Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
Volver
Un protagonista a caballo y otro sentado en el palco
Un protagonista a caballo y otro sentado en el palco
Un protagonista a caballo y otro sentado en el palco
Un protagonista a caballo y otro sentado en el palco
Un protagonista a caballo y otro sentado en el palco
Un protagonista a caballo y otro sentado en el palco
Un protagonista a caballo y otro sentado en el palco
Un protagonista a caballo y otro sentado en el palco
Un protagonista a caballo y otro sentado en el palco
Un protagonista a caballo y otro sentado en el palco
Un protagonista a caballo y otro sentado en el palco
ALBACETE. 6ª de la FERIA DE LA VIRGEN DE LOS LLANOS

Un protagonista a caballo y otro sentado en el palco

Alejandro Martínez

Con la plaza de toros de Albacete convertida en un manicomio, Diego Ventura fue sacado en volandas por la puerta grande. Acompañándole, Juan Manuel Munera, un joven rejoneador de Villarrobledo que hoy tomaba la alternativa. El festejo de rejones de la feria taurina en honor a la Virgen de los Llanos fue un éxito… con matices. Con un llenazo en los tendidos, la tarde fue, sin duda, de Diego Ventura. El jinete hispano-luso dio una lección de toreo a caballo y demostró por qué, a día de hoy, es el número uno del rejoneo. Fue la suya una actuación impactante que enardeció los tendidos y que se saldó con un total de cuatro orejas y un rabo. Y aquí llegan los matices. La tarde de Ventura fue muy importante, con momentos verdaderamente sobresalientes, pero el número de trofeos fue manifiestamente excesivo. Aunque claro, teniendo en cuenta el nivel presidencial de esta plaza… todo es posible. Y es que, un día más, el palco también fue protagonista. El señor Joaquín Coy –famoso por sus indultos– quiso sumarse a la fiesta y tener su minuto de gloria. Cómo habría sido demasiado patético indultar a un toro despuntado, el usía encontró la forma de llamar la atención: conceder un rabo. Al parecer, el primero de la Historia de esta plaza en un festejo de rejones. ¡Enhorabuena!

Pero no, la gran faena de Diego Ventura al tercero de la tarde no fue de rabo. Pese a que, sin embargo, las dos orejas habrían sido incontestables, el señor Coy no quiso dejar pasar la oportunidad de rebajar aún más la categoría del coso albaceteño. Al margen del debate rabo sí, rabo no; la labor de Ventura tuvo la gran virtud de la emoción. De menos a más, el jinete acabó siendo aclamado por una plaza abarrotada y en pie. A ese tercero, chico y muy abierto de cara, lo recibió a porta gayola sobre “Suspiro”, un caballo angloárabe de capa castaña y de gran alzada. Garrocha en mano, Ventura enceló y templó al de Capea en una escena de lo más campera. Tras dejar dos rejones de castigo en ese primer tercio, inició el segundo sacando a “Nazarí”, uno de los caballos estrella de su cuadra. Sobre él, llegaron algunos de los momentos más emotivos de la tarde. Despertó al público cabalgando a dos pistas, muy pegado a tablas, en una vuelta completa al anillo. Inmediatamente después, clavó la primera banderilla en todo lo alto. Sensacional Ventura, pero también “Nazarí”. ¡Qué caballo más valiente señores! Siempre con la cara por delante, el animal demostró su alma torera. Y, a continuación, sobre el gran “Milagro”, un par de rehiletes clavados en dos quiebros de riesgo y compromiso. Ya con la plaza entregada, Diego concluyó la obra sacando al albino y espectacular “Remate”, sobre el que llegó un carrusel de cortas (dos de ellas al violín) y un rejonazo fulminante que cayó ligeramente trasero y desprendido. Con los tendidos inundados de pañuelos y emoción, Ventura alcanzó la gloria. Menos intenso fue su segundo trasteo. Aunque de nuevo anduvo espectacular y conectó mucho con los tendidos, en este segundo turno algunas de las banderillas las clavó con menos apreturas. Sin embargo, con “Sueño”, un caballo de enorme viveza y transmisión, demostró que no solo se torea a pie. Encelando a su oponente con los posteriores de la montura, Diego Ventura protagonizó varias pasadas por los adentros de gran mérito y emoción. Sin apenas espacio físico entre el toro y las tablas, ejecutó verdaderos derechazos y naturales con la grupa de los equinos. Ya en el último tercio, de nuevo sobre “Remate”, Ventura volvió a recurrir a la espectacularidad del carrusel de cortas al violín y, tras un pinchazo, dejó un rejón trasero y desprendido. Por supuesto, después, el exigente presidente le dio las dos orejas. ¡Fiesta!, ¡fiesta!

