Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
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Privilegio de pocos
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Crónica Plaza México. 6ª Temporada Grande

Privilegio de pocos

Francisco Jara

Los toreros de arte, esos privilegiados incomprendidos, son ya prácticamente especímenes en peligro de extinción. Ser un torero artista es en estos tiempos erróneamente mal visto porque se piensa que expone menos, que no hay verdad en su toreo, pero hay quiénes torean con más verdad y pureza que muchos y aunado a eso. Tienen aroma de artistas. Se llevó a cabo el sexto festejo de temporada en La México, la entrada fue floja al igual que flojo fue el encierro de Xajay.

Abrió plaza André Lagravere El Galo, que confirmaba con tan solo una tarde como matador de toros, con Capitán, de 519 kilos. Estuvo correcto y se puede decir que aseado de acuerdo a las condiciones del toro, que fue noble, se dejó meter mano pero su falta de casta y poder hizo que todo se volviera tedioso. Pinchazo hondo y dos golpes de descabello para escuchar un aviso y retirarse en silencio. Con Compañero, de 470 kilos, que cerró plaza, El Galo estuvo voluntarioso y colocó banderillas al igual que en su primero. El toro fue un poco mejor en la muleta y el torero aprovechó para dibujar una tanda por el derecho donde sobresalieron dos de ellos, largos y templados. Por el pitón izquierdo, un natural y una elegante trincherilla. Se tiró a matar dejando una entera algo trasera y tendida pero suficiente para que el toro doblara. La petición fue mayoritaria y el juez le negó la oreja que por reglamento debió otorgar. Todo quedó en una vuelta al ruedo.

Con Conquistador, de 483 kilos, Sebastián Castella dejó con el capote una media muy torera. Colocó perfectamente al toro para un gran puyazo de Daniel Morales. Un par de tafalleras donde el animal apretó al francés que resolvió de buena manera. Ya con la muleta ofreció una faena a media altura de principio a fin; como de principio a fin fue ese toreo que dice poco y se vuelve repetitivo, acortando la distancia y que llega a ser encimista, pero que entusiasma a algunos que lo confunden con poder. Pinchazo hondo, un certero golpe de descabello y un aviso para después de un increíble arrastre lento al toro, saludar en el tercio. Soñador (522 kilos), desde que saltó al ruedo, mostró su condición de salir suelto, de mirar, descolgado, con más defectos que virtudes. Castella, voluntarioso y con oficio. Sin más. Entera trasera y tendida, y un par de golpes de descabello. Silencio.

Paco Ureña no tuvo suerte en el sorteo y se llevó lo malo del mal encierro. Cojinero, un cárdeno entrepelado con 476 kilos, fue imposible, soso, débil, se frenaba a medio muletazo, miraba y probaba a un Ureña que buscó sin resultados. Se volcó sobre el morrillo en un tiempo en una gran ejecución, pero la colocación fue un poco baja. Silencio. Su segundo, Gotita de miel, un castaño, ojo de perdiz de 518 kilos, fue otro toro malo al que la voluntad, la ética y la vergüenza torera de Ureña le robó algunos muletazos sueltos. Arriesgó por ambos pitones, porfiando de más sabiendo que el burel no tenía nada que ofrecer. Seguro estoy de que el día que le embista un toro en La México, dejará huella. Entera poco efectiva, tres golpes de descabello y dos avisos para saludar en el tercio.

Octavio García El Payo cuajó una gran faena a Planeador, un precioso cárdeno con 490 kilos. Y es que el capote del queretano es sin duda el mejor que hay por todo México: el inicio con seis verónicas es para recordar y la media para una pintura de museo. El toro se arrancó de buena manera al caballo pero se dolió. El inicio con la muleta dejó ver las intenciones del torero. Por el derecho le tomó pronto la distancia y la altura para correr la mano templando con gusto. Por ese mismo pitón dejó una sabrosa trincherilla y un cambio de mano por delante que sacó olés profundos. Lo mejor vino por el izquierdo, naturales cargando la suerte, rematando detrás de la cadera y de muchos quilates, y es que esa es la mano de cobrar. Lo más difícil de un natural es realizarlo de manera natural, sin forzar la figura, trayendo al toro embebido pero al mismo tiempo forzándolo a ir por donde el torero quiere que vaya. Eso es el verdadero toreo de arte. Esta manera de torear de El Payo es un privilegio de pocos. Su talón de Aquiles sigue siendo la espada y eso es imperdonable. Pinchazo hondo, cuatro golpes de descabello, aviso y saludo en el tercio. Su segundo, Juanero, fue un toro con una embestida descompuesta y Octavio no pudo cambiar esa condición. Intentó por ambos pitones pero no tuvo calado en los tendidos, se fue apagando toro, torero y faena. Pinchazo sin soltar, entera trasera y tendida. Silencio.

 

  • Ciudad de México. Plaza México. 6ª corrida de la Temporada Grande. Con mala entrada en los tendidos, alrededor de 8.000 aficionados, se lidiaron ocho toros de Xajay, parejos de presentación, pero débiles, sosos y mansos. Se salvaron con poco 1º, 4º y 8º.
  • Sebastián Castella (lila y oro): al tercio y silencio.
  • Paco Ureña (marino y oro): silencio y al tercio.
  • Octavio García El Payo (blanco y plata): al tercio y silencio.
  • André Lagravere El Galo (palo de rosa y plata), que confirmó alternativa: silencio y vuelta al ruedo.

 

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