- ¿Qué diría de una temporada que ha tenido cotas tan altas?
- Estoy muy contento, he ido creciendo conforme avanzaba la temporada, y he terminado a un nivel muy bueno e importante. En plazas como Santander y Logroño me he encontrado a gusto y a gran nivel. También en la Feria de Otoño con la corrida de Adolfo, aunque no corté orejas, me quedo con la actitud. He terminado la temporada en el mejor momento posible.
- ¿El indulto de Santander fue el punto de inflexión de su temporada?
- La tarde de Santander fue una tarde importante y marcó mi temporada. Me dio moral para seguir vivo, además que de cara al aficionado me hace falta un tipo de toro que sea bravo y Madroñito lo fue.
- ¿Notó que tras ese triunfo volvió a despertar la ilusión en el aficionado?
- Por supuesto, en general he cosechado una temporada importante y de cara al aficionado. El seguidor mío es muy exigente, cuando las cosas me salen bien, disfruta; y por el contrario, cuando directamente no salen, suele ser crítico conmigo. Pero reconozco que he tenido un buen momento en cuanto a los lotes. ¡Encima que he estado en buen momento, me han embestido los toros!
- Las dos cumbres de la temporada. Bilbao y Santander. Adolfo y Victorino, Madroñito y Planteadito. ¿Que tuvieron en común?
- En común lo único que tuvieron es que el encaste es el mismo (risas). El toro de Victorino embistió en la muleta, tuvo más duración que el de Adolfo, pero sin embargo éste tuvo muchísima entrega en el capote. Además, los dos toros tomaron dos puyazos, aunque en plaza de segunda solo se requiera un encuentro con el caballo. Pero como torero, el toro de Adolfo me llenó muchísimo porque embistió por los dos pitones, sin embargo al de Victorino le faltaba fondo para desplazarse.
- ¿Piensa que por el hecho de cuajar un toro de Adolfo o de Victorino le hace tener mayor reconocimiento que si fuera de otro encaste?
- Si cuajas un toro da igual el encaste que sea. De una u otra manera, el aficionado reconoce cuando se perdona la vida a un toro… y también fuera del mundo del toro, porque no ocurre asiduamente. Sin embargo, con otro tipo de ganaderías más comerciales, en la que los toros son distintos, se producen más indultos. Lo máximo que te puede ocurrir como torero es indultar un toro del encaste Albaserrada.
- Al principio del año parecía que las cosas no rodaban de la mejor manera y conforme avanza la temporada comenzaron a llegar los triunfos. El año pasado comenzó a dar que hablar de forma positiva en agosto y este año a finales de julio. ¿Se puede decir que le sienta mejor el verano que la primavera?
- Siempre me ha pasado, me va más la embestida del toro de final de temporada que del principio. Para expresarme me hace falta un toro más pastueño. Y ese tipo de ejemplares salen más conforme avanza la temporada que al principio. Al inicio de temporada los toros salen con más ímpetu. Pero de igual manera, la temporada que viene tengo que pegar un toque de atención a principio para ir a las principales ferias.
- Tres tardes en Madrid. Una temporada en la que ha recuperado el crédito perdido y el reconocimiento del público tras la faena al toro de Victorino en San Isidro y al de Adolfo en Otoño. Le querían enterrar, pero estaba muy vivo. El Cid siempre vuelve...
- Hay un tópico que siempre me lo han atribuido, soy como el ave fénix, que resurge de las cenizas. Esa situación de límite me atrae y me gusta, por que a fin de cuentas uno sabe de lo que es capaz, aunque también considero que la mente ha de ayudarte.
- Para hablar con uno de los nombres de la temporada, 25 actuaciones no parecen demasiadas...
- Han sido 25 tardes creciendo, pero sobre todo los últimos dos meses ha habido un momento importante, en el que incluso he cuajado toros en plazas de tercera, que si hubiese pasado en otro escenario hubiese sido igualmente de triunfo. Este año en Motilla del Palancar (Cuenca), con una corrida de Salvador Domecq estuve soberbio. Cuando me pongo el traje no miro la categoría de la plaza. Tengo el mismo respeto hacia el público de una plaza de primera, que el de una de tercera. La gente debe saber de mi compromiso.
- ¿Qué ha ocurrido que en plazas donde hizo méritos el año pasado y no le han repetido en éste? Bilbao, por ejemplo. ¿Le dolió no estar?
- Por supuesto que me dolió no estar, sobre todo porque en esa plaza he vivido una de las tardes de mi carrera. Mi encerrona con los victorinos en 2007 fue un revulsivo. Además, en todas las ferias he dado la cara y nunca he pegado un petardo… Diodoro Canorea decía que «la plaza esta ahí y no se la van a llevar», así que el año que viene espero estar. No solo me dolió no estar en Bilbao, también en Gijón, aunque luego me llamaron por la vía de la sustitución.
- Durante estos 16 años, ¿donde ha tenido mayor reconocimiento, en el aficionado o en las empresas?
- Principalmente en el buen aficionado, es el principal motivo por el que las empresas te llaman. Cuando te acartelan en una feria o un pueblo es porque les interesas. No debemos olvidar que el que mantiene viva la fiesta es el aficionado.
- Este año cambia de apoderados, ¿qué cree que le va a aportar Sánchez-Mejías que no le hayan dado el Tornay y Ellauri?
- Decidí un cambio en mi gestión no porque Santiago Ellauri y Manuel Tornay lo hayan hecho mal, sino porque me hacia falta un cambio de chip en la mente, probar algo nuevo. 15 años eran demasiados. No sé si el nuevo apoderado lo hará mejor, pero tengo la ilusión de que sea distinto. Me decanté por Marcos por su forma de ser basada en la lucha y en el trabajo, pero sobre todo porque ha sido una persona con la que he hablado claro. Él sabe de mi situación actual y tenemos que remar en la misma dirección.
- ¿El hecho de quedarse fuera de ferias como Bilbao ha sido una de las razones del cambio en la gestión de su carrera?
- No ha sido por eso, sino porque me hacía falta un cambio y probar. Desde finales de agosto llevaba pensando en cambiar de apoderados. Pero antes de la relación profesional, está la personal, hasta el punto de que Santiago es padrino de mi hijo pequeño.
- Pureza, clasicismo, la mano izquierda y el toreo profundo, ¿dónde se enmarca su toreo?
- Mi toreo se enmarca en el clasicismo, porque lleva a la pureza, a la profundidad y dentro de eso, a la personalidad (plasticidad) que es la clave para intentar conectar con el público. Si haces las cosas como las sientes, llegas al público.
- ¿Está en el mejor momento de su carrera?
- Por supuesto, sobre todo por la ilusión tremenda que tengo. He terminado la temporada tan bien que tengo ganas de torear; me encuentro en el mejor momento de mi carrera.
- Entonces se puede decir que queda Cid para rato...
- Mientras me quede ilusión voy a seguir vistiéndome de torero.