A hombros también se marchó el joven Juan Manuel Munera tras una actuación de lo más ilusionante. El de Villarrobledo, que lidió al primero tras la ceremonia de la alternativa, demostró que sabe montar muy bien y que intenta ejecutar las suertes con verdad y pureza. Con las carencias lógicas de una carrera incipiente, el manchego paseó un apéndice de cada uno de sus enemigos. El primero, un zambombo de seiscientos veintiséis kilos, tuvo movilidad y exigencia. Bravo, el astado del hierro de Carmen Lorenzo, luchó por su vida hasta el final. Munera, que lo recibió sobre “Quejío”, anduvo muy templado y sobresalió en una banderilla que ejecutó con gran pureza –al estribo– montando a “Panamá”, un lusitano de capa negra. También sobre “Panamá” y luego con “Poveda”, volvió a brillar en varias banderillas colocadas con gran acierto. Tras un carrusel de cortas, el toro se le puso complicado para matar y acabó dejando un rejón de muerte trasero y muy bajo. El sexto, que manseó mucho de salida e incluso consiguió saltar al callejón, sacó fondo y bravura y tuvo exigencia y poder. Un notable astado para cerrar un notable encierro de Capea. Con prácticamente los mismos caballos que en su primer turno, Juan Manuel Munera volvió a dejar constancia de su entrega y buen concepto y firmó los mejores momentos clavando cuatro banderillas sobre “Poveda”. Tras dejar un rejón de muerte casi entero, algo trasero y atravesado, acertó con el descabello y paseó el apéndice que le abría la puerta grande.

Menos feliz fue la tarde de Sergio Galán. Uno de sus caballos, “Titán” fue alcanzado y herido por el segundo tras una pirueta demasiado ceñida. Afortunadamente, el percance fue más leve de lo que pareció. En ese su primero, un toro de San Pelayo que manseó de salida pero que después tuvo movilidad y fijeza, Galán dejó constancia de su clasicismo y buenas maneras y brilló clavando dos banderillas a lomos del precioso “Apolo”. Sobre “Fado” dejó dos rosas y un rejonazo muy trasero. Oreja. Desgraciadamente, con el cuarto no pudo rematar su actuación. En el ecuador de la faena, el toro se partió una mano y Galán tuvo que abreviar ante las acertadas protestas del público. Luego, para más inri, se le atrancó el descabello y casi necesita una docena de golpes de verduguillo para acabar con el toro.

 

  • Plaza de toros de Albacete. 6ª Feria de la Virgen de los Llanos. Lleno. Se lidiaron tres toros de San Pelayo (2º, 3º y 4º), dos de El Capea (5º y 6º), y uno de Carmen Lorenzo (1º), desiguales aunque correctamente presentados, y de buen y bravo juego para el toreo a caballo. El peor y más parado fue el 5º, mientras que el 4º se lesionó.
  • Sergio Galán: oreja y silencio.
  • Diego Ventura: dos orejas y rabo y dos orejas.
  • Juan Manuel Munera (que tomaba la alternativa): oreja y oreja.

 

Sigueme en Twitter Sígueme en Twitter @AlexMartinezzz
Comparte y comenta esta noticia: