Por el piton derecho
Vicente Carrillo Cabecera
Entrevistas. Al Natural
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"El periodista tiene que ceñirse a la realidad"

Toreo y periodismo siempre han ido unidos bajo un mismo techo que la vida se ha encargado de hacer progresar. Y ese toreo conjugado con el periodismo se ha escenificado a través de la historia en personas concretas que bajo el título de periodistas taurinos han ido hilando con la espada de la palabra el día a día de un arte que pertenece al pueblo. Entrevistamos a una de esas personas que han interpretado, analizado y, sobre todo, contado lo que ha ocurrido en una plaza durante décadas: Olga Pérez Arroyo. Esta periodista y profesora nos recibe en su despacho de la Universidad Complutense, y con la sencillez de una vida intensa reflejada en sus palabras intenta emocionarse recordando los momentos más importantes de la profesión por la que se siente orgullosa: el periodismo taurino.
Javier Fernández-Caballero

- En una ocasión dijo el gran genio Juan Belmonte que “se torea como se es”, ¿se escribe también como se es?

- Totalmente. Todo lo que tiene que ver con la sensibilidad, y la escritura y el toreo son sensibilidad, por lo que cada uno escribe como es, reflejando las penas, alegrías, y todo lo que tiene que ver con los sentimientos.

- Hoy día están de moda las radicalizaciones entre los partidos políticos… ¿se considera usted una periodista tomasista, morantista, poncista…?

- Como ahora no estoy en el periodismo activo, aunque escribo colaboraciones con medios, ahora sí que puedo decirlo. Tan sólo cuando estaba escribiendo, Curro Romero era otra historia para mí, con el resto procuraba ser independiente y ahora puedo decir que soy morantista. Morante, por sus características psicológicas más que físicas, tiene “esa cosa”, aunque tiene bajones y el valor se le ignora pero desde luego tiene mucho arte, torea como otros toreros no lo hacen, sobre todo con el capote, y la composición plástica que hace indudablemente a mí me encanta.

- ¿A quién se parecería en la historia Morante de la Puebla?

- Sin duda que a los grandes hitos del toreo, sería descendiente más cercano  de Curro Romero con esos altibajos de estar en la cumbre o estar abajo; también  tiene algo de Rafael “El Gallo”… son toreros geniales.

- Se torea con empaque, valor y temple, ¿cuáles serían las características del periodista taurino en la actualidad?

- Estas tres serían unas características estupendas para el periodismo de hoy. El valor se presupone, ya que el periodista debe ser valeroso, aunque cauto pero con valor. En el periodismo hace falta valor, lo malo es cuando el periodista se ciñe a lo que dicen los políticos sean del gremio que sean. En los toros, muchos periodistas hacen el dictado de los políticos y eso es feo. Ante todo se debe ser periodista, sea de la rama que sea, y actuar conforme a las reglas del periodismo y no en cuanto a las reglas de los políticos, porque los políticos no tienen reglas.

- Y en esa visión que tiene la política del mundo del toro… ¿valora el toreo, desde el primer torero del escalafón hasta el último aficionado la labor del periodismo taurino?

- El periodista taurino tiene que ser testigo de lo que ve, pues muchas veces actúa como juez dando el veredicto, pero sobre todo tiene que ceñirse a lo que es la información  que está ocurriendo, eso sería lo ideal. Desde luego con absoluto respeto a todas las “castas” del estamento taurino: banderilleros, picadores… cada uno cumple su función y si ese estamento se desarmara sería muy difícil que se dieran las corridas de toros.  Cada uno tiene su justo valor.

- En relación a esta respuesta voy a plantearle una cuestión polémica. Se ha puesto de moda últimamente que “cualquiera” pase por periodista taurino, ¿cree usted que un torero, un empresario o un banderillero, sin más carrera que la de su experiencia en la vida merece llamarse así?

- No son periodistas, son “amiguismos” del director que los contrata. Sí que pueden llamarse asesores puntuales pero no un día tras otro porque muchas veces, muchas, sabe más el periodista que el propio ganadero o torero.

- ¿Podría decirse entonces que se trata de un error de la Fiesta?

- Sí, hay muchos errores y éste es uno de ellos. Cuatro llevan las riendas y por eso el periodismo taurino no es una profesión muy recomendable porque los toman por tontos. Entonces, excepto los que están en una línea ya reconocida, al resto no les toman importancia. Esto no pasaría con otro espectáculo como el fútbol, donde a nadie se le ocurriría ningunear a un chaval que empieza en este deporte.

- ¿A usted personalmente le han ninguneado por ser mujer en este mundo tan machista?

- La verdad es que no, aunque tampoco me involucré demasiado en el taurinismo militante, pero me mantuve al margen. Además debes tener claro que el que está enfrente te necesita a ti, no al revés, sino que el otro te necesita para su publicidad y sin él tú no eres nadie. Este es el gran error, que parece que el periodista va pidiendo algo y no: el periodista es el que saca y encumbra a los toreros.

- ¿Cree que muchos periodistas tienen condiciones para llamarse periodistas taurinos por el simple hecho de cubrir una corrida?

- El periodismo es más que eso, no se trata de cubrir una corrida y ya está, sino que requiere de un análisis y tener un conocimiento específico. Dar una corrida como cualquier cosa lo puede hacer cualquiera, pero con un análisis y con una interpretación con sus puntos positivos y negativos es otro cantar.

- ¿Su peor experiencia en una plaza?

La cornada que tuvo José Luis Bote en Las Ventas contra el callejón del tendido 6, bastante cerca de chiqueros y que fue espeluznante.

- ¿La mejor?

- Recuerdo tardes de mucho movimiento con los éxitos de César Rincón y cómo se venía la plaza abajo. Madrid vibraba de verdad.

- Es usted una estudiosa de la historia del toreo, desde esas “crónicas” que acompañaban las corridas desde su nacimiento hasta la crónica taurina actual… ¿el más grande como torero y como periodista?

- Yo soy fan de Gregorio Corrochano, puesto que me doctoré sobre “La Edad de Oro del toreo” y él era cronista en ABC. Después de él hay algunos muy buenos, por supuesto, como Joaquín Vidal, que han seguido los pasos que instauró dando ese paso de la crónica taurina antigua a la que conocemos hay en día.

- En relación con otro de sus estudios, usted se ha volcado con la historia de la Monarquía y su relación con la Fiesta, sobre todo con la publicación de su libro Palco Real: Doña María de las Mercedes… ¿qué nos dice de su figura?- Ella ha sido el personaje más emblemático que hemos tenido en la Fiesta de los toros y en este momento no creo que ningún miembro de la Casa Real tenga la consistencia y la perseverancia que ella tuvo. Brindaba el apoyo a la Fiesta tarde tras tarde y no sólo en Madrid sino en toda la Península.

- ¿Hoy día cree que el Rey debería defender la Fiesta no sólo como aspecto ideológico sino como aspecto cultural?

- Yo creo que el Rey en la medida que puede sí que la defiende. Su figura está siempre dentro de lo “políticamente correcto”, pero sí que defiende al toro y él no alardea de que no es taurino sino que siempre va con orgullo y le gusta. Otra cosa es que se ponga en primera plana a defenderlo, que es muy difícil. A él le gustan los toros y no hay problema con el Rey. Él no es el problema, ése es el verdadero problema. El Rey cuando debe sacar la cara la saca, aunque tampoco es su función. Es lo mismo que si atacaran el fútbol, tienen que ponerse delante con una buena programación, con un buen ataque.

- Ahora ponemos sobre la mesa un tema de actualidad,  desgraciadamente esa polémica entre empresarios y toreros acerca de los derechos de imagen. Desde el punto de vista periodístico, ¿quién llevaría la razón?

- El torero tiene que salir en la televisión como lo hace cualquier profesional. Con los derechos de imagen cada torero negocia como otro cualquiera, y es que en otros espectáculos no existe ese problema porque no se contratan los derechos individualmente, sino que van dentro de todo un paquete. ¿Quién lleva la razón? Son temas empresariales, más propios. Lo que sí que es verdad es que si tanto aman la Fiesta ciertos toreros tienen que dar un poco de su persona. Porque es una pena que la afición, que es un elemento más, se quede sin verlos, que es lo que quieren.

- Para finalizar con buen sabor de boca, ¿un cartel de toreros y otro de periodistas en la historia?

- Me hubiera gustado ver a Belmonte, Curro Romero y uno actual que además posee la connotación francesa: Sebastián Castella. De periodistas pondría sin lugar a dudas a Corrochano, Joaquín Vidal y Antonio Díaz-Cañabate, porque tenía mucha gracia, sólo por eso.

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