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Vicente Carrillo Cabecera
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«Los débiles pagaremos el inmovilismo de los fuertes»

«Los débiles pagaremos el inmovilismo de los fuertes»

En vísperas del nuevo año, la Asociación de Ganaderías de Lidia hace balance de una temporada demasiado triste y ruinosa para la cabaña de bravo española. Su presidente, ganadero y veterinario, Víctor Huertas Vega, se reconoce como un pesimista confeso respecto al futuro próximo de la Fiesta en general y de la vida de la cabaña brava española en particular. Este lunes, el BOE publicaba la actualización de las medidas impuestas por el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca para combatir el virus de la lengua azul en todo el territorio nacional tras el último caso detectado en ganado vacuno en la comarca navarra de Elizondo. Pese a ello y sin haber indicios, de momento, de ningún contagio en las reses de bravo, Víctor lo tiene muy claro: "si tenemos en cuenta el drama que tenemos encima, éste es el menor de los males".
Darío Juárez

- Con los datos sobre la mesa, las pérdidas millonarias que ha supuesto la incidencia del coronavirus en la cabaña brava en 2020 y a las puertas de un nuevo año, ¿qué se atreve a vaticinar la Asociación de Ganaderías de Lidia respecto a la próxima temporada?

Es difícil vaticinar cuando la incertidumbre es lo que está reinando. No sabemos en qué momento se podrá empezar a dar festejos y cuando se den, en qué condiciones se darán. Lo que ocurre es que el problema no es lo que ha pasado en 2020, que ya es gordo, sino lo que va a pasar en 2021, 2022 o 2023. No se puede hacer una programación a seis meses vista. Cualquier ganadería debe hacer una programación a seis años: desde que uno sólo se plantea criar un becerro hasta que sea lidiado en una plaza. Lo único que sabemos de antemano es que la oferta está muy por encima de la demanda. En mi caso, en el mes de marzo, decidí mandar todo el ganado de saca menos los añojos al matadero. Hay muchas ganaderías que se han quedado con muchas corridas de toros, con muchas novilladas picadas y eso, realmente, es lo que va a aumentar la oferta. Eso va a ser terrible porque la demanda va a disminuir y la oferta, quizá no por dos, pero por uno y medio se va a multiplicar. El desequilibrio va a ser tremebundo y los precios van a estar hundidos, queramos o no, aún iniciando parte de la temporada.

- Quién se iba a imaginar que un virus dejaría a tantos con la ruina en la cerca de al lado...

Desde luego que sí. Sobre todo el cese de la actividad ganadera para muchos que no van a encontrar viabilidad posible para continuar. Llega un momento en que la ganadería no permite simplemente abaratar costes para salir del paso. Los más privilegiados tendrán que reducir sus vacadas a un número importante de animales, en el mejor de los casos. Porque esto no sólo va unido a una crisis sanitaria, también a una crisis económica de la que todavía no conocemos el alcance que puede tener. Desde el mes de abril me llevo haciendo una pregunta: ¿qué ayuntamiento con una crisis económica galopante va a invertir en dar festejos como daba hace tres años? ¿Cuántos ayuntamientos van a asumir ese riesgo? A las plazas grandes por supuesto que les repercutirá, entre otras cosas, disminuyendo el número de festejos, pero en los pueblos en los que se dan toros con gestión municipal va a ser temeroso. En muchos de ellos desaparecerán, claro. Soy muy pesimista porque creo que esto tiene que tomar otro rumbo y debe salir de una iniciativa de gente del toro, sin embargo, estamos muy desunidos. Los fuertes prefieren el inmovilismo porque lo suyo lo ven asegurado y los débiles seremos quienes paguemos el pato. Al hablar de débiles no sólo me refiero a ganaderos, sino matadores, novilleros, banderilleros... Todo esto va en relación a aquellos que son contrarios a bajar sus pretensiones. Si hay que dejar pelos en la gatera, los dejamos todos, no sólo unos cuantos.

El pasado día 28, se publicaba en el DOUE (Diario Oficial de la Unión Europea) el reglamento transitorio que garantizaba el pago de las ayudas de la PAC para 2021 y 2022. Después de todos los bandazos que se están viendo y sucediendo por parte de las instituciones políticas, esperemos que no sea una inocentada...

- Espero que no. Yo creo que las ayudas europeas están garantizadas, pero hay que dejar claro que no son ayudas directas a la tauromaquia, sino una ayuda compensatoria a una explotación ganadera de vacuno. Quiere decirse que dentro de ella hay animales que van a ir al espectáculo y otros que van a ir a la carne. A mí, lo que sí que me preocupa mucho es que en una situación tan dramática que está viviendo el vacuno de lidia, no se esté teniendo en cuenta por parte de la administración central ni regional en muchos sitios. Hay comunidades autónomas como Valencia, que ha dejado a sus ganaderos en la miseria, o Castilla-La Mancha en mi caso, que no han querido ni siquiera reunirse ni con nosotros ni con otras asociaciones ganaderas. Se ha subvencionado a la producción ovina y a la de porcino de ibérico, pero con nosotros se han limitado a decirnos que en el mejor de los casos pidamos un crédito. Esta es la respuesta que la directora general de ganadería de la Junta nos ha dado. Luego venden su apoyo a los toros diciendo que televisan muchos festejos, pero ni tan siquiera cuentan con las ganaderías de la región. Por tanto, si ni tan siquiera nos conceden la oportunidad de sentarnos en una reunión formal y te dicen a la primera de cambio que pidas un crédito, lo que está claro es que les da igual que la cabaña brava se muera. Sé que ahora mismo no somos un sector políticamente correcto, pero nos dedicamos a un oficio absolutamente legal y del que viven muchas familias. Al igual que nosotros, los ganaderos, los rejoneadores y dueños de las cuadras de picar están pasando por la misma situación, porque ya no es que no cobres sino que además no dejes de gastar dando de comer a los animales.

