con el trantrán murubeño en sostenido. Una vez cerrado en el tercio, los mejores momentos vinieron a lomos de Nazarí, templando y toreando despacio a dos pistas, para acabar clavando en las rayas. Lío estuvo de lío. A la espera de esa embestida que cada vez era más gazapona, supo aguantar y clavar, antes de errar con el acero en numerosas ocasiones. Pero el punto álgido para el de La Puebla vino en el cuarto. Un toro con más movilidad que su hermano, pero con menos certeza o verdad en su acometida. Sueño, una tarde más, supo desgranar la torería que imprime su estampa equina, agraciado por esa colaboración del animal que se dejó torear en las tablas cosido a la silla. Todo cambió cuando el toro, con las tablas como defensa, empezó a tirar arreones de manso y a quedarse parado. Eso dificultó el poder darle muerte a la primera, siendo precedida la suerte suprema con un par a dos manos sobre Dólar y sin cabezada. En segunda instancia dejó el rejón, que precisó de un golpe de descabello, antes de cortar una oreja.

La incombustión profesional, el protagonismo como señuelo de identidad y el compromiso imantado a una carrera longeva, hacían el segundo paseíllo de la mano de Enrique Ponce en esta Feria de Fallas. Los lunes a un sol antisistema, engañoso de capa y donde nunca lució en el oro del matador, puesto que hoy portaba un terno en azabache y blanco, en honor al centenario del Valencia CF. A ellos fue dirigido el brindis del toro que le hirió. El quinto. Un cuatreño bien hecho, serio, abierto de cara y descolgando en el percal de Ponce como una gacela. Sainete en varas y en la lidia en general a este toro negro de Olga Jiménez que contenía un tranco alegre sin ser enclasado en ningún caso. Entre trincherazos y pases de la firma prologó la faena. El toro tenía ritmo, y pese al toreo sabio pero excesivamente aliviado que tiene por costumbre Enrique, quiso imprimir más verdad al muletazo. Concatenarlo a media altura por el derecho, pero adelantando la pierna en el cite con el que provocaba todas las embestidas. Registro nuevo, pensé yo. Pero sí, con más verdad. La serie de naturales de perfil a pies juntos, fueron bellos e inusuales también en la carta de suertes del torero, antes de, eso sí, rematarla con uno de pecho muy alejado del toro, que a su vez le descubrió. El animal lo vio e hizo por él de inmediato, dejando patente una cornada en la parte baja del glúteo izquierdo que lo subía a las alturas, con una posterior y feísima caída sobre la rodilla que se dañó hace unos meses en el campo. Una rotura del ligamento cruzado, por la que no quiso operarse en favor de una rehabilitación exprés, viéndose en el día de hoy agravada y lastimada. En manos del doctor Zaragoza quedó una nueva visita, en una de las ferias más accidentadas de los últimos años. Con el primero de su lote fue más Ponce y así puede aguantar otros tantos años más. Trasteo pobre de verdad y sí de perseverancia, ligando series al hilo del pitón y con muchas ventajas en las telas. Dos naturales al ralentí hicieron teñir de rojiblanco el vestido. Lo que yo decía: tarde rara, rara...

En cualquier caso, la tarde en general fue un compromiso. El del señor Casas con Toñete no sé hasta dónde va a llegar, pero si de por sí era incomprensible verlo en Olivenza y en estas Fallas sin mérito alguno, como entre en Madrid con cartel, lo haría directo a la boca del lobo. Con benevolencia extrema se le podía otorgar en el día de hoy el beneficio de la duda tras la cornada en Olivenza, precisamente. Pero es que es imposible. Las ganas de la juventud se imponen a la pausa, a los tiempos, al intentar torear... cuando debería ser al revés. Su tarde ha destapado que no está preparado para medirse a las figuras, ni tener el derecho ganado por motu propio para hacerlo en un cartel de este tipo. De momento. El toro y el tiempo darán o quitarán la razón al que la tenga o al que pensaba que la tenía, pero tres silencios tres en el debut en una plaza de primera y con este cartel…

 

  • Plaza de toros de Valencia. 9ª de la Feria de Fallas. Más de 3/4 de entrada en tarde apacible. Se lidiaron dos toros de Los Espartales, reglamentariamente despuntados para rejones (1° y 4°), tres de Olga Jiménez y uno de Parladé (3°), de desigual pero correcta presentación. Con movilidad 1° y 2°, con transmisión el 3°, manso y a menos el 4°, dudoso el 5° y soso el 6°.
  • Diego Ventura (chaqueta corinto): silencio y oreja.
  • Enrique Ponce (blanco y azabache): oreja en el único que estoqueó.
  • Toñete (lila y oro): silencio, silencio y silencio.

Parte médico de Enrique Ponce: Cornada en región proximal del muslo izquierdo, infraglútea, que interesa piel, tejido celular subcutáneo, fascia superficial, seccionando el glúteo mayor con una trayectoria ascendente de unos 12 cm. y otra descendente de unos 5 cm. Alcanza el isquion. Se practica Friedrich, lavado, sutura, drenaje y profilaxis antibiótica. Además, rotura del ligamento lateral interno, rotura del ligamento cruzado y hemartros a tensión. El pronóstico es grave y se le inmoviliza con una ortesis estabilizadora de la rodilla en extensión.

 

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