Una pena de diez días de multa con una cuota diaria de 10 euros, -en total, 100 euros-, con la correspondiente responsabilidad personal subsidiaria, en caso de impago, de un día de privación de libertad por cada dos cuotas de multa no satisfechas. Ésta ha sido la condena que ha recibido el torero Miguel Tendero al considerar probado que el pasado 13 de septiembre “propinó una bofetada entre la cara y el cuello” a Vicente Casañ, crítico de la tertulia taurina La Puntilla, de Castilla-La Mancha Televisión, tal y como afirma la sentencia dictada por el Juzgado de Instrucción número 1 de Albacete, y a la que ha tenido acceso porelpitonderecho.com. Por otro lado, Tendero debe hacerse cargo también de las costas del proceso.

Según los hechos probados, el pasado 12 de septiembre Vicente Casañ participó en la mencionada tertulia televisiva y afirmó sobre la actuación del torero en la Feria de Albacete “que había estado oxidadete”, entre muchas otras opiniones. Al día siguiente, por la mañana, el crítico taurino recibió un mensaje en la aplicación WhatsApp por parte del torero en el que le decía lo siguiente: “Oxidada te voy a dejar la boca”, a lo que Casañ respondió con un “Jajaja, un abrazo”, recibiendo otro mensaje del diestro con dos iconos, uno de ellos un puño, y el siguiente texto: “Ojalá te viera esta tarde”.

Y fue esa misma tarde, sobre las 19,30 horas, -durante uno de los descansos entre toro y toro de la corrida de feria en la plaza de toros de Albacete-, cuando Vicente Casañ se dirigió a los aseos y entonces se encontró con Miguel Tendero. Según la sentencia, el torero “le propinó una bofetada entre la cara y el cuello, sorprendiéndose Vicente por ello y recibiendo acto seguido una nueva bofetada por parte del torero”. A consecuencia de dicha bofetada, “Casañ no sufrió lesión alguna, presentando un simple enrojecimiento de la zona donde recibió el golpe”.

En el interrogatorio que tuvo lugar a ambas partes, Tendero reconoció que envió los citados mensajes vía WhatsApp al sentirse ofendido por la crítica que había recibido, porque “eso supone una traba en su intento de proyección en el mundo del toreo”. Como también reconoció que cuando se encontró con él esa misma tarde en la plaza de toros le dio con la mano abierta entre la cara y el cuello, “justificando su comportamiento en que había interpretado los mensajes remitidos por el denunciante como una provocación hacia su persona y con la finalidad de recriminarle los comentarios que había efectuado”. Según el propio matador, “Vicente siempre hace malas críticas sobre su profesionalidad y el último adjetivo proferido, oxidadete, fue la gota que colmó el vaso”.