Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
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Trinidad (hoy) no se abona al cachondeo
Trinidad (hoy) no se abona al cachondeo
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Trinidad (hoy) no se abona al cachondeo
Trinidad (hoy) no se abona al cachondeo
Trinidad (hoy) no se abona al cachondeo
Trinidad (hoy) no se abona al cachondeo
Trinidad (hoy) no se abona al cachondeo
Trinidad (hoy) no se abona al cachondeo
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Trinidad (hoy) no se abona al cachondeo
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Trinidad (hoy) no se abona al cachondeo
Trinidad (hoy) no se abona al cachondeo
Trinidad (hoy) no se abona al cachondeo
Crónica Madrid. Novillada de temporada

Trinidad (hoy) no se abona al cachondeo

Darío Juárez

Un frío viento del oeste entraba por Pozuelo para colarse por los ojos de Las Ventas. La entrada pasaba ligeramente de un cuarto, que sin los partidario que había traído Rafael González hubiera sido un poema de aforo. Los mismos que pidieron los trofeos para su torero estando como hubiera estado, como cuando se piden en verano en las fiestas de los pueblos. Si no, no se entiende esa efervescencia de pañuelos blancos para regalar un triunfo inmerecido a un torero. Trinidad, desde el palco, aguantó como un jabato la bochornosa petición de oreja al sexto, siendo el hecho de sacar el sedoso blanco un insulto a la identidad de esta plaza. La que le hubiera abierto la puerta grande tras la que traía ya cortada del tercero. En líneas generales, la novillada de Pereda manseó en su mayoría, le faltó empuje y fondo, aunque se movió. Atienza asfixió a un lote muy venido a menos, mientras que un Ángel Jiménez saturado pese a estar digno con sus novillos, dejó la impronta de su concepto con una tanda al cuarto de convencimiento.

Con la de hoy, ya son dos las orejas que suma Rafael González en menos de un año en el coso venteño. El 26 de agosto paseó una de un animal de Santa Teresa tras una actuación muy estructurada. Hoy se vio a un novillero con muchas ganas al que Madrid le regaló una oreja de pueblo, tras una faena al tercero entre probaturas y cierta valentía. Lo último porque de la tercera tanda en adelante, Carpintero venía más parado y el chaval le aguantó pese al viento y al endeble nylon que tenía como engaño. Lo demás fueron pases punteados y sin enjundia, a excepción de la primera tanda, precedida de un inicio por la espalda desde los medios. Ya en las rayas, el animal tendía a ser más reservón y venir por dentro. En uno de los cites lo arrolló dejándolo en la arena a su merced. Recompuesto, volvió a la cara para dejar tres manoletinas sosas y una estocada ligeramente desprendida en perpendicular, de acción fulminante. Oreja. Del sexto sólo se pudo apreciar su manera de acometer por el derecho en la primera tanda. Al caballo de Héctor Vicente acudió con brío, saliendo éste ovacionado. Lo demás fue pólvora mojada y detalles para hacer sonar las palmas por ese pitón, ya que por el otro protestaba cuando le presentaba la tela. La petición creció y Trinidad aguantó en su sitio. Todo quedó en vuelta al ruedo.

Por su parte, el segoviano Pablo Atienza demostró faltarle mucho oficio pese a sus 26 años. Hace tres años que debutó con caballos y para venir a Madrid se ha de demostrar madurez. Su tarde fue definida por la asfixia y el encimismo con su lote. El segundo fue un novillo que salió comiéndose los burladeros y llegó a derribar al caballo. Abundaba en él la fijeza ya que ningún peón daba puntada sin hilo sin que él reaccionara. En la segunda vara cantó sorpresivamente su mansedumbre huyendo de la misma. Pasó del buen tranco y la movilidad que poseía a quedarse parado y con la embestida descompuesta. Además, los sucesivos punteos de los pitones sobre las telas evidenciaron una falta de temple pese al molesto viento. Con dos pinchazos se echó el animal. El quinto fue un novillo sin picadores porque la suerte de varas brilló por su ausencia. Ligó de seguido la primera serie hasta el tercer muletazo, donde Muletero se paró. Un animal muy frágil y vacío no calaba en lo que Atienza le propuso. Madrid le exigió abreviar.

Ángel Jiménez tampoco tuvo su mejor tarde. De entrada se topó con un manso de libro que pidió los chiqueros tras salir del peto. Además de su condición de cobarde, lo que hizo fue todo a mal. Por el derecho se le venía por dentro y por el izquierdo sólo cabeceaba pese a intentarlo de todas las maneras. El cuarto fue un castaño girón deslucido. Se movió mucho pero dijo muy poco en tandas tropezadas y sin emoción. En la cuarta pudo someterlo y llevarlo por abajo ligando una serie bien reunida. Pero ahí no había más. Era demasiado tarde.

 

  • Madrid. Plaza de toros de Las Ventas. 2ª novillada de temporada. Un cuarto de plaza (7.614 espectadores) en tarde nublada y fresquita. Se lidiaron cuatro novillos de José Luis Pereda y dos de La Dehesilla (3º y 4º), de desigual presentación. Manso y desclasado el 1º, muy venido a menos el 2º, sin definir el 3º, deslucido y sin entrega el 4º, endeble y parado el 5º y vacío y sin transmisión el 6º.
  • Ángel Jiménez (grana y oro): silencio y silencio tras aviso.
  • Pablo Atienza (verde oliva y oro): silencio y silencio tras aviso.
  • Rafael González (sangre de toro y oro): orea y vuelta al ruedo tras fuerte petición.

 

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