- Todavía le debe doler la cabeza de aquella genial resaca.

- Sí. Fue un día muy especial. Son días que se tardan en olvidar, pero bueno, lo pasado, pasado está. De eso no se vive. Hay que vivir del futuro.

- El destino siempre es caprichoso y parecía que estaba escrito el día en que Salamanca volviera a ilusionarse por un torero. ¿Usted lo percibió?

- Desde luego. La ilusión que vi en el aficionado, no sólo por mí sino por la tarde en general, en el ambiente de expectación que se respiraba en Salamanca, fue inigualable. Y poder triunfar, ver a la gente tan volcada y reflejada en mí, fue algo inolvidable que lo sentí muy dentro.

- La importancia de la tarde de Arévalo, junto al nombre propio de la temporada (Morante) y el torero revelación de 2020 (Juan Ortega), escribía sobre el papel que no podía ser una más.

- Aquella tarde volvía a vestirme de luces después de mucho tiempo y era un cartel muy especial que me supuso una responsabilidad enorme, pero llegué con la tranquilidad de haber hecho un gran trabajo durante el invierno y al final, oye, salió la tarde soñada al lado de esos dos grandes toreros que has mencionado. Sin duda, fue el inicio de algo importante para el resto de la temporada.

- ¿Cómo se entera de que Morante pide a la empresa de La Glorieta su incursión en el cartel de Galache?

- Me lo cuentan mis apoderados con mucha prudencia, porque les tengo dicho que prefiero enterarme de las cosas cuando están bien atadas y totalmente cerradas. Algo me comentaron, evidentemente, pero hasta que no vi el cartel, no me acabé de creer algo tan grandioso y tan especial.

- Hablarían después, entiendo.

- Sí, sobre todo ese día. El maestro estuvo muy cerca y atento de mí toda la tarde. Me estuvo apoyando, me dio consejos y gracias a Dios eso me tranquilizó, me motivó mucho y también me responsabilizó.

- 2021 fue el año para pedir paso y 2022 debe ser cuando éste se dé. Valdemorillo ya le ha marcado el camino con el gesto de la sustitución, con casi todas las grandes ferias del año por delante sin cerrarse y a las puertas de Madrid. Mejor escaparate, imposible.

- Estoy muy ilusionado con esa sustitución que he podido coger porque creo que es algo muy importante. Es una fecha extraordinaria, una feria muy buena y llego con un invierno muy importante. Espero seguir en la misma senda y sorprender al aficionado que todavía no me conoce.

- ¿Qué ha cambiado en su interior y en su preparación en estos cuatro meses desde que sale lanzado de Salamanca?

- Nada. Sigo con la misma rutina que es la que he tenido en los últimos años y la que me ha funcionado. Todo eso se basa en una afición constante que te hace querer mejorar, preocuparse por los porqués y los intríngulis del toreo. Al final, levantarme por querer ser torero es lo que me hace feliz.

- ¿Qué persigue Alejandro Marcos este 2022?

- Seguir creciendo como torero, que el aficionado se siga ilusionando conmigo y en todos los sitios que he podido dar un golpe, refrendarlo con golpes cada vez más fuertes y un toreo cada vez más hondo. A partir de ahí radica todo lo demás, que ojalá sea asentarme en ferias cada vez más importantes y dar un paso en mi carrera.

- ¿Los teléfonos de Sevilla y Madrid han sonado ya?

- Eh... No lo sé, no lo sé. Supongo que será pronto para esas cosas. A mí no me han notificado nada, pero qué duda cabe de la ilusión que me invade al pensar en poder ir a esas grandes ferias.