- Ganadero, nuestra más sincera enhorabuena en nombre de toda la familia taurina y muchísimas gracias por dejar a la Tauromaquia una vez más en el sitio que merece.
- Gracias a vosotros. Yo lo único que hice fue decir lo que de verdad siento, con lo que me he educado y lo que me han enseñado. Nada más.
- Las redes sociales ardieron. Fueron un aluvión de muestras de gratitud porque ante nuestros ojos, aunque le suene gracioso dicho de esta manera, estábamos viendo al Mesías. Al hombre capaz de volver a guiar a la Tauromaquia al lugar de donde nunca debió marchar.
- No, simplemente soy una persona que quiere al toro, que me he educado en esta cultura y por ello la conozco profundamente porque es mi vida (risas). Yo no soy Mesías de nadie; soy un taurino más, un aficionado más que ha tenido la dicha y la fortuna de entregar mi vida al toro.
- ¿Cómo se acercó el programa hacia usted y con qué intuición accedió a abrirle las puertas de su casa?
- La verdad es que no quería, yo no creo en esas cosas porque ese tipo de programas están sesgados. Siempre hay un guión escrito en el que en la mayoría de los casos van a perjudicar al toro y a sus ideas. Pero me convencieron. La persona encargada de las relaciones con la prensa me lo comunicó y me dijo: «haz lo que quieras, pero si no te ofreces tú, lo hará otro quizás con menos conocimiento del mundo del toro y al final podemos quedar todos peor». Me convencieron por ahí. Al fin y al cabo es una labor que debemos hacer todos: dar la cara por lo que amamos.
- Lo que sí que es cierto, y aparentemente a la vista estuvo, es que hay un gran problema de información y, sobre todo, de desconocimiento profundo hacia el mundo del toro. Muchas veces, como usted dijo, ellos nos pretenden vender un mundo idílico.
- Sí, así es. El mundo animalista, de buenismo, nada. Es un mundo fascistoide que quiere imponer una forma de vida a todos los demás. Quieren que los animales sean iguales que los hombres… y ya ni hablar de utilizar a otro tipo de animales para que nos den leche, carne o huevos, por ejemplo. Eso para nada. Lo que pasa es que los toros es un punto de propaganda buenísimo y por eso lo escogen. Pero ellos son un poco contradictorios porque no hay nada más contrario al mundo animal que tener animales en las casas. Es la doble vara de medir y el desconocimiento de cuál es el mundo animal y su comportamiento.
- Fuera de cámaras, ¿normalidad absoluta?
- Sí, totalmente. Ante todo somos personas y yo lo único que hice fue abrirles las puertas de mi casa.
- Tras ver el programa llegué a la conclusión de que hacen falta 20 o 30 Victorinos en todos los estamentos del sector taurino. Porque esa pasión como ganadero, veterinario y aficionado ante todo, es el agua del que deberían beber muchos o simplemente reflejarse de vez en cuando...
- Bueno, hay muchas personas que tienen las ideas muy claras y que son capaces de expresarlo en el mundo del toro, lo que pasa es que nos tenemos que organizar y tenemos que darles batalla, porque ellos están muy organizados y me da la impresión, como así lo mostró el Dr. de la Cruz de la Universidad Camilo José Cela, que están financiados de una forma notable por gente que se mantiene oculta. Manejan grandes medios económicos y ante eso nosotros nos tenemos que organizar y pelear por lo que es nuestro.
- ¿Se le ocurre alguna manera de empezar, desde el punto de vista de alguien que vive por y para el toro?
- Creo que se deben hacer asociaciones de aficionados, aunque hay muchas. Estamos organizados pero tenemos que movilizarnos. Lo primero es exigir a nuestros políticos que no nos extorsionen a las puertas de las plazas. Si quieren manifestarse que lo hagan en otro sitio pero no cuando un aficionado se acerca a disfrutar de un festejo. Y otra cosa importantísima es que dejen de tener perjuicios con lo que es nuestro: con lo que es parte fundamental de nuestra cultura y de la riqueza de nuestras raíces, y empecemos a aparecer en los medios de difusión pública. Eso es esencial para que se normalice lo que se conoce como la fiesta taurina en este país.
- ¿Estaría a favor de promulgar el activismo taurino dándoles de su medicina?
- Por supuesto. Hay que hablar con los políticos como te digo y si no nos escuchan utilizar nuestras armas para plantarles cara. Desde quitarles el voto a los que nos ningunean, que hacen que se cierren plazas y nos perjudican a todos los aficionados. Pero sólo se consigue al unísono. Si es lo que nos gusta y lo que amamos, tiene que ser con todas las consecuencias.