- En el mes de septiembre, el Ministerio actualizó los últimos datos de lengua azul en el sur de Francia; en octubre se detecta el primer caso del serotipo 8 en Navarra.  El pasado lunes, el BOE publica las medidas impuestas por el ministerio para combatir el virus en todo el territorio nacional. En estos momentos de ahogo por el que atraviesa el sector y más especialmente la rama ganadera, ¿de qué manera cree que puede afectar directamente ahora mismo a la cabaña?

Esto es un tema que ya llevamos arrastrando varios años, así que no nos pilla de sorpresa. A los ganaderos sí es cierto que nos lo puede complicar por el tema de las vacunaciones que se determinen según las zonas, para la cepa específica de cada zona. Pero, sinceramente, lo único que veo que nos pueda complicar más el trabajo sea el meter una vez más los animales en la manga. Y no siempre, sólo en los meses de verano donde los vectores tienen más viabilidad para el contagio. Dentro de todos los dramas que tenemos encima, es el menor, porque no creo que vaya a tener mucho más recorrido que este: vacunar según los serotipos y el lugar donde vaya destinada esa corrida o esa novillada, teniendo en cuenta unas medidas profilácticas para combatir ese tipo de patologías. Pero creo, como digo, que no va a tener mayor trascendencia.

- Entonces cree que no hay que echarse las manos a la cabeza y pensar que era lo que le faltaba por pasarle al campo bravo...

Es que es una complicación tan pequeña, comparada con todo lo otro, que nos preocupa mucho menos a los ganaderos. Si hay que sanearlos en vez de dos, tres veces o cuatro al año, pues habrá que hacerlo. Pero creo que es un trabajo al que estamos acostumbrados los ganaderos y no creo que suponga ningún gran problema para nadie. Dentro de todo el drama, la lengua azul es un mal menor.

- ¿Qué método de ayuda y prevención cree que puede aportar la Asociación como institución para proteger o dar cobijo en estos tiempos oscuros a las ganaderías?

- Nosotros tenemos unas dificultades bastante grandes. Desde la Asociación estamos intentando aunar los esfuerzos junto a otras asociaciones a nivel autonómico. Otro tipo de ayudas no podemos dar, porque no tenemos una actividad económica que permita sustentar el trabajo de nuestros ganaderos. Lo único que podemos hacer es remar en conjunto para defender el espectáculo taurino. Creo que ahí debemos hacer fuerza cuanto antes, porque somos cinco asociaciones oficialmente reconocidas y debería de haber una única voz . Por eso proponemos una federación de asociaciones.

- ¿Y las demás están de acuerdo?

Bueno, es muy complicado ponerse de acuerdo pero creo que con el tiempo se conseguirá. Algunos han propuesto desde su asociación absorber al resto y que éstas desaparezcan. Sinceramente, eso es inviable y desconocer por completo el sector ganadero del vacuno de lidia. Pero creo que los problemas de los ganaderos son comunes y debemos de resolverlos de forma conjunta. Para ello, lo más factible es la creación de una federación.

- En cualquier caso, con o sin lengua azul, y con el panorama que se cierne sobre las casas ganaderas, la reducción sistemática y obligatoria de festejos y con la incertidumbre del futuro amenazante, reinventarse ha dejado de ser una opción si se quiere salvar la tauromaquia... 

Por supuesto que no, lo que debe suponer es una obligación. Ésto, según estaba, es verdaderamente inasumible. Pero hace dos años también. Es decir, aquí no hay venido un virus a destapar nada porque esto ya se sabía. La incidencia del covid claro que lo ha puesto peor todavía pero, o nos reinventamos o nos morimos; vamos a desaparecer. Y hasta ahora no hemos sido capaces. Debemos mirar un poco atrás a la estructura que había hace 50 años: menos espectáculos pero que sean acordes con la categoría y la importancia de la plaza, devolver las novilladas con y sin caballos a los pueblos sin depender de la financiación local, sino intentar ser autosuficientes. Creo que por ahí debemos empezar, retrotraerse y adaptar aquello al día de hoy, pero buscar con urgencia una alternativa distinta al inmovilismo sistemático que hay en el mundo del toro. Toca sentarse en una mesa a calzón quitado y reinventarse.

- La sillas y la mesa de la que habla todavía todavía están por estrenar desde que se descolgó la llamada de emergencia, pero aquí nadie se sienta...

Eso es lo que más me duele. Lo he propuesto por activa y por pasiva, y "por más voces que doy", nada. Luego, encima, te toca oír a algunos decir que otra solución sería vender los toros con seis años... ¿Pero esta gente en qué mundo vive? ¿Hacia dónde va? Antiguamente lo decían ganaderos que sí eran capaces de comercializarlo, pero ahora es tirar piedras contra tu propio tejado. Dejar toros con seis años es meter un chorreo de oferta cuando no existe la demanda y lo único que consigues es tirar los precios y dañar al sector ganadero.

 

Fotografía: Aplausos